miércoles, 29 de febrero de 2012

ASPECTOS Y PARADOJA FINAL

Perdón por la contumacia. ¿Es posible que Urdangarín, a sus 30 años,  con sus estudios de económicas, se deje manejar por un entorno que explotó no sólo su persona, sino la imagen aledaña de la monarquía?
Puede que el antiguo balonmanista tenga la cabeza algo pequeña en proporción a su enorme cuerpo, pero yo no me creo su ignorancia de los dineros que se traficaban a su alrededor. ¿De donde le salió el desproporcionado palacio que compró y reformó en Barcelona?

Pienso en los cuatro hijos que tiene, alejados, por la presunta adicción al dinero fácil de las compañías de su padre, de los mimos de las abuelas y de su abuelos Urdangarín y Borbón. Es un sacrificio que tu abuelo, el rey,  mande a tu padre emigrar a Estados Unidos para alejarle de las tentaciones –presuntamente- de llevarse dinero de su ducado de Palma. (Cómo han cambiado los tiempos: en pasados siglos, los duques no sólo explotaban económicamente sus rentas de su ducado, sino ejercitaban el derecho de pernada)

Aunque, con humanidad, también pienso que el extrañamiento habrá tenido su lado bueno para esa familia. Allí habrán podido hacer una vida más normal, más íntima, más libre; alejados de la notoriedad española.
 

Y así se dio la paradoja de que por –presuntamente- usurpar dinero público, en lugar de ganarse la cárcel, Urdangarín recuperó la libertad.

lunes, 27 de febrero de 2012

SOBRE LA MONARQUÍA, EL EJEMPLO Y LA EXPIACIÓN



Se me ocurrió publicar un texto semielogioso hacia la monarquía y el príncipe, y esa misma semana les estalló el “caso” Urdangarín.

Para mis seguidores extranjeros les resumo que Urdangarín es un importante jugador de balonmano de origen vasco que se casó con una hija del rey Juan Carlos. No tengo duda de que la relación fue fruto de la orientación de una política matrimonial de la Casa Real, en la que colocaron a una hija en Barcelona, con la idea de que se casara allí con un catalán, para que la familia real se abrazara simbólicamente a esa tierra con sentimientos nacionales tan propios. El elegido fue –carambola a tres bandas- este balonmanista vasco –además, sabe hablar catalán-, que jugaba en el F.C. Barcelona y en la selección española. La boda se celebró en la catedral barcelonesa.

Sucede que Iñaki Urdangarín, a quien nombraron junto a su esposa Duque del Palma de Mallorca, se ha dedicado –presuntamente- a rentabilizar su relación matrimonial, montando una empresa de intermediación, asesoramiento y explotación de su imagen, con desproporcionadísmos beneficios en relación con lo que ofrecía. Su nicho natural de actividad fue la isla de su ducado y la vecina Comunidad Valenciana, cuyas autoridades –procesadas por corrupción y desvío de fondos públicos- pagaron a precio de oro el oropel que se les vendía. Estos asuntos se articulaban a través de una fundación “sin” ánimo de lucro, (estaría feo que el Duque de Palma, yerno del Rey de España, al final de la función pasara la gorra) cuyos inconfesables beneficios -presuntamente- se desviaron en parte a un paraíso fiscal de los menos conocidos: Belice.



Parece que estos manejos fueron descubiertos –presuntamente- por la Casa Real en el 2006 y para –presuntamente- apartarle de su propensión a esos negocios, le buscaron un puesto en Estados Unidos como directivo de la multinacional Telefónica. Pero el escándalo estalló al investigarse los enormes gastos de la gestión –muy presunta- del presidente de la Comunidad Autónoma cuya capital es Palma de Mallorca. Como aquello era un estallado géiser de dineros desviados, muy conocido de hace tiempo en España, -se llamaba caso Palma Arena- no se pudo tapar.



El pasado sábado 25 de febrero, el Duque fue citado a declarar en Palma. Apareció con una delgadez acusada, imagen seguramente estudiada para inspirar conmiseración y, con el oficio de saber salir a una cancha hostil –con su equipo, el Barcelona, tuvo que hacerlo en muchas ocasiones a lo largo de su vida deportiva-, caminó treinta metros entre los insultos del público y se dirigió al nido de micrófonos que le esperaba, para hacer una declaración. En ella, con una cadencia e impostación muy parecida a la que utiliza su suegro el rey, dijo algo así como que venía a aclararlo todo.

Según se ha informado todas sus aclaraciones son que él no sabía nada de los tejemanejes sobre los que le preguntaban, que eran cosa de sus subordinados, que abusaron de su confianza, de su firma y de la de su mujer, de su imagen. Una estrategia clásica de defensa, que le dará mejores resultados cuanto más quieran asumir esas culpas aquellos subordinados. Para describir este asunción de culpas en español moderno se usa la expresión “comerse el marrón”. Probablemente habrá un “cabeza de turco” que se “coma el marrón” y el Duque Urdangarín saldrá “de rositas” esto es: libre de toda culpa judicial.



Sin embargo es algo muy peligroso para la monarquía española, nunca desde el siglo XIX con raíces muy profundas. Por de pronto, ya han tenido que modificar cosas: el rey tuvo que referirse a ello con cierta dureza en su discurso de navidad, además como consecuencia de este escándalo han tenido que publicar sus cuentas, que antes eran opacas.

Pero el hecho de que el yerno salga absuelto puede resultar muy caro para nuestra monarquía, que teóricamente no manda nada, aunque existe el arcaico adagio, muy contrario a la división de poderes, que dice, “por allá van leyes, do quieren reyes” y alguien, muchos pensarán que su suegro el rey, es quien –con su larga mano- le habrá salvado.

La carestía de esa absolución es que no será entendida por el “pueblo” que, aunque no practicante, sigue teniendo sustrato católico. La monarquía como institución viene siendo de origen divino y los reyes españoles son todavía los reyes católicos; estas cosas subyacen: resulta que dios padre no dudó en entregar a su hijo al sacrificio de la cruz, y no lo hizo a pesar de que le pidiera “aparta de mí este cáliz”. En esta pasión Dios Padre es el rey omnipotente e intocable y Urdangarín haría de Jesucristo. Si se salva Urdangarín por las triquiñuelas o por la prescripción o porque otro “se come sus marrones”, su conducta no será ejemplar, ni digna, ni respetable ni “divina” y la gente dejará de querer a la institución y a la familia real. Y este es casi el único patrimonio que tienen.



