jueves, 26 de abril de 2012

Zoé Valdés "Te di la vida entera"

Un coñazo. Pero no en el sentido figurado; en el real. No se me ha ocurrido un adjetivo mejor para definir esta gran novela, (además así empato lo soez que es en muchos casos). Es una obra feminista, escrita desde el punto de vista, -desacostumbrado por lo  lenguaraz-, de una mujer que -además- vive en compañía de otras mujeres que no se cortan en vocear su sexualidad descarnada y desafiante. Me recuerda al aire de esas grandes mujeronas, (que a mí me darían miedo por no saber manejarme con ellas), como debió ser la cantante “la Lupe” o Eddit Piaf, que salen en la novela. También  cita a Pedro Almodóvar, sus mujeres también pueden dar pistas de lo que nos encontramos en esta lectura.

Tampoco se olvida de mencionar el argumento de la película “Moscú no cree en las lágrimas” que fue oscar a la mejor película extranjera a principios de los 80. Pero este "coñazo" nada más se parece a esa película tan buenista.

Zoé es una hija literaria declarada de Cabrera Infante, pero su libro Te di la vida entera es mucho mejor que La Habana para un infante difunto. (Éste lo tengo empezado hace meses y hasta su mitad es una tediosa relación de ligues que no aportan más que pura presunción del autobiografiado, del que me da por pensar, ese chiste que dicen las mujeres “los hombres son como la regla del parchís: se comen una y se cuentan veinte”.) 

Zoé cuenta chistes, supongo que uno de los mejores libros que generaría la literatura cubana del s. XX sería la antología de chistes habaneros anticastristas, pero es muy difícil de hacer porque todos los chistes son “de antología”. Zoé Valdés describe recetas de cocina –me las he saltado, porque no quiero tentaciones- y comparaciones con cotilleos de las revistas del corazón; también trae personajes de la actualidad cuando la acción se sitúa en 1958 y eso me gustó menos, pues destruye la aproximación de este lector al ambiente original.

Está muy valientemente escrito en sus imágenes, muy sentido, poco inventado. Se nota que hay o mucha autobiografía o mucha copia literal de personas vivas y cercanas. Además tiene una trama que engancha, con técnicas  de Hichcok. Su escatología femenina raya a veces por encima del buen gusto. Enseña demasiado coño y culo  con efluvios incluidos (aunque no imagino esta novela sin escatología). A veces uno es un poco pacato como lector explícito. (pero juro que hasta este libro no supe que el pendejo era el vello púbico de la mujer).

Confieso que hace años, aunque sospechaba que escribía bien, veté a esta mujer. Lo hice por anticastrista por fidelidad al "innombrable" y porque escribía en “El Mundo” (yo siempre he sido de “El País”) y porque era de mi edad, aunque he visto que es del 59. Lo bueno es que, liberado de simpatías y antipatías, vi este libro solidario por un euro en Comendador  y me lo he devorado.



P.D.Lo mejor que tiene la obra me recuerda mucho en su humor, ironía, agudeza a Yoani Sánchez(que es del 75).

No hay comentarios:

Publicar un comentario