miércoles, 30 de marzo de 2011

Recuerdos del cielo.

Mirad el cuadro, - no sé como traerlo a mi página- de la escuela de Atenas de Rafael Sanzio. Así pienso yo que me imaginaba el paraiso cuando creía en él, con un fondo de mármoles y colores fríos. Siempre me ha parecido que en el cielo tendrían la calefacción escasa. Eso, tan carnal, de que te corra un sudorcillo por la frente o por la espalda, a pesar de ser para mí placentero, no parece muy celeste. Suponía que al llegar, (nunca dudé de que iría) me irían presentando a los santos, y a mí eso me daría un poco de vergüenza: no se me ocurriría de qué hablar con San Pedro, ni con San Agustín, ni siquiera con San Juan de la Cruz, a quien debo mi nombre, aunque sí con Santa Rita, a quien le diría que "lo que se da no se quita" pero la mayor parte de los santos son mártires y debía ser bastante aburrido aguantar que, uno a uno, te contaran las batallitas de sus privaciones, dolores y cicatrices, y el consiguiente supremo placer de haberse ganado el cielo con aquellas hazañas por las que les dieron la palma del martirio.  Hablar con Jesús me resultaba más atractivo, pero algo agobiante; no soy egoísta y me parecía un ser demasiado solicitado para que acaparase su tiempo un niño como yo. Con Dios Padre ni me lo planteaba, porque era más complejo, él ya se sabía todo lo que yo pudiera decirle, y yo no sabía nada de su vida. Las preguntas que se me podrían ocurrir darían mucho vértigo, y las respuestas, que satisfarían esas preguntas, me hacían temer que se me abriera la cabeza al comprender la eternidad, el mal, las tentaciones.
Lo más tedioso del cielo sería pasarse rezando parte de la jornada. Yo he repetido muchas veces las oraciones que me enseñaron el yo pecador el señor mio jesucristo, la salve.., algunas veces lo hacía para invocar el sueño. Conseguía dormirme, pero nunca encontré el contacto divino, era como si las palabras rebotaran en el techo sin lograr salir de la habitación. También me pasaba en la iglesia, ya he escrito que cuando más apretaba mis rezos era después de comulgar. Pero tampoco. podía calcular que en el cielo, donde no habría techo, conseguiría un contacto con Dios y una inundación de placer, de plenitud, o de santidad, pero eso me resultaba un gran aburrimiento sin-fin sin-fin, sin-fin... como una eterna comida de algodón de azúcar.  
Pero lo que a mí más me gustaba entonces era jugar al fútbol, y no se me daba mal  regatear; siendo esto una vanagloria mía, resultaría un poco humillante para el regateado que no me quitaría el balón y todavía más para el portero que no me paraba el gol. No cuadraba. Pensaba que según creciera iría aprendiendo que regatear y marcar gol no era importante y la oración si.
Ahora soy un beligerante descreído del fútbol, sobre todo de sus pompas y vanidades, pero la oración y el cielo se quedaron mucho antes por el camino.

POSDATA FREUDIANA PARA MIS SEGUIDORES CUBANOS Y DEMÁS: se me ocurre que el cielo podría ser el blog "segunda cita", Dios omnipresente sería Fidel Castro y Jesús sería Silvio y las ganas de jugar al fúbol, serían la libertad.

lunes, 28 de marzo de 2011

los miedos infantiles.