Las absoluciones, el irse “de rositas”, es algo que hace más daño a la justicia y a la estimación de la gente, que la condena.  Se ha visto en el reciente “caso de los trajes”, del que no voy a escribir.

Cuando alguien es condenado y expía su culpa, da un poco de pena ser tan duro con él: saldrá con la mancha y la humillación de la cárcel, pero ha pagado y la gente siente que la justicia, el estado, sirven para algo. Sin embargo si uno se burla, como el Tartufo de Moliere, se lleva los odios del público. Era interesante para la monarquía francesa del XVII –borbones también- que Tartufo fuera condenado, aunque no lo fuera por las leyes, que las había ganado todas con sus perfidias, sino por la arbitrariedad final del rey: justo por encima de la propia justicia de los hombres.



(Me atrevo a pensar que el final de la obra teatral es bueno para todos los actores que han representado Tartufo. Puede que algún espectador que viera por la calle al actor y le reconociera, quisiera agredirle. Con la condena hasta el humilde actor gana tranquilidad por la expiación)



En la historia de España existe una absolución que pudo haber costado muy cara a la monarquía, al punto de que quizá fuera una del conjunto de causas que trajeron la República en 1931.

En julio de 1921 un  ejército expedicionario español se internó por imprudencia de sus oficiales en Annual, (Marruecos). Cayeron en una emboscada y fueron masacrados y después salvajemente mutilados. Muchos oficiales pudieron huir. La mayoría de los muertos eran soldados de reemplazo y el “pueblo” que lo sufrió, hizo  romances y canciones sobre la crueldad de los moros y la cobardía de los oficiales: estaba clamando justicia. Resultaba un gran escándalo; además, algunas de las armas con las que moros nos masacraron, les habían sido vendidas por oficiales españoles que hacían contrabando con ellas. Se nombró una comisión informativa, el llamado informe Picasso, que exculpó a los oficiales de la catástrofe. Los tribunales militares también absolvieron a los responsables, que se fueron “de rositas”.

Pero mucha de la gente humilde, se quedó con la copla de la injusticia sin expiación, y en las primeras elecciones que pudieron, castigaron a la monarquía.




viernes, 24 de febrero de 2012

SOBRE LA REFORMA LABORAL ESPAÑOLA

Hace varias páginas escribí que era necesario revolver el problema del paro y llegó por fin la reforma laboral de 64 folios, que no me he leído. Sin filtraciones previas, se conoció en los mismos días que de la condena al Juez Garzón: noticia muy impactante, cuya fecha de aparición se podía calcular, y que amortiguó la reacción a la reforma. Por ese deseo de envolverla, no termino de retirar la frase de que “al frente de España necesitamos un valiente y yo creo que nos ha tocado un cobarde”.

Sin embargo la reforma, aunque equivocada, no es cobarde; más que eso: es temeraria.



Se dice, y es verdad, que los empresarios en España tienen pavor a contratar de modo indefinido (y, actualmente, temporal también). La razón era que para despedir había que pagar una gran indemnización 45 días por año trabajado, con el límite de 42 mensualidades: casi 4 años de trabajo, que es mucho. Esto produce rigidez y el recurso ilimitado a contratos temporales, y rotación de trabajadores para que no adquieran los derechos del contrato indefinido.

Para paliar ese miedo a contratar debía retocarse esta cifra. El retoque ha sido razonable: se baja a 33 días. Sin embargo, existe otra vía, la del despido objetivo, que será por 20 días, con el límite de 12 mensualidades, por unas causas tasadas que antes tenía que valorar y aprobar la autoridad laboral y ahora va a ejecutarlas libremente el empresario. Si los trabajadores no están conformes, deberán defender su derecho desde fuera de su puesto de trabajo, impugnándolo ante los tribunales (y  gastando dinero en abogados).

La relajación que se ha producido de las causas objetivas y la posibilidad del empresario de tener la iniciativa de poner a sus trabajadores en la calle, hace que el derecho al trabajo se haya jibarizado, (soy consciente de lo que he escrito: los jíbaros no sólo reducen la cabeza, antes matan al jibarizable). A partir de ahora el trabajador deberá ser más sumiso, estará siempre en el aire, porque el empresario puede, alegando que se han reducido las ventas tres trimestres consecutivos, (todas las empresas españolas actualmente pueden hacerlo) echar a cualquiera por un módico precio. Los conflictivos y los viejos primero, por supuesto, pero también las mujeres que cometan el error de ser madres.

Esto va a producir, en los próximos años, más paro nuevo que nuevos trabajos, porque, (además de la crisis), muchos empresarios aprovecharán para ir deshaciéndose de aquellos trabajadores.



MÁS EFECTOS INDESEABLES.

Ya he dicho que esta reforma reducirá la natalidad en el país del mundo que la tiene más baja: sólo tendrán hijos las amas de casa tradicionales y las adolescentes que se queden embarazadas y no aborten.

Y los hijos son importantísimo motor de la economía: primero está la alegría que dan, el deseo de proporcionarles lo mejor, los regalos de tíos y abuelos. Los niños son el futuro, la ilusión de vivir, de enseñar, de viajar, la fiesta, la animación. Los españoles nos extinguiremos a medio plazo.



Otro detalle de la reforma es que las empresas y administraciones públicas también pueden aplicar estos despidos sobre su personal laboral fijo, con la indemnización máxima de 9 meses. No cabe duda de que es justo que todos seamos iguales ante el despido. Pero sucede que muchos de los que trabajan para estas administraciones han conseguido su empleo sudando la “gota gorda” y compitiendo con otros para conseguir ese trabajo indefinido. Verse despojado del puesto a cambio de nueve meses de indemnización, creo que implicará el odio eterno irremisible por parte del trabajador a quien le expulse del paraíso de tranquilidad al que creyó arribar en el momento en que aprobó. Por eso, no creo que se ejercite mucho por las administraciones. Pero ahí está la incertidumbre.



