lunes, 5 de noviembre de 2012

INFORMACIÓN


“Si llamas a la Radio, seguro que te entrevistan” me dijo la carnicera de mi barrio cuando le comenté que me había salido trabajo. Soy la única persona que conozco que lo haya encontrado desde que manda Rajoy, frente a tanta gente que lo ha perdido (en Béjar una fábrica de paneles solares de 45 obreros, varias tiendas y el “Español” la cafetería de más tronío de Béjar, que tenía tres o cuatro camareros).

Mi contranoticia es que desde hace dos semanas estoy en proceso de  acoplamiento a una nueva ocupación en el Juzgado de primera instancia nº 2 de Salamanca, que no me resulta fácil. Estoy trabajando con intensidad. Necesito acaparar destrezas para enfrentarme a leyes recientes, con las que casi no había trabajado y un programa informático que, como cualquier otro, al principio hace perder más tiempo en aprenderlo que el que se perdería haciendo las cosas a mano. Para alcanzar su rentabilidad necesita con voracidad ensayos y errores.

 

Es por eso que mi lectura de estos días es esta ley. Hasta que no me desenrede no volveré a leer a pata suelta, aunque ya sólo será por las tardes.

Actualmente me levanto a las 5,45  para tomar el autobús de las 6,15 y vuelvo a casa sin comer a las 16,45 si las cosas me han ido bien.

El final de mi libro se aplaza, si no estaba bien aplazado ya.

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