Ahora estoy leyendo un libro que compré en una oferta de lanzamiento el siglo pasado. Es de Mario Vargas Llosa y  se llama “Lituma en los Andes”. Un confeso admirador y, ya sabéis hasta qué punto defensor, de Vargas Llosa, no podía tener más tiempo en casa ese libro sin leer.
Diré que está lleno de peruanismos, y carece de un  -conveniente- glosario al final, con lo que hay que leerlo con cuidado para ir deduciendo por el contexto bastantes palabras. ¿Quién sabe lo que es un“pishtaco”?. Unas páginas adelante deduje que es una especie de personaje protagonista de El Perfume de Patrick Süskind (también recomiendo, después de la lectura del libro, la película) y también la película “El Cebo” de Ladislao Vajda, que tiene un “remake” muy bueno "the pledje" protagonizado por Jack Nicolsson y dirigido por Sean Penn que aquí creo se llamó “El Juramento". 
En cualquier caso, he entendido que  el “pisthaco” es uno de los personajes del folclore familiar que se usan para aterrorizar a los niños. No sé si eso es pedagógico, pero parece que bastantes culturas crean personajes ficticios con este fin: hacernos temerosos.
En mi infancia tengo asociado a mi tía Joaquina elaboraciones conceptuales como el “sacamantecas” “el hombre del saco” otra teñida de política: “los maquis” o de racismo: “los quinquis” todos esos podían llevarme si me portaba mal, me escapaba por ahí solo o, simplemente, no la hacía caso.
Me gustaría saber si esto de asustar puede ser conveniente para la educación y aún para la moral. Yo fui un asustado: lo que mayor terror me producía era algo que nos contaba mi madre poco antes de dormir; el reloj que había en el infierno y repetía en vez de tic-tac, “sin-fin, sin-fin, sin-fin”. No es que en sí me diera mucho miedo el infierno, (soy de pueblo muy frío y entonces la única calefacción que teníamos era una lumbre baja, de la que mi madre extraía tizones para componer el brasero. En esa misma lumbre se calentaba un puchero de agua que serviría para llenar una bolsa de agua caliente, que al principio quemaba. Pero que por la mañana me encontrabas helada, y yo en posición fetal).
He pasado frío, y además soy friolero. El infierno no me aterraba, lo que me estremecía era el vértigo de la eternidad. Especulo si con el miedo a ese reloj he salido con una gran conciencia, bueno, temeroso, cívico.
Creo que soy un hombre bien edificado en lo moral, por eso cuando iba a ser padre pregunté a otros padres laicos como enfocaban ellos esa carencia, ¿cómo introducir el valor “ser bueno porque sí”?. Uno de ellos me dijo que no se había planteado más que dar buen ejemplo. En eso ando, y creo que no me está saliendo mal. Mi hija es muy buena; defensora de los débiles y solidaria. Pero no sé como afrontará la crisis de valores y el relativismo de la adolescencia.
A mi parecer, justifico mi bonhomía filosóficamente, racionalmente; pero no sé hasta que punto, detrás de todo ello, sujetando, como la tortuga que sujetaba el mundo para los presocráticos, no estaría -o estará- ese temor.
Para terminar, hablaré de un ejemplo sencillo de otra fuerza aterrorizadora del folclore de mi pueblo: “la Tragamasa” es  la atracción fatal que sobre los niños ejercen los pozos, “no te arrimes, no te asomes, ten cuidado con las norias, no te pille la Tragamasa”. Esto es fácil de comprender: es para que uno sea prudente ante los abismos.
Supongo que los sacamantecas se inventaron para que seamos, especialmente de niños, muy cautos con los desconocidos. Lo considero conveniente, pero supongo que algo tiene que ver con la xenofobia con la que terminamos.

martes, 22 de marzo de 2011

EL TEATRO DE ORO ESPAÑOL



Conocemos “La vida es sueño” “El caballero de Olmedo” “Fuenteobejuna” “El alcalde de Zalamea”… son grandísimas obras que muchos directores y actores mediocres se creen con capacidad para poner en pie, con lo cual, demasiadas veces nos encontramos viéndolas por obligación, como quien va a una misa.
Pero cuando se hace un esfuerzo y se echa toda la carne en el asador(1), como hizo Pilar Miró con “El perro del hortelano” nos damos cuenta que la expresión “siglo de oro” no es un tópico, era verdaderamente de oro, (eso que compran ahora por todas partes  y parece el único negocio que funcione en España).
El pasado viernes pude ver un montaje del Teatro Chejov de Madrid, lleno de energía y de buenos actores de teatro, tan desconocidos, como con tan buen oficio; y como bien dirigidos. Noté claramente que estaban dirigidos -desde fuera- por un director de verdad, no un actor que monta una compañía para lucirse y se lo guisa y se lo come todo él solo.
Pusieron en pie -yo lo vi: andaban, corrían, saltaban, cantaban bailaban- dos entremeses de Cervantes: “El viejo celoso” y  “Los habladores”. Son historietas tópicas, increíbles, de personajes de un solo trazo pero con una gracia torrencial ¿y el lenguaje? riquísimo, dorado, ¿y la filosofía popular que tan bien representaba Sancho Panza? presente. 
Uno tiene ganas de compartirlo y de mirar españolamente de frente, al Sakespeare, al Moliere o al Chejov, y eso que sólo nos ofrecieron entremeses.
He mirado la página web del teatro Chejov y de su alma, Ángel Gutiérrez, el director de esta obra y de otras, y de lo que parece ser una academia de teatro. Hay mucho ditirambo, pero que sepáis que es cierto. (No tiene un nombre para recordar, yo he tenido que consultarlo de nuevo y  que apuntarlo en un papel para transcribirlo). 
Si os encontráis con el teatro Chejov, haced un hueco para verlos, disfrutaréis de clásicos vivos. Y comprenderéis el valor del oro.