Pondré mi propio ejemplo. Nosotros no nos compramos casa hasta que mi mujer aprobó la oposición. Mi actual paro no es dramático, ni lo será cuando deje de cobrar, pero en el caso de que echaran a mi mujer, la situación daría un vuelco peligroso.

¿Cuál es la decisión más lógica ahora para nosotros? Restringir el consumo; ahorrar en previsión de ese futuro, no cabe duda.

Puede que este sea el efecto más perverso que traiga esta reforma laboral: la caída de la demanda interna. Hay millones de empleados públicos y sus familias que, desde ahora, están en vilo; no comprarán un coche nuevo, restringirán sus vacaciones, no irán al restaurante, no renovarán su armario, tomarán menos cerveza, menos vino...

Porque eran la mejor parte del consumo: personas que tenían la vida resuelta y podían plantearse gastárselo todo -vivir al día- , porque siempre había un primero de mes en el que la administración pública no iba a fallarles.

Incluso los bancos que les han concedido créditos para sus hipotecas deberían pasar a estos clientes,  que tenían un sueldo seguro del que embargar, al apartado contable de “pagadores algo dudosos”.

Por supuesto, ya no les van a conceder el mismo crédito.



No voy a ser tan fatuo como para pensar que estas circunstancias no hayan sido tenidas en cuenta  por el gobierno de Rajoy. A lo mejor es una decisión valiente y acertada y todo esto dentro de cinco o diez años se sanea, es más competitivo, más fluido y libre y nos proporciona bienestar a la mayoría, pero estoy seguro de que muchos se van a quedar por el camino. No sé como recogerán a tanta gente de la cuneta.

Esperemos que sean muchos más los que ganen, que los que pierdan. El único miembro del gobierno actual que sepa yo que haya trabajado en una empresa privada es el Ministro de Economía. Se llama Luis de Guindos y va por Europa explicando las bondades de la reforma.

Pero arrastra otro indicio indeseable: su empresa se llamaba “Leaman Broders”.

miércoles, 22 de febrero de 2012

SERVICIOS PÚBLICOS PRIVATIZADOS: UNA MORALEJA


Hay bienes públicos esenciales para la vida: el aire, la libertad, el agua..., que siempre han sido comunes.

El agua nos es arrojada desde el cielo, y configura los ríos, los arroyos, los acuíferos. Parece que según la ley el agua es pública; en los derechos de riego, el abastecimiento de las ciudades, lo que se paga es su gestión, su manejo. En contrapartida el elemento agua también es inocente de  las humedades, goteras y riadas; luego no nos podemos quejar a su dueño, que ya hemos dicho que no tiene, aunque nos pueda costar mucho dinero arreglar sus desperfectos.

En las últimas décadas en las ciudades grandes y en los pueblos medianos, la gestión del agua canalizada hacia las poblaciones se convirtió en un negocio privatizable y muchos ayuntamientos, como el de Béjar donde vivo, lo dejaron (no sé a cambio de qué) en manos de empresas para que hicieran negocio.

Aunque este año tenemos sequía, Béjar está en un valle bien surtido de agua y el elemento no se cuida como si fuera un bien precioso. Es que hay de sobra. Pero ya empieza a estar mal visto, gracias a la tímida cultura ecológica que se nos intenta inculcar, el despilfarro de agua canalizada; además cuesta dinero captarla, tratarla, mantener las cañerías...

 Más o menos donde está el rectángulo amarillo está la arqueta donde se pierde el agua, aqui a la izquierda se ve un regato. A la izquierda está el edificio donde vivo





Tenéis que disculparme por lo mal ciudadano que soy: desde septiembre supe que había una fuga de agua enfrente de mi casa, de muchos miles de litros diarios. Resulta que los de la empresa concesionaria nos cortaron el suministro para intentar reparar la fuga, pero no lo culminaron; lo dejaron corriendo bajo una arqueta que lo conduce al desagüe y, no siempre soy un ejemplar ciudadano, me he olvidado de ella. Desde ahora voy a ponerme a ello, pero, en estos meses, como el Ayuntamiento de Béjar, yo había delegado en el interés de la empresa concesionaria, la responsabilidad del despilfarro.

(Añadiré que, mientras tanto, varios convecinos míos han comunicado verbalmente la persistente fuga a las autoridades municipales, que alegan su incompetencia sobre el asunto).

Esta mañana acudí a la empresa del agua, que se llama Aqualia, y me han dicho que en septiembre cuando lo inspeccionaron, concluyeron que es mi Comunidad de Vecinos quien debería mandar arreglar el enganche a la tubería de abastecimiento que está en la calle a diez metros de nuestro edificio bajo una arqueta.

 El oficinista me ha enseñado un artículo de un  reglamento  que dice que el gasto es nuestro y no suyo. El caso es que la necesidad de arreglo, de quizá unos 100 €, tampoco ha sido notificada a mi comunidad.

Pero para mis convecinos, salvo el ruido que escuchamos (solamente en verano) al tener las ventanas abiertas, no hay ningún problema. El contador que nos cargaría el despilfarro está dentro de nuestro edificio, a unos 10 metros de la avería que existe en la calle, (o sea que no cuenta): el agua lo pierde la ciudad de Béjar, gratis para el Ayuntamiento, gratis para la empresa concesionaria, y gratis para mi Comunidad de Vecinos.

Queda el pequeño problema moral  del despilfarro. Sólo si persiste la sequía, se revelará el problema real de los millones de litros que se han perdido y se pierden hacia la alcantarilla. Pero la culpa será achacada  a las nubes, tan tacañas este año con nuestra comarca.

La empresa no va a hacer algo que para ella suponga un gasto, porque esto le restaría de sus beneficios. El Ayuntamiento, que debía velar por el interés público se “lava las manos”; como Pilatos, este acusado privatizado no es suyo.

Al final la moral y la defensa del agua pública la tenemos que promover y pagar los de mi comunidad de vecinos. (Cosa complicada como pase de 100 €)

Mientras tanto el agua que un día cayó del cielo, que se recogió, se represó y canalizó por el Ayuntamiento de Béjar, sigue su inocente camino hacia el mar.



