domingo, 31 de marzo de 2013

Memoria histórica.

En 1946 España estaba bloqueada por las potencias ganadoras de la II Guerra Mundial; y su sociedad plagada de viudas, lisiados y huérfanos por la guerra civil. Eran los años del hambre,  frío, tifus, cartillas de racionamiento,  estraperlo...
En ese momento tan poco propicio para despilfarrar los escasos recursos de que disponía el estado, podíamos encontrar a un oscuro funcionario transcribiendo a máquina un montón de fichas de soldados y oficiales republicanos.  Quedaban bastantes  décadas para que se inventaran las fotocopiadoras, y gastar entonces fotografías en reproducir estos documentos era inasumible para aquel estado policial. Pero, seguramente con varias clacas de papel de carbón  para hacer varias copias que poder distribuir,  se hacían fichas con la información de que
Elio González González,
natural de San Esteban del Valle,
Hijo de Florencio y Victoriana
Estatura 1,61 
Pelo castaño,
Cejas negras,
Ojos regulares,
Nariz regular,
Barba redonda,
Boca pequeña
Color moreno.
Señas particulares: ninguna


Por si aparecía, que se supiera que el ejército republicano le había ascendido el 1 del 12 de 1936 a Teniente de Milicias (aunque llegaría a tener el grado de Capitán)
Así que era un rojo y había que detenerle. Podría aparecer intentando reintegrarse a la vida civil, cosa que no debía permitirse o podría aparecer en el monte con un fusil haciendo de maquis, cosa que debía exterminarse.

Pero, para esos fines, era un trabajo inútil: el 30 de diciembre de 1938 Elio había muerto en combate en Vall D’uxo. Lo mismo que  muchos de los compañeros del fichero, que estaban igual de muertos,  igual de inútilmente seguía percutiendo las teclas, un oscuro funcionario, de una oscura máquina de escribir.
  
Y para que conste, expido la presente en SALAMANCA  a los 11 días del mes de Noviembre de mis novecientos cuarenta y seis.

PD: estas tardes estoy yendo a investigar al famoso archivo de Salamanca. Espero poder mostrar más hallazgos pronto.   

jueves, 28 de marzo de 2013

Recuerdos de algo hermoso que dejó de serlo.

Dentro de un año (más o menos) hará diez que –impresionado- escribí y envié esta  carta al director de El País. No me la publicaron.

Yo la oí aquel día en directo por la tele.


CARTA AL DIRECTOR
Ayer, a través de la televisión, se grabó en el video de mi alma la expresión de la razón humana.
Fueron muchas maldades y torpezas encadenadas que hicieron que ayer aflorara, como un milagro, la representación de lo cívico.
Hoy me da miedo que alguien, incluso ella misma, ensucie nuestra imagen de Pilar Manjón. Seguro que ya se conspira para ello.
Por eso quiero pedir que nadie nos la toque, que no nos borren el hermoso reflejo de su lección y el orgullo de sentir que a nuestro lado, o en nosotros mismos, hay gente así.

Juan de la Cruz Mayo Garcinuño  C/ Carretera de la Estación 8- 10 Béjar.

Ya no vivo en esa dirección. Saquemos una lección: si algún día alguien acierta en el corazón  del público de esa manera. Que se sumerja en el anonimato: hay momentos de verdad irrepetibles.

lunes, 25 de marzo de 2013

ANTES, TODOS LOS NEGROS ERAN IGUALES.