(1) creo que se arruinó durante el rodaje, que incluso tuvieron que parar, para buscar el dinero con qué acabarla. Luego el éxito compensó todo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Obedézcase pero no se cumpla (1)

Como tengo audiencia internacional, necesito aclarar que hace unos años, el actual presidente del Gobierno de España dicen que se empeñó personalmente en introducir una deisciplina en la enseñanza obligatoria: se llama Educación para la Ciudadanía.
La palabra ciudadanía ha tenido éxito, al ser un término neutro, en los tiempos actuales resulta más "politicamiente correcto".
La asignatura, que versa sobre educación cívica, ha sido combatida por el Partido Popular, sus medios de comunicación afines y gran parte del entorno de la iglesia católica. La  señalan como un instrumento de adoctrinamiento en las ideas socialistas, y en el fomento de  la supuesta desintegración de los valores tradicionales: ateísmo, apología de la homosexualidad, masturbación etc.
Se ha tratado de ponerla en ridículo por los medios de esa derecha, comparándola con una asignatura de tiempos de Franco que se llamaba “Formación del Espíritu Nacional” .
Los detractores de la ley han fracasado en todos los intentos de combatirla en los tribunales.

Tengo una hija de diez años que va a una escuela pública. Coincide, estudiando y haciendo los deberes, con una amiguita de su edad, que va a una escuela religiosa. Un día la niña le preguntó: ¿qué es eso que estudias? Mi hija respondió: estoy haciendo los deberes de “ciudadanía”. La chica dijo que ella no estudiaba “ciudadanía” y declaró, que en su colegio sí hacían los exámenes, pero les daban las preguntas y las respuestas, y añadió: “fíjate que asignatura más poco seria”.
La madre de esta chica habló con mi mujer sobre este tema, y dijo algo así como que le parecía un poco pronto para plantear a los niños temas como el divorcio, la homosexualidad etc. Mi mujer le dijo que hasta ahora no hay nada de eso, y que esos días estaban tratando sobre ayudar y compartir las tareas del hogar y que nuestra hija, como consecuencia, ha mostrado su interés en hacer un huevo frito, coser un botón y asume de mejor gana que los fines de semana tenga que hacer su cama o ayudar a retirar la mesa.
-¡Ah! Pues eso está muy bien. Respondió  la madre de la chica.

Este fin de semana mi hija tiene un caso práctico muy interesante para comentar en clase, encuadrado en el tema de la amistad, y más concretamente del liderazgo dentro de las pandillas de amigos. Su libro de texto es de editorial EDEBÉ, y disculpad, porque lo resumo de memoria.
Un grupo de chicos de 12 años descubren que el siguiente fin de semana se estrenará en el cine de un centro comercial de las afueras de su ciudad la película que todos tienen ganas de ver. Varios de los que tienen el liderazgo de la cuadrilla proponen quedar en ir juntos a verla en la sesión de las ocho de la tarde.
Como la proyección acaba sobre las diez, los padres de un chico que no es de los líderes, dicen que le permiten ir, pero que al final de la película acudirán a buscarle en coche. El jovencito trata de disuadirlos porque sabe que los líderes de la pandilla le pondrán en ridículo, al ver que no le dejan ir solo. La respuesta de los padres es que si quiere que le permitan salir, irán a buscarle.
Lo comenta con su mejor amigo, que está en el mismo caso; sin embargo, ha decidido que dirá a los amigos que no le apetece ir, aunque que se quede con las ganas de ver la película, porque no está dispuesto a pasar por ese ridículo ante los líderes y los demás.