 Vista de la arqueta desde mi terraza. En verano, que tenemos la ventana abierta por la noche, se oye el golpeo del agua contra la tapa.



Una moraleja: al privatizar,  parte del interés público se pierde por el desagüe.


sábado, 18 de febrero de 2012

LOS SALMANTINOS (RECUERDOS INICIÁTICOS 2)

Los salmantinos o los charros.

No es fácil encontrar el salmantino popular en las clases altas y medias de la Universidad. Estos suelen tener el cogote alto, despegado del charrismo, y en sus maneras muestran la sabiduría y el orgullo de su historia: Fray Luis, Juan del Encina, Francisco de Vitoria, San Juan de la Cruz, Torres Villarroel, Espronceda, Tomás Bretón, Unamuno y otros que no me molesto en seguir buscando en mi cabeza.

Quizá la frase más famosa es de Cervantes: Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado. Esto es cierto. Y esa era la divisa de un bar que se llamaba o se llama Cervantes y que estaba en el primer piso de la Plaza Mayor. El favorito de los norteamericanos, yo sólo entré con mis amigas. Creo que estas chicas nos apreciaban, porque ya sabían que al salmantino popular no se le entendía tan bien como a nosotros: tienen un tonillo algo charro-mexicano y no pronuncian tan claras las consonantes como en cercanos lugares de Castilla: Valladolid, Segovia y Ávila (del Norte), por ejemplo.



A pesar de que son laístas como yo, y que cuando pides algo a un salmantino y no te entiende bien, te pregunta ¿lo qué? es el lugar favorito para aprender español; pocos van a ir a  aprenderlo a Barcelona, a San Sebastián, a Santiago, a Sevilla, o a Granada. Además es una ciudad barata, muy amable de callejear y con una plaza que abraza. Uno se siente como entrando en un teatro, y además está viva, aunque también le afecte la crisis del comercio tradicional que han traído simultáneamente, la reciente instalación de El Corte Inglés y la megacrisis con mayúscula, que lo aplastan todo.

 Diapositiva de la plaza de cuando las terrazas tenían toldos. Ahora los han quitado y me parece bien.

Un emblema de Salamanca es el  tuno, con sus calzas ceñidas, sus cintas y su descaro, que a mí me recuerdan al la imagen del Estudiante de Salamanca, truhán, tahúr y bebedor, de Espronceda. Leí esta obra en el Bachillerato; no sé si el tópico ha adulterado un recuerdo tan difuso.

He visto muchos tunos borrachos, el ser tuno era caro,  y además hacían novatadas, trataban mal las guitarras. Nunca me planteé serlo, aunque hubiera ligado más.





Otro emblema de Salamanca es el toro y las dehesas de toros bravos. En una de ellas, la de los Pérez Tabernero, los militarones golpistas de 1936 acordaron que el mandamás sería Franco, que luego se instaló a vivir en el Palacio Episcopal que hay enfrente de la Catedral. Cuando tomaron todo el Norte y el teatro de operaciones de la Guerra Civil se desplazó al Ebro,  al Mediterráneo y Cataluña, el Caudillo se trasladó a Burgos.



 Esta es la vista que tenía Franco al salir a la calle, la hermosa fachada de la catedral. En esta diapositiva la hice en hora muy apropiada porque la sombra oculta el blanquecino con que las palomas cagan el retablo. No me entra en la cabeza como se puede consntir esto. Durante los 300 ó 400 años que lleve esta joya al aire habrá habido algún modo de preservarlo. Porque las cagadas estropean la piedra. En muchos sitios tienen mallas de alambre o similares. Por mi parte si hay que acabar con todas las palomas de la ciudad de Salamanca por preservar esta joya, por mí ya están tardando en matarlas.

Para terminar por hoy os dejo una muestra de poesía subpopular salmantina. Tomé la foto hace 15 años, no sé si existe ya esta pared o habrá sucumbido a la voracidad urbanística.



Conductor, peatón, sé prudente


El cementerio, está en frente

Velocidad máxima a veinte


miércoles, 15 de febrero de 2012

Salamanca. Relatos iniciáticos(1)

SALAMANCA. RELATOS INICIÁTICOS(1)

 Skyline de Salamanca
El próximo octubre van a cumplirse treinta años de mi relación carnal con esta ciudad hidalga y que vende muy bien una autoestima que -de verdad- no tienen sus habitantes.



En octubre del año 1982, yo quería ser –por fin-, en un piso compartido con otros  estudiantes, libre para tocar la guitarra todo el tiempo que me diera la gana y así dar el salto de calidad necesario para que el mundo descubriera mi talento como guitarrista y finalmente triunfar tocando el Concierto de Aranjuez con una orquesta sinfónica detrás de mí.

También, por supuesto, quería “estrenarme”, para eso tenía por primera vez una habitación para mí sólo.

Mientras tanto, haría Derecho: una carrera con multitud de salidas que, además, era la que empezaban los escritores, Lorca, Cela, Clarín, Delibes..., hasta Aleixandre (según he leído hace poco).

Además, iba a vivir en una ciudad roja, gobernada por los socialistas. El Alcalde de Salamanca presumía entonces de haber comprado (o expropiado) la Huerta de los Jesuitas para hacer un parque público. En Ávila de donde yo venía, nunca sucedió cosa parecida, ni sucederá.

Repasemos: Octubre del 82... eso suena a victoria del PSOE. Uno de los primeros acontecimientos que tuve ocasión de presenciar fue el delirio colectivo en el pabellón de “la Alamedilla” cuando llegó Felipe González a dar su mitin de campaña. ¡Qué calor!, ¡Qué apretura!: hasta desmayos hubo. Pero el líder, desde el escenario dijo con clarividencia: “no se preocupen, es sólo una lipotimia”. En aquel momento, Felipe tenía la credibilidad para hacer de médico y dar un diagnóstico a cuarenta metros, y además, acertar. (Parece que tuviera tanta experiencia en desmayos femeninos como los Beatles)



En lo cotidiano, fui descubriendo que en Salamanca había dos mundos: los que  vivían directamente de la Universidad y los que vivían indirectamente de la Universidad.