En las películas de Tarzán, por ejemplo, eso nos parecía. Después, fui consciente de que eran singulares Antonio Machín, Sydney Poitier, Louis Armgstrong, Kunta Kinte, Carl Louis y Ben Jonson y, últimamente, Obama.
Seguían siendo iguales los negros de la venta callejera; aquellos que ofrecen en la calle o en los mercadillos elefantes de madera, gafas de sol o bolsos falsificados; otros que venían en patera, ateridos, con una manta que les daba la Guardia Civil o la Cruz Roja: esos que ahora, frecuentemente, pululan por Béjar.
A todos se lo he preguntado, -y van tres-; la razón que encuentro, aunque no me la hayan dicho explícitamente, es que ahora los valencianos han vuelto al campo -como antaño- a recoger sus naranjas, los jienenses sus aceitunas y los onubenses sus fresas. Y esta pobre gente, los negros que venían a hacer los trabajos que los españoles no queríamos, se mueven a la desesperada –aunque parecen tranquilos- a ver si en alguna parte sale algo. Todos se dedican a vender cuando no tienen un trabajo por cuenta ajena, pero sus potenciales compradores están empobrecidos y también saturados.
Los tres con los que he hablado: Yimi, Omar, y El Hadji, son senegaleses y musulmanes y, a pesar de ser emprendedores y valientes (todos los emigrantes lo son, pero quienes se juegan la vida en una patera o en un cayuco lo han de ser mucho más) están dominados por una especie de providencialismo: su dios así lo habrá querido,  y no les terminará de desamparar.

La frase recurrente del libro “Noticia de un Secuestro” de Gabriel García Márquez es –cito de memoria- “sólo pido que Dios no nos mande todo lo que somos capaces de aguantar”. Estas personas ya no pueden mandar dinero a su país; apenas si hacen gasto: no beben, no fuman, comen muy barato y esperan resignadamente tiempos mejores.
El último con quien hablé se llamaba El Hadji y es extremadamente religioso, tanto que no se concede el placer de abandonarse a escuchar música, dice que un hombre piadoso siempre tiene que estar pensando en dios, y la música distrae; aunque no condena a la gente que escucha música, -me dijo que un hermano suyo escuchaba música-.
Le pregunté cómo llevaba el ayuno del Ramadán y me aclaró que no se puede beber ni siquiera agua,  desde las cinco de la mañana hasta las siete de la tarde –aunque se esté trabajando- . Yo le alegué que eso debe ser muy duro de aguantar, y que así no se puede trabajar. Él replicó que sin embargo a veces se trabaja incluso mejor en Ramadán; “con la ayuda de Dios”.
Sobre la bondad de Alá, El Hadji me alegó que si en Senegal algún niño se queda huérfano, la gente le ayuda, y eso es porque dios lo quiere: dios pone en el conocimiento de la gente esa obligación moral.

Trató de hacer algún tipo de proselitismo de su religión: me habló del hijo de María a quienes ellos no llaman Jesús, sino Uzayr o Esdrás,  que es el profeta anterior a Mahoma  y que “eso mucha gente de España no lo sabe”.

No era mi caso: yo siempre quise conocer el Corán; cómo no me va a llamar la atención la fortaleza de la fe que inspira, más aún después del 11 de septiembre de 2001. Me he conformado, y es un libro muy recomendable, con comprar y leer hace 4 ó 5 años, el libro de Emilio González Ferrín La palabra descendida. Un acercamiento al Corán. Eso, y mi cultura general, me permitió mantener una conversación religiosa menos superficial con este hombre.

Me dijo que en Salamanca hay dos mezquitas, pero en Béjar ninguna. No importa, un musulmán debe rezar cinco veces al día mirando en dirección a la Meca y la encuentra con Gps, con una brújula o con un reloj mirando al sol. Entonces me di cuenta que todos los negros llevan grandes relojes analógicos.
Todos los senegaleses musulmanes no son iguales (Yimi, con quien tuve la conversación más humana e impresionante, sí escuchaba música) para todos  su comida preferida es el Yebuyé: un arroz con pescado característico de Senegal. A todos les gusta el fútbol y hasta ahora el 100% son del Barcelona.
Pero a mí los integristas no me gustan. El Hadji está casado en Senegal. Me enseñó una foto de carnet de su mujer, tocada como una monja, le dije que era bonita –mentí-: pero ¿qué va a hacer uno cuando un desconocido saca su cartera y te muestra una foto?. Sobre la poligamia me dijo que como el Corán le permite tener