A continuación surgen una serie de preguntas sobre qué hacer: no acudir a verla, proponer al grupo y tratarles de convencer que elijan la función de las 5,30, permitir el “ridículo” de que sus padres les recojan como si fueran niños pequeños, quedar con el amigo para ir los dos juntos a esa sesión etc. etc.

Mi respuesta es que antes de rechazar una asignatura, hay que conocerla y de esta manera poder criticarla: confiar en el propio entendimiento y nunca asumir como propias las opiniones de los líderes.


(1)Ésta es una antigua expresión de la historia del derecho en Castilla, por la que las ciudades limitaban el poder del rey, sin enfrentarse a él, sin rebelarse frontalmente, pero incumpliendo sustancialmente las normas que consideraban lesivas para sus intereses.

viernes, 18 de marzo de 2011

Consejos de mi camino.

Llevo más de cuatro años y medio transitando de Béjar a Mombeltrán y viceversa.
La carretera ya no tiene secretos para mí, pero el itinerario habitual  discurre sobre un territorio de vida salvaje que aparece inesperadamente en el asfalto.
Todos los días del año hay al menos uno que yo llamo “de las culebras”; en él varios ofidios cruzan algún tramo de esos ochenta Km. de carretera que recorro. Un día de culebras tuve la desventura de no poder esquivar y atropellé una, pero esa misma jornada pasé por encima otras dos más, que habían atropellado otros. No sé me ocurre como salvar a estos pobres bichos. Y desgraciadamente para ellas al no causar daños a los humanos nadie va a hacer nada. Como yo soy poco sistemático, tampoco puedo precisar, porque nunca apunté, qué día del año ha sido, (sé que es primavera u otoño) y lo he observado dos o tres veces. Aclararé que la mayoría de las semanas solo viajo  el lunes y el viernes.

Pero esta semana, concretamente el miércoles y hoy mismo, he estado no muy lejos  de chocar con ejemplares de “Capra Hispánica Victoriae” que es la propia de esta sierra de Gredos que transito. En primavera bajan a la carretera, no sé si será a buscar algún tipo de pasto, o es porque en este tiempo aún echan sal en la carretera, que debe ser para ellas una golosina.
Son un peligro. Yo lo sé, la gente de la zona lo sabe, y los guardas forestales y guardias civiles de tráfico lo tienen que saber, pero muchos de los usuarios ocaisonales no, y bajando el puerto de El Pico podemos todos encontrarnos con un accidente grave que también matará al animal.
Estas autoridades que he citado deberían ser más sistemáticas que yo y poner una señal temporal de atención respecto de la agudización de este peligro de los venados, para que lo tuviéramos presente y con prudencia cuidáramos de la integridad de hombres, coches y cabras.

jueves, 10 de marzo de 2011

Vivimos el humus que amasen.


En esta lluviosa tarde de primavera, paseando por el pueblo de El Arenal (Ávila) me sorprendió el olor mojado a estiércol de vaca mezclado con paja. Inhalo a humo dulce, con una brizna de picantez;  y el efluvio telúrico característico de la hez: madera, liberación, renacimiento; humus.
No he aguantado más que el principio de Marcel Proust; no me pareció tan bueno como lo escribía el gran Francisco Umbral, pero  tengo que volver a intentarlo. Por cultura general sé que en la obra “En busca del tiempo perdido” se despierta la memoria por el olor de una madalena mojada en café. Como soy de pueblo, una de mis madalenas proustianas es este estiércol que he encontrado.
Ayer, haciendo memoria, recordé los anhelos de la comunión, recibir la ostia de pan sin levadura y pegarla al cielo de la boca intensamente, buscando que Dios me subiera a su cielo por ahí. Me veo volviendo castamente a mi banco y concentráncome en que aquel instante era lo máximo, como el sancta sanctorum que vi en Granada.
Desde que tenemos memoria nos pasamos recordando el resto de nuestra vida, solemos amistarnos con aquellos con los que coincidimos estética o éticamente en los recuerdos. Los agitadores nacionalistas saben de este vicio placentero: exacerban un pasado glorioso, jugándolo a su favor para agruparnos cultivando un recuerdo irracional donde “vivimos”.
Es curiosa esta forma verbal en español: sirve tanto para el presente, como para el pretérito más viejo. Ciertamente vivimos el pasado ¿O no lo vivimos?
Por haberlo contrastado, al dejar a mis amigos mis escritos sobre el  pasado común, puedo decir que no siempre lo revivimos de la misma manera. Cada cual mezcla el pasado en que vive con sus propios anhelos y frustraciones, y lo ennoblece o lo degrada, lo enriquece o lo menosprecia, seguramente condicionado por su experiencia, o por su personalidad; pero si lo recordamos, lo vivimos.
Esta mañana, escribiendo a un amigo, Teo, con el que comparto más cosas de las que creí, me di cuenta de la polisemia de “amasen”. Él y yo amasamos nuestros recuerdos entre fotos viejas. Me salió la frase “amasen los recuerdos” y pensé que amar es amasar, amasar el barro, unirlo, crear con ello, es también amarlo; quizá darle un soplo humano o divino. Los músicos amasan los sonidos, la armonía es una forma de amor. Es lo suyo: que los músicos amasen los sonidos. Comeremos el pan que amasen. Nuestro pan, nuestro amor, nuestros recuerdos, nuestra música, serán los que amasen con amor.