También había submundillos independientes, pero como el aceite, no mezclaban. Los dos cuarteles desperdigaban sus reclutas de verde olivo a su hora de paseo por las tardes, y los iban absorbiendo hacia la cena.

Recuerdo que entonces había muchos gitanos: los churumbeles contaban con una retahíla  donde estaba la rana de la fachada de la Universidad; los jóvenes pasaban hachís en El Corrillo, bastantes vivían por el poco recomendable y decrépito Barrio Chino, y algunos tenían caballos pastando en las praderas del Tormes.

Últimamente no siento tanto su presencia  (creo que a un buen número de aquellos jóvenes se los debió de llevar la heroína y el SIDA de los años 80 y 90)



También Salamanca La Blanca(1) vivía de su provincia, ganadera y agrícola. Al otro lado del río había una Fábrica Azucarera. Entonces los remolacheros ganaban dinero. En todos los pueblos había vacas de leche (después de entrar en el Mercado Común sobraron el 80% de las vacas) y muchos vaqueros podían permitirse mandar a sus hijos a residir en los Colegios Mayores.

Entre los estudiantes foráneos había tres clases económicas: los de la primera residían en Colegios Mayores gozando de pensión completa, (aunque sufrían novatadas), la segunda, los que alquilaban pisos céntricos con calefacción, y por último, los que alquilábamos pisos baratos en el extrarradio (sin calefacción).

Sin calefacción, sin televisión, sin lavadora... solíamos acumular la ropa para que nos la lavaran en Ávila. Más adelante, para tener más autonomía y poder disfrutar más meses seguidos de permanencia en esta maravillosa ciudad, hubo que aprender a lavar a mano. Mientras tanto, también aprendimos a hacer los primeros macarrones, y  a que ya no se nos pegara a la cazuela el tercer arroz, ni tampoco la tercera tortilla de patata en la sartén.

No teníamos plancha, y ahí está mi principal carencia como “amo de casa” (sigue: uno de los propósitos de este año 2012 es aprender a planchar, pero todavía no me he puesto, a ver si primero acabo el libro de la Guerra)



Yo pensaba que gracias a mi guitarra, al menos ligaría, pero con la “clásica” se liga muy poco, entonces me pedían canciones de Silvio Rodríguez, pero yo era muy ortodoxo y el sonido del cubano carece de color, y sus rasgueos y golpes no cuadraban con mi ideal de entonces: Narciso Yepes o Ernesto Bitetti.

Con las que sí me sirvió la guitarra clásica fue con las estudiantes norteamericanas, pero resultaron ser unas chicas muy decentes; buenas amigas, simpáticas, pero nada deseosas de descubrir el “latin lover” que pudiera estar encerrado en mi habitación. De cualquier modo, nunca se me ocurrió proponérselo a ninguna.

 Aqui estoy con mis compañeros de piso Montero, César y Javi. La chica que fuimos a despedir era de Filadelfia y se llamaba Holly.

Un veterano abulense, que ya estaba en tercero, nos llevó a los sitios donde se encontraba el “ambiente” la “marcha estudiantil”: el Country, el Moderno, el Paniagua, el Bolero... este último era un sitio punky, donde la bebida por antonomasia se llamaba “guinda”: debía ser como un pacharán de garrafón; en ese sitio, rodeados de chicos y chicas con crestas, cadenas y cueros, la verdad es que mi amigo César y yo, estropeábamos el cuadro.

Ahora me acuerdo que había un subgrupo de estudiantes foráneos, que también tenían  pensión completa, aunque vivían en pensiones baratas de la calle Meléndez. Como eran del mismo nivel socioeconómico que nosotros, mi amigo César hizo amistad con gente de la pensión “Lucero”.

En aquel lugar con escaleras y suelos de tablas de madera, hicimos amigos. Un día me llevaron a la habitación de un estudiante de Torrelavega llamado Santiago Gutiérrez, que tocaba la guitarra. Yo la tomé con decisión y ejecuté “Recuerdos de la Alhambra” de Francisco Tárrega: me salió redonda. Pero aquel chico no se impresionó, él tocaba jazz, con una púa entre los dedos índice y pulgar y los otros tres dedos, incluido el meñique, los usaba para hacer arpegios. Mucha técnica y versatilidad. A mí me parecía que tocaba extraordinariamente bien, recuerdo que se concentraba respirando muy fuerte por la nariz : la música le salía a chorros de sus dedos vertiginosos, además improvisaba: un músico de verdad, no un aficionado que se aprendía músicas a fuerza de repetir cien veces la partitura, como siempre he sido yo.

Intercambiamos cintas, y partituras, porque él también quería tocar clásico y flamenco. Me pasó músicas de Baden Powel, de Paco de Lucía, de Chick Corea, y algunas clásicas que él tenía.

Fue mi caída del caballo de San Pablo. Ese músico me abrió la mente; hasta el minuto antes de conocerle, yo creía en la superioridad absoluta de la música clásica. Era monoteísta acérrimo, (hacía cerca de un par de años que había escondido, por anatema, la cintas de los Beatles y  de Elvis Presley que me compré). Toda la música que no fuera clásica o la música de cine, era indigna de mis oídos. Entonces, poco a poco, fui abriéndome al politeísmo del jazz ,del flamenco, la bossa nova y de otras músicas “no puras”.

Simultáneamente aprendí a jugar al mus. En Salamanca tocaría techo con este arte, pero eso os lo dejo para otro día.



(1)   hay una copla muy famosa que encierra muchísima filosofía

Salamanca la blanca,

¿Quién te mantiene?,

¿Quién te mantiene?

Cuatro carboneritos

Que van y vienen,

Que van y vienen.

domingo, 12 de febrero de 2012

LA CRISIS Y LA "BASURILLA"

LA CRISIS Y LA “BASURILLA”



Hace un año y pico en el especial de Nochevieja el genial José Mota, travestido de Rubalcaba, propuso para mitigar la crisis que miráramos bien en los intersticios de nuestros sofás, porque seguro que aparecía dinero para revitalizar nuestra economía.

Lo que ha reaparecido con la crisis son los céntimos.



