jueves, 3 de marzo de 2011

Admiro a los historiadores.



Dicen que Paul Preston, el autor de la mejor biografía de Franco (otro libro que recomiendo) soñaba con que conocía personalmente a  Francisco Franco Bahamonde.
Yo no sueño, porque me quita mucho sueño, el estar haciendo una historia de de las Cinco Villas con antecedentes, república, guerra civil y posguerra, y no saber si podré armarla satisfactoriamente.
Creo, razonablemente, que tengo ya todo lo que puede llegar a conseguirse. En buena parte ya lo he escrito -desordenadamente- en el ordenador, pero hay cintas de casette, grabaciones digitales, fotocopias y fotografías de documentos, que tengo que revisar, y por supuesto, el estilo. Aparte de eso, están las cosas que me han contado y no he grabado, las ideas previas que yo tengo sobre la guerra: mi bagaje: eso que he leído en muchos libros, revistas, documentales... y la idea central de que no me demanden los descendientes, ni los periódicos que citaré; y  tampoco quiero que me consideren al libro de una tendencia política, sino un estudio bien hecho, objetivo y ecuánime.
Tengo las piezas del reloj que he de inventar. Algunas no valen y faltan otras que quizá no sean esenciales; pero puede andar. Otra imagen: es como si me hubieran dado la mayoría de los compases de una sinfonía,  pero desordenados. Tengo que hacer música que funcione como historia de datos y como narración, y además que reividique a las víctimas; se lo debo especiamente a ellas, porque me han ayudado mucho y para bastantes, ha sido doloroso.
Pero hay muchos personajes: de unos sé muy poco y de otros varios folios, lo mismo sucede con la documentación de cada municipio. De unos ayuntamientos he podido ver mucha correspondencia, (en Santa Cruz del Valle, pero allí las actas de los plenos municipales no existen) y de otros sólo tengo esas actas municipales (San Esteban y, parcialmente, de Cuevas del Valle) De Mombeltrán no tengo correspondencia municipal, pero sí los expedientes de las elecciones y la documentación de la Junta de Libertad Vigilada. De Villarejo tengo poco escrito, poca correspondencia y pocas actas.
Creo que si fuera un historiador profesional, (un catedrático de historia) pondría a todos los becarios del departamento a trabajar y me dedicaría a corregir y a poner el nombre.
Muchas veces pienso que con esta bruma nunca voy a conseguir dar forma a este libro.
Los que me seguís puede que recordeis que estaba leyendo la biografía de Miguel Ángel de Giovanni Papini. Pues todavía sigo, es larga y prolija, hay partes en latín y partes en italiano, me canso de tantos personajes que circundaron al Buonarroti. Imagino la cantidad documentación que tuvo que reunir en su cabeza este escritor. Me duele la cabeza y a veces pienso en dejar de leer la biografía.
Pero abandono la idea enseguida, ahora respeto y sé lo duro que es hacer un libro de historia riguroso.

3 comentarios:

  1. Ese monumento... nunca me acerqué a él, ni sabía que tenía tantos símbolos. Hasta la banderita formada con ladrillos. Por ahí estuvieron unos pueblerinos, en el mejor sentido de gente del pueblo, alguno sólo tendría una escopeta de caza, contra un ejército frío y calculador.
    Ese monumento tendría que irse al carajo.

    ResponderEliminar
  2. Los símbolos parece que estaban bien elegidos... yugo y flechas, crucufijos... cosas pretéritas como reacción contra la razón. Yugos para todos, flechas contra los que rechistaran y crucufixión de todos los humildes de corazón. Y en esas siguen nuestros "cristianos" obispos. Lástima no volviera el Mesías y los echara otra vez del templo.

    ResponderEliminar
  3. Dan ganas de promocionar tu blog en cierto foro de la Villa o en los facebook de la gente de ese Barranco. Pero algunas cabezas se pondrían muy calientes y habría actividad volcánica en el Torozo.
    La verdad, es que viendo lo de esta España nuestra con su historia, ya pueden los cubanos armarse de paciencia porque tienen cien años por delante para discutir de sus cosas.

    ResponderEliminar