Somos seres políticos en el sentido aristotélico,  porque recordamos nuestro pasado, valoramos las experiencias de la sociedad y las propias. Entonces opinamos, elegimos para el presente, para el futuro. Los niños no son seres políticos hasta que no tienen recuerdos. La pertenencia a un país es la pertenencia a un pasado. Los extranjeros no son paisanos hasta que tienen pasado en nuestro país. Ser de algún sitio definitivamente es tener algún muerto enterrado.
Mi  infancia  está enterrada en Cardeñosa (Ávila), bajo el humus que, mojado, me trae melancolía.

domingo, 6 de marzo de 2011

Generación Y

Mi relación con Cuba no es en la proporción tan grande que ha salido en este blog.
Como yo me definía siempre como de izquierdas, el comunismo de la isla me parecía más cálido, más entedible que el de los países del telón de acero. Y con superior bienestar a los países centroamericanos. Nunca lo ataqué y creo que siempre habré tratado de defenderlo en las discusiones políticas que haya habido en mi entorno.
Luego estaba la huella de la obra de Silvio y los demás cantautores, y Leo Brouwer, el compositor-guitarrista-director, a quien, seguramente,  habrán llamado el George Martin de la Nueva Trova, (este hombre me respondió una carta, que algún día os escanearé). Tambíen leí varias novelas de Alejo Carpentier;  no he podido con Paradiso de Lezama Lima. Tengo grabadas muchas películas de un ciclo que pusieron de Tomás Gutiérrez Alea, y también tengo cintas de Iraquere, la Orquesta Aragón, etc.
Pero uno se va desengañando, además los cubanos que he conocido personalmente y a través de otros, me han defraudado.
Hará menos de un año que llegué a escribir a un amigo que no me importaba nada si se hundía esa isla, que sólo me interesaban Silvio y compañía.
Pero precisamente él me ha colocado en el bando de los gusanos y ahora me interesa Cuba. Ahora quiero a Cuba y aprecio a otros cubanos. Tengo hasta una misteriosa "amistad cubana": Lágrimas Negras.
Desde hace unas semanas estoy leyendo, despacio y disfrutando mucho, a la excelente escritora que es Yoani Sanchez, cuyo blog "generación y" quiero recomendaros. Me parece verdad. Como está tan cuidada su escritura no aconsejo que leáis más de 4 ó 5 entradas por sesión. Pasa como en los libros de cuentos, o los de poemas, hay que espaciar la lectura, digerirlos; no se deben leer de corrido como una novela.
Si algún día canonizan esto de los blog como un género literario, creo que debería considerarse lo que hace esta mujer como el modelo.
Lo digo con un poco de pesar, porque uno quisiera ser escritor y siempre ve a los de su edad como competidores y tiende a hacerlos de menos; pero me rindo y declaro que esta mujer, a pesar de haber nacido once años antes, es mucho mejor escritora que yo y merece todo lo bueno que le pase a su obra.

jueves, 3 de marzo de 2011

Admiro a los historiadores.