Recuerdo que, antes de llegar al euro, en la mayoría de los sitios, supermercados incluidos, redondeaban la cuenta, de manera que si salían tres pesetas, te cobraban cinco y si salían siete, te cobraban cinco también (si salían una o dos, te cobraban el dígito anterior y si salían ocho o nueve el posterior, etc.)



Recuerdo también que mi frutero de Zamora comentaba a la parroquia que lo que le fastidiaba del euro era tener que manejar otra vez esta “basurilla” las monedas de uno o dos céntimos que deberían (directamente) no haber emitido. Sucedió la entrada al euro y el redondeo, pero la gente al principio se aferraba a las monedas nuevas que eran rojitas, (recuerdo que un céntimo equivalía a 1,66, dos a 2,32 pesetas) a diferencia de las últimas pesetas que eran de aluminio, y del tamaño de una lenteja. En éstas si la cuenta te salía 121, pagabas 125 y te tenían que devolver cuatro lentejas, pero, ya he dicho que te devolvían una moneda de cinco pesetas.

La cuestión es que muy poco después la gente se dio cuenta de que  las monedas rojitas ennegrecían y el valor de un céntimo era casi igual de despreciable que el de una peseta; prácticamente lo mismo, dos. Mucha gente los tiraba al suelo. Yo sí me agacho -si veo en el suelo- a recoger  una moneda de cinco céntimos, pero nunca me agaché a por las de uno, ni las de dos.



Y sucedió que en la mayor parte de los sitios no los cobraban: hacían el antiguo redondeo, -además de que subieron bastante las cosas-; sólo en los supermercados seguían y siguen manejando la “basurilla”, pero yo creo que no era, ni es rentable económicamente: se pierde mucho en contar, detener la caja, recogerlos cuando se caen al suelo, tener departamentos para ellos en la caja registradora, ir a reponerlos al banco... Yo creo que si lo hacían y lo hacen  era por política de imagen, algo así como: aquí respetamos escrupulosamente el valor de su dinero, de su ahorro, señora.



Yo, procuro soltarlos, (a pesar de mi tacañería, muchas veces los he perdonado por no acumularlos), porque siempre he estado preocupado por el despilfarro de medios económicos y entiendo que si se usan, se seguirán fabricando, (lo cual, coincidiendo con mi frutero de Zamora considero “un atraso”); pero mi mujer, como otra mucha  gente, no se preocupa, los acumula hasta que revientan su monedero. Yo me encargo de darles curso.



SOBRE LA HONDURA DE LA CRISIS

Hoy me he dado cuenta de que hace tiempo que no veo céntimos tirados en el suelo. Resulta que hoy mismo en mi carnicería, en la que he hecho una compra de 19, 42 €,  he pagado con un billete de 20 €  Durante bastantes años siempre me habrían devuelto 60 céntimos (una de 50 y otra de diez céntimos) y hoy me han contado tres monedas de céntimo, una de cinco y una de 50 céntimos.



Ahí estamos. A ver si  salimos pronto de la crisis y nos libramos para siempre de la “basurilla”.


jueves, 9 de febrero de 2012

VICENTE ALEIXANDRE, ELPOETA GENIAL DEL QUE NADIE SABE UN VERSO






            Es verdad que no conozco a nadie que se sepa un verso de Vicente Aleixandre. Mirad a vuestro alrededor si conocéis a alguien que levante esta injusticia.

Este pobre hombre, -gracias a que era rico- sobrevivió a más de tres cuartos de siglo XX, asaltado gravemente por una decena de enfermedades, de las que tuvo dinero para operarse, postrado intermitentemente en un lecho donde su arte y su bonhomía atrajeron a muy grandes amigos grandes.

Uno de ellos, el poeta Leopoldo de Luis, le dedicó una poética biografía que el pasado sábado 3 me vendió, de segunda mano, el también poeta bejarano Comendador.

Le cabe a Vicente Aleixandre haber encontrado la poesía al lado de Dámaso Alonso en las Navas del Marqués (Ávila)

Y la escuela de ese pueblo se llama Vicente Aleixandre porque mi amigo el poeta Ovido Pérez Martín, que allí ejercía de maestro, descubrió ese feliz encuentro y propuso conmemorarlo de esa manera.



La mala salud mantenida le permitió llegar vivo a la democracia, y al premio Nobel de 1977, aunque  también le impidió ir a recibir aquel honor a Suecia.



Yo soy un mal lector de poesía; no tengo paciencia. Por eso no puedo escoger ni valorar por mí mismo todo lo bueno que Aleixandre escribió.



Puedo decir que lo que más me ha impresionado fue la elegía en prosa que escribió a la muerte de su amigo Federico García Lorca, (el gran compositor de la elegía al torero Ignacio Sánchez Mejías), y también a Miguel Hernández, (autor de la elegía a Ramón Sijé).



Pero el elegizador que los elegizó buen elegizador fue.

A continuación voy a copiar un par de fragmentos de la Elegía a Miguel Hernández que Aleixandre tuvo el valor de publicar en 1948.



El primero narra la impresión que daban los ojos del poeta oriolano, que se quedaron abiertos y luego nadie fue capaz de cerrar.

                                   ELEGÍA

No lo sé. Fue sin música.

Tus grandes ojos azules

abiertos se quedaron bajo el vacío ignorante,

cielo de losa oscura,

masa total que lenta desciende y te aboveda,

cuerpo tú solo, inmenso,

único hoy en la Tierra,

que contigo apretado por los soles escapa.

(...)



El segundo fragmento habla de la rabia por la pérdida (afortunadamente no lo leyeron los franquistas responsables)



Nadie, nadie. Ni un hombre. Esas manos


apretaron día a día su garganta estelar. Sofocaron

ese caño de luz que a los hombres bañaba.

Esa gloria rompiente, generosa, que un día

revelara a los hombres su destino; que habló

como flor, como mar, como pluma, cual astro.

Sí , esconded, esconded la cabeza. Ahora hundidla

entre la tierra, una tumba para el negro pensamiento

            cavaos,

y morded entre tierra las manos, las uñas, los dedos

con que todos ahogasteis su fragante vivir.



