martes, 15 de noviembre de 2011

Desaparezca el senado

EL SENADO ESPAÑOL PARA EXTRANJEROS

Escribo de memoria. En España ha habido diez o doce constituciones. En la primera, la de Cádiz, cuyo 200 aniversario se va a celebrar el año próximo, no había senado. Tampoco en la constitución de la República. El resto de constituciones nacen de concesiones reales, o de temerosas restauraciones democráticas, por ejemplo: en la ley de reforma política había “senadores por designación del rey”. En todas éstas, como en la actual, el senado ha tenido un papel de contrapeso entre el interior más seguro o “España Profunda” que está cada vez más despoblada y es conservadora, y la periferia o lugares fabriles, donde no se sabía qué iba a pasar con los votos.

De esta manera en las próximas elecciones en la provincia de Soria, que no creo que llegue a 100.000 de habitantes, se eligen cuatro senadores, lo mismo que en Madrid o Barcelona, que rondarán los cinco millones.

Yo siempre he vivido en pequeñas provincias, con lo cual mi voto al senado vale 10 ó 20 veces más que el de un madrileño o barcelonés. No me parece justo.

Las funciones del senado son releer las leyes que vienen del congreso y vetarlas, modificarlas o aprobarlas.   También tienen una competencia excepcional, que no tiene el congreso y que nunca se ha usado: con una  mayoría cualificada, se puede “meter en cintura” a una comunidad autónoma que se desmande.



Y PARA ESPAÑOLES.

Realmente el senado es un comedero de políticos, -aparte de la burocracia que lleve- y un generador de cuantiosas pensiones para ellos, que no van a tirar piedras hacia su propio tajado. En estos momentos de crisis en los que se están suprimiendo y van a seguir suprimiéndose gastos importantes, es una ocasión ideal para que los españoles de toda condición, emprendamos el camino para liberarnos de este gasto superfluo.



Como la mayoría de los ciudadanos estimo muy importante la representación política. Por eso, aunque considero igual de prescindible el parlamento europeo, los autonómicos, y los diputados provinciales, no me parecería justo pedir que la gente no exprese su opinión política en unas elecciones a estos órganos.

Ahora tenemos la ocasión de votar: en el congreso se elige al presidente del gobierno y se le controla con las mociones de censura, a la vez que se discuten las leyes. Votar al congreso nos garantiza que, mejor o peor, nos represente alguien que hemos elegido, mientras que votar al senado nos representa lo mismo, y no añade más que gastos. Es más: de alguna manera, votándoles, expresamos que estamos conformes con la existencia de esa cámara.



Por eso quiero pediros que votéis al congreso a quien os dé la gana, pero que no votéis al Senado. Hay varias maneras: no depositando sobre, entregarlo sin papeleta dentro,  o que en la papeleta no se ponga ninguna x, si se escribiera un mensaje, un papel diferente, una broma, el voto se cuenta como nulo, ésta no me gusta. Mi preferida es la primera porque así se da menos trabajo a la gente que esté en el recuento, aparte de que uno demos la cara por este ahorro. También en la papeleta al senado de Salamanca he visto que existe una candidatura llamada “Escaños en Blanco”  que tiene tres nombres; esto me gusta todavía menos. Pero cualquiera de estas formas es un mensaje que sólo se puede interpretar como rechazo a esta cámara alta, a todas sus pompas y vanidades. Espero que al final, si alguien tiene a bien sumar todas estas maneras de rechazo, seamos algunos cientos de miles de personas.



Nadie se haga ilusiones de una catársis, es un objetivo que no se conseguirá en este momento -hay que reformar la constitución-, pero es la manera correcta y adecuada de iniciar el camino.

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