Dicen que Paul Preston, el autor de la mejor biografía de Franco (otro libro que recomiendo) soñaba con que conocía personalmente a  Francisco Franco Bahamonde.
Yo no sueño, porque me quita mucho sueño, el estar haciendo una historia de de las Cinco Villas con antecedentes, república, guerra civil y posguerra, y no saber si podré armarla satisfactoriamente.
Creo, razonablemente, que tengo ya todo lo que puede llegar a conseguirse. En buena parte ya lo he escrito -desordenadamente- en el ordenador, pero hay cintas de casette, grabaciones digitales, fotocopias y fotografías de documentos, que tengo que revisar, y por supuesto, el estilo. Aparte de eso, están las cosas que me han contado y no he grabado, las ideas previas que yo tengo sobre la guerra: mi bagaje: eso que he leído en muchos libros, revistas, documentales... y la idea central de que no me demanden los descendientes, ni los periódicos que citaré; y  tampoco quiero que me consideren al libro de una tendencia política, sino un estudio bien hecho, objetivo y ecuánime.
Tengo las piezas del reloj que he de inventar. Algunas no valen y faltan otras que quizá no sean esenciales; pero puede andar. Otra imagen: es como si me hubieran dado la mayoría de los compases de una sinfonía,  pero desordenados. Tengo que hacer música que funcione como historia de datos y como narración, y además que reividique a las víctimas; se lo debo especiamente a ellas, porque me han ayudado mucho y para bastantes, ha sido doloroso.
Pero hay muchos personajes: de unos sé muy poco y de otros varios folios, lo mismo sucede con la documentación de cada municipio. De unos ayuntamientos he podido ver mucha correspondencia, (en Santa Cruz del Valle, pero allí las actas de los plenos municipales no existen) y de otros sólo tengo esas actas municipales (San Esteban y, parcialmente, de Cuevas del Valle) De Mombeltrán no tengo correspondencia municipal, pero sí los expedientes de las elecciones y la documentación de la Junta de Libertad Vigilada. De Villarejo tengo poco escrito, poca correspondencia y pocas actas.
Creo que si fuera un historiador profesional, (un catedrático de historia) pondría a todos los becarios del departamento a trabajar y me dedicaría a corregir y a poner el nombre.
Muchas veces pienso que con esta bruma nunca voy a conseguir dar forma a este libro.
Los que me seguís puede que recordeis que estaba leyendo la biografía de Miguel Ángel de Giovanni Papini. Pues todavía sigo, es larga y prolija, hay partes en latín y partes en italiano, me canso de tantos personajes que circundaron al Buonarroti. Imagino la cantidad documentación que tuvo que reunir en su cabeza este escritor. Me duele la cabeza y a veces pienso en dejar de leer la biografía.
Pero abandono la idea enseguida, ahora respeto y sé lo duro que es hacer un libro de historia riguroso.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Y sin embargo no creo en dios. Debiera pensármelo.

Recientemente me compré unas gafas y como las he pagado caras, tomo cautelas para evitar que se me caigan cuando me agacho, o al moverme bruscamente.  Constato complaciente lo bien que están diseñadas las orejas y la nariz para soportar este artilugio tan necesario ahora para mí. Si fuéramos un perro, o una  vaca, o incluso un animal más parecido, como el chimpancé o el gorila, lo tendríamos mucho más dificil. Esto es una simpleza, pero no lo es que la tierra tenga su eje torcido, pues la causa de que tengamos estaciones es esa aparente disfunción. ¿No es maravilloso que exista esa diversidad de cultivos? ¿No es excitante para nuestra vista, nuestro olfato, que  exista esta variedad de colores, de olores? Además,  hace que el planeta sea en mayor proporción vivible al ser regalada por la energía solar, aunque sea alternativamente, una mayor superficie.
También es genial que existan los imanes: un capricho de la naturaleza que siempre me pareció mágico; no los entiendo, desde pequeño que jugaba con ellos, hasta ahora. Existen porque sí y ello es un regalo. Miles de millones de motores eléctricos y dinamos que tanto nos facilitan la vida, llevan imanes. Sin las propiedades de este metal no tendríamos esos beneficios; no sé como nos las arreglaríamos.
Y los combustibles fósiles, (menudo regalo, hasta que se acaben) gracias a ellos podremos haber construido todo el mundo,  puentes, puertos, carreteras.., transportado infinidad de materiales y nos hemos calentado, nos seguimos calentando, transportando. Los hombres podríamos haber aparecido en la tierra cuando aún no se hubieran formado. Pero por azar llegamos aquí cuando estaban en su punto.
La tierra nos regala la lluvia refrescante y el sol caluroso, y lo hace con bastante equilibrio: tenemos montañas y bosques que hacen que el agua circule y también que se conserve, que no escape inmediatamente. Y la nieve es otro juguete soberbio.
Quiero dar gracias a la vida tan maravillosa, pero lo que me parece más increíble es que las sonrisas de mi hija sean sólo química, electricidad; una simple consecuencia de la materia, de una explosión inicial (el famoso Big Bang) el tiempo, el azar y la necesidad: dudo que no haya nada divino en ella.