No copio el poema entero porque no me parece bien el hecho de copiar, merece la pena que lo busquéis. Según mi libro, fue publicado en Zaragoza en una revista llamada “Cuadernos de las Horas Situadas” de José Manuel Blecua. Supongo que estará en alguna antología. Yo le tengo en esta Vida y Obra de Vicente Aleixandre, de Leopoldo de Luis, publicado en Selecciones Austral. Espasa Calpe S. A.




lunes, 6 de febrero de 2012

Malos tiempos para los cobardes

No quiero desahogar en nuestro blog  todas las críticas políticas que se me ocurren. Tampoco me parece justo machacar estos temas tan locales, porque aún conservamos bastante audiencia internacional.

Creo que todos coincidimos en que España necesitaba un revulsivo. La gente no podía resignarse más años a la destrucción de empleo y de expectativas de futuro. El único cambio posible era Rajoy. Pero este hombre es decepcionante, demuestra sólo sabe jugar a no perder y eso puede ser una catástrofe. De momento, está despilfarrando el rédito de la ilusión que pudo producir el capital de su mayoría absoluta.

Lo más urgente, no cabe duda, es revolver el problema del paro. No es una errata; no creo que se pueda “resolver”  en décadas. Pero hay que hacer algo, urgente, valiente y sustancial, aunque empeore las condiciones de trabajo de algunos o de todos, porque las peores condiciones de un trabajo siempre serán mejores que las del trabajo que no existe. Pero hace falta mucho valor para arrostrar las consecuencias y este hombre está demostrando que no lo tiene.

Las elecciones se celebraron el 20 de noviembre. Ese mismo día, los medios de derechas comparaban la situación española con la británica, diciendo que en Gran Bretaña el primer ministro toma el poder el día siguiente y aquí había que esperar casi un mes hasta tomar las riendas. Rajoy, desde el día después, hizo como que trabajaba, se reunió con mucha gente ¿comenzó a liderar? y se organizaron con celeridad las reuniones del traspaso de poderes entre el gobierno socialista  y la actual vicepresidenta, y parece que todo salió a satisfacción.

Tomado el poder, Rajoy apremió a sindicatos y organizaciones empresariales para que le presentaran un acuerdo antes del día de reyes, (viernes 6 de enero) porque si no legislaría él. No hubo acuerdo, el  miércoles 5, las partes se levantaron de la mesa. Entonces la vicepresidenta se descolgó diciendo que “todavía tenían hasta el lunes (11)”.  Después el tema va entre aplazamientos y olvidos, y hace una semana el  presidente cometió un “desliz” en una cumbre europea en conversación informal con su colega finlandés, dijo algo así como “que la reforma laboral le costaría una huelga general”. Evidentemente no fue un desliz involuntario; tiene tanto miedo que trata de preparar al personal para lo que no tiene más remedio que hacer. Ahora parece que será el próximo viernes 10 de febrero.

Parece que la situación no fuera tan apremiante. Pero, ya se irá viendo: seguro que este hombre espera a que le venga alguna orden de Europa o haya una catástrofe propia o ajena con la que acompañarlo.

Mientras tanto, el caballo desbocado del paro sigue descabalgando españoles de sus trabajos, de sus negocios, de su futuro.

Este es un tiempo de valientes, de emprendedores, y de líderes que motiven a la gente. Pero pocos van a animarse a jugársela por sacar las castañas del fuego a un tipo cauto, indeciso, calculador, que ya demostró hace 30 años toda su capacidad, al aprobar sus oposiciones a Registrador de la Propiedad.

Temo que Rajoy no puede llegar más alto que cuidar que las propiedades sigan en su sitio. Quizá eso sea muy complicado y no cabe duda de debió que estudiar mucho para conseguirlo. Pero al frente de España necesitamos a un valiente y yo creo que nos ha tocado un cobarde.

viernes, 3 de febrero de 2012

Una medio explicación del gran milagro.

Un canal es algo que ordena el caos. El agua se precipita caóticamente sobre la tierra y se canaliza otra vez al mar. El mundo geológico fue ensayando y aprendiendo a hacer ríos y valles,  lagos, cañones... . Millones de años después, los hombres aprendimos a canalizar el agua para nuestro interés, pero antes tuvimos que aprender a canalizar nuestros propios pensamientos.

Cuando un niño recién nacido llora caóticamente por el hambre o el dolor; aún no ha aprendido a canalizar sus pensamientos y sus expresiones. Dentro de nuestro cerebro hay un importante caos y aprendemos ordenar las sensaciones que recibimos y a canalizar nuestra comunicación con el exterior de la misma manera que yo ahora canalizo el orden de las letras del teclado del ordenador para expresar mis ideas.



Esta reflexión la tuve en Madrid, adonde llegué siguiendo un orden dentro de una enorme red de alineaciones del caos. Miles de caminos y carreteras, millones y millones de piedrecitas con asfalto arracadas en su día de las rocas y molidas, todas alineadas por la inteligencia humana por orden de un político o un ingeniero de caminos, para que yo condujera mi coche hasta la casa del amigo donde nos alojamos.

Luego nos metimos en el metro, que es una sensación que mi alma de paleto hacía tiempo que no disfrutaba. Ahora lo hemos hecho a través de la emoción descubridora de nuestra hija, maravillada ante tantas escaleras eléctricas y transbordos, con los espectáculos adicionales de los músicos,  vendedores ambulantes, repartidores de estampitas..., pero, lo más impresionante: es otra red de canalizaciones, montones de personas que van y vienen y vuelven a venir,  vagones llenos, cada cinco ó diez minutos, toda la gente igual de caótica, conducida por la razón y la técnica a destinos que no dicen nada como Nuevos Ministerios, Legazpi, Príncipe de Vergara o Pirámides.



Emborrachado de tanto canal, estábamos en la populosa calle Princesa y le pregunté a mi amigo ¿cómo es posible que mi madre me haya querido llamar y entre los cientos de miles de teléfonos móviles que había por allí haya encontrado el mío?

