lunes, 3 de septiembre de 2012

Calatayud


Esta famosa ciudad frutal dicen que contiene las esencias de las esencias del baturrismo. Cierto es que, aunque sea central, está orillada, como Aragón. Y siempre ha sido segundona: Bílbilis frente a Cesaraugusta, la primitiva Zaragoza. Hoy día más todavía. Visitamos la ciudad romana con su airoso y (despejado por la rapiña histórica) foro y su bien visible teatro con vistas al valle.


 

En la visita sufrimos un fenómeno metereológico desconocido hasta entonces por la familia Mayo García (algo así como un simún o un siroco sahariano). Una violenta tormenta de aire muy caliente con gruesos granos de arena percutiendo en nuestros ojos que nos obligaron a detener nuestro paso y a cubrirnos la cara con las manos. El fenómeno venía  con un mínimo contenido de agua que no llegó a mojarnos;  el aire era tan seco que no lo permitía: nos secaba en el acto.



 

Dicen que los baturros tienen la cabezota más dura que otros. Yo, que en una vida anterior trabajé seis meses en una fábrica de jamones zaragozana, puedo decir que a cabezota no me ganaba nadie, (a talla de gorra, al menos) y lo de la dureza no lo probé, aunque no anduve muy lejos. Precisamente en esa fábrica trabajó unas semanas uno de Calatayud, yo no vi su final, pero parece que le daba por robar dinero a los compañeros. Pero aunque variaba mucho la plantilla, el núcleo duro no tardó en relacionar las extemporáneas salidas al servicio del bilbilitano con los hurtos de dinero en los vestuarios. Una mañana le pusieron una trampa y le siguieron hasta los servicios y, como fuera, cantó todo;  hasta que era el Hijo de la Dolores. No lo vi porque coincidió con mis 15 días de vacaciones, pero no me hubiera gustado estar en el pellejo del ladrón, ni tampoco en el mío propio al verme en la tesitura de tener que impedir que le percutieran un poco para que iniciara su jota.(1)

                                         mis compañeros cahrlando distendidamente en la sala del bocadillo


Independientemente de esta anécdota personal, Calatayud me cayó simpática, sus calles pegaban unos guantazos de un tremendo calor y sus arquitectos aparejadores o asentadores de nivel y plomada dieron muestras de llevar el Cachirulo Baturro bien adentro del cerebro. En su casco antiguo hay edificios deliberadamente, torcidos, panzudos, alabeados. Hasta lo está el dintel del Mesón de la Dolores, que aquel jueves estaba lleno hasta los topes y nos dijeron que debíamos esperar media hora para comer.
 



Es famosísima la briosa Jota de la Dolores de Tomás Bretón, un salmantino. Pero más famosa y popular es la canción verbenera de Si vas a Calatayuuud, (bis)  preguntaa por la Doloreees... que para mí no es jota  pero es un tópico más famoso que sus peras y melocotones.

 

(1)   dicen que la jota aragonesa tiene su cuna en Calatayud.

Aquí os presento el monigote que ganó segundo premio de las fiestas de esa afamada villa.
 

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