PD. el pasado jueves 24 estuve oliendo las mimosas en flor. Seguro que, en unos años, podré invitaros a su olor en el blog, pero, de momento, conformaos con verlas.

Sobre literatura, cine y suicidio.

Yo doy mucho en pensar algunas cosas. Anoche he dado vueltas sobre si en mi perfil debería haber enumerado una lista de películas y libros. Aunque los títulos que he puesto son importantes, fueron los que encontré ayer más a mano en mi memoria; hay muchos más, injustamente preteridos.
Ahora voy a escribir del libro que más influyó en mí: "Las desventuras del Joven Werther" de Goethe. Considero que es una lectura que debería estar prohibida para menores de 25 años; y yo tuve la desventura de leerlo a los 15 ó 16.
El Werther es la consagración de un amor romántico en el que el protagonista, (y no lamento nada destriparlo) se suicida, y su acción deja en el lector el regusto de que comete, no una estupidez, sino una obra de arte. Además, con la desesperación amorosa y la final inmolación del héroe, se produce la alquimia de convertir a la adorable amada, en la mala insensible que tendrá merecidos remordimientos para la eternidad, por no haber accedido a irse con el jovenzuelo artista, dejando a su marido e hijos.
El libro, por supuesto, está muy bien escrito -a mí me gusta sobremanera el género epistolar- y en su tiempo se que causó gran empatía, con las consiguientes imitaciones, que habrán continuado goteando a lo largo de estos dos siglos.
De aquella manera, el suicidio poético se me postuló como una manera de trascender literariamente (por aquellos años yo andaba en la crisis de descreimiento de Dios y del cielo), y yo tengo especial interés en trascender (no sé si se me nota).
Total, que la idea del suicidio se me quedó como una benigna salida y el amor platónico como el principal motor para lograrlo: o la felicidad o el suicidio.
Llegué tarde a la masturbación y juro que nunca lo hice con mis amadas platónicas, que me inspiraban sólo un largo beso de The End. También llegué, mucho más tarde, al sexo y eso que soy simpático, y era proporcionado y guapo. Cuando miro las escasas fotos de aquella época, concluyo que mi adolescencia corpórea fue un desperdicio para el género femenino. Con el paso de los años, repasando actitudes y propuestas, me di cuenta de que hubo algunas chicas que lo intentaron conmigo, pero mi despiste y mi seguimiento a los vahídos del profeta Werther, hicieron que perdiéramos aquellas oportunidades.
Por otro lado, hasta que no viví de cerca suicidios no me di cuenta de lo terrible que es eso.

No me influyó, y no es una obra maestra, pero existe y ha tenido considerable éxito, una película de Sofía Coppola que se llama "Las vírgenes suicidas"; es bonita, pero igual de peligrosa para la adolescencia que el Werther o la anorexia. Lo peor es que me parece que está dirigida a ese mismo público que puede hacer tanto daño. Porque su mensaje no tiene vuelta de tuerca. Y eso de matarse no es estética, ni una broma.

martes, 1 de marzo de 2011

Inauguro mi perfil.

Aunque se me pudo ver tocando la guitarra en esta pantalla, he decidido poner esa foto que me hice ayer en el espejo convexo que permite aumentar la visibilidad al salir del camino hormigonado de Villarejo del Valle a la carretera que une Mombeltrán con el puerto de Serranilllos. Tengo la ventaja estética de, gracias al frío, tener un gorro negro puesto.
Detrás de mí, deformada, está la pared del Torozo que es el objeto que más he fotografiado. Calculo que no serán menos de dos mil las fotos que tengo.
Luego estos señores de google me invitaban a poner películas y libros. He puesto unas cuantas para que os hagáis una idea de mis gustos.