No sé si lo he entendido bien, pero el día estaba más propicio que otros para comprender este misterio. A ver si os convence:

En Madrid hay cientos de repetidores de señales de telefonía móvil. Todas tienen un número limitado de líneas por las que circulan a una velocidad increíble millones de señales que sólo son “abre corriente, corta corriente (eléctrica)”. Todas están codificadas y contienen combinaciones de estas dos únicas variables. En una de esas líneas no es que vaya únicamente mi conversación; circula una tira enorme de todas las conversaciones que caben, dividiendo cada segundo, por ejemplo, en varios millones de partes. En esa tira organizada, irían el número de teléfono y la comunicación de sonidos que se produce en ese segundo en mi conversación que ha identificado mi terminal, y consecutivamente otras cien personas (por ejemplo) más.

En el mismo segundo, en cada segundo de cada conversación que se esté retransmitiendo por el repetidor, sigue una tira de todas las conversaciones de todas las gentes que hablamos bajo ese repetidor. Es decir en cada segundo que escuchamos el repetidor lo ventila y “echa de comer” una tira de “abra corriente, corta corriente” en una fracción mínima de segundo y nuestro terminal móvil lo identifica porque es un mensaje para él. Lo caza y entonces lo ensancha y lo pasa al altavoz, que lo que ha recibido en esa mínima fracción hace que dure un segundo y así todos lo demás segundos que dure la conversación. En suma, son pequeños mensajes comprimidos para viajar y que al ser descomprimidos nos dan la sensación de fluir, como el cine.





No sé si lo entendí bien o si lo he explicado aceptablemente. Escribo esto sólo por la higiénica costumbre de canalizar el caos de informaciones que pueden llegar a mi mente. Parece que, comunicándolo, consiguiera ordenar algo mejor mis pensamientos.

miércoles, 1 de febrero de 2012

MEMORIA HISTÓRICA PARA ANTONIO JOSÉ MARTÍNEZ PALACIOS

Coetáneo de Federico García Lorca, nació  en Burgos cuatro años después que él ; y no le fusilaron hasta casi dos meses después (el 8 ó 9 de octubre del 1936)

Era un músico prometedor. Aunque no tuvo ocasión de ser un niño prodigio porque no era de familia rica (su padre era confitero). Necesitó que descubriera sus facultades el organista de una iglesia, por lo que su carrera fue muy tardía comparada con cualquier músico.

Le dio tiempo a componer una sinfonía, algún ballet, y bastante música para coro ya que, entre otras cosas, para vivir dirigía el orfeón burgalés. También fue folclorista.


Para mí, su obra más importante es su sonata para guitarra de 1933. La compuso a requerimiento del guitarrista (también burgalés) Regino Sainz de la Maza, que llegó a estrenar en público el primer movimiento de los cuatro que tiene. A principios del siglo XX, la guitarra tenía muy poco repertorio y los grandes intérpretes como Andrés Segovia o Sainz de la Maza perseguían a los compositores para encargarles obras que engrandecieran la literatura para este instrumento tan extraño en una sala de conciertos.


Me gustaría conocer las “causas” por las que  fusilaron a Antonio José en Burgos, donde no hubo, que yo sepa, resistencia alguna al “Movimiento”. Para más contumacia, desde el 6 de agosto permaneció encarcelado, así que su asesinato fue algo muy premeditado (mucho más que el de Lorca que le detuvieron y le fusilaron en un par de días). No fue obra de descontrolados, ni consecuencia de venganza en sangre caliente. (a no ser que hubiera habido algún sangriento bombardeo en Burgos por esas fechas, que propiciara la “saca”. Muchos fusilamientos, en los dos bandos, eran reaccionarios)

En cualquier caso, quienes pudieron salvarle, no tuvueron ninguna excusa para no hacerlo. En ningún caso no vale que no se enteraron. Todos los que fueron algo en aquellos momentos en el régimen franquista en Burgos (por lo que yo sé, muy bien asentado desde el principio) iglesia, militares, falangistas, tienen una clara responsabilidad ya sea por acción u omisión en la muerte de este artista.



Anteayer, 30 de enero de 2012, un concertista croata de 24 años, Mak Grgig, dio un magnífico recital en Béjar y nos tocó su Sonata. El guitarrista presentaba las obras en inglés y en algún momento entendí que definió esta sonata como “very important”.

Resulta que esta sonata ahora está considerada como una de las tres más importantes del siglo XX, junto con la del sevillano Joaquín Turina y la del argentino Alberto Ginastera.

¿Y por qué no se conoce? ¿Por qué no tiene más fama?

Pues muy sencillo, porque es una obra difícil, y porque no se grabó hasta los años 80 y tampoco se editó la partitura hasta los mismos años 80.

Sucede que su dedicatario, Regino Sainz de la Maza, era quien tenía el manuscrito; y quien se comprometió en si día con el autor a editarlo. Nunca lo hizo, y tampoco volvió a tocarla en público.

La encontró, entre los manuscritos que tenía en su casa Sainz de la Maza, un guitarrista Venezolano llamado Ricardo Iznaola, que por fin la tocó en público, la grabó, la editó y la defendió por el mundo, cuarenta y cinco años después del fusilamiento de aquel músico.

Uno se pregunta ¿por qué habiendo tan pocas obras para guitarra, Regino Sainz de la Maza  se guarda una de las mejores en una carpeta?

La guerra civil, el olvido, el machacar al contrario, la mala conciencia de los vencedores. ¿Tendría mala conciencia Sainz de la Maza porque no había movido un dedo para salvar a Antonio José? ¿Querría eliminar un competidor? Sainz de la Maza es un buen compositor para guitarra, aunque de obras más sencillas y fáciles para el público.

¿Tenía miedo de perder su "status"?

Sainz de la Maza, a pesar de haber sido amigo de Lorca, con quien mantuvo abundante correspondencia, era un franquista; y el régimen le bendijo manteniéndole en la primera cátedra de guitarra en el mundo, en el Conservatorio de Madrid. ¿Tenía tal prurito franquista que le salían sarpullidos si intentaba tocar la obra de un rojo?
¡Que historia mas mezquina!
Me gustaría estudiar y escribir sobre ello, pero antes debería terminar de una vez a mi libro.

aquí os dejo un enlace al último movimiento de la Sonata, http://www.youtube.com/watch?v=PlZ67mMAiEY&feature=related
y del guitarrista que vino a Béjar http://www.makgrgic.com/index.php?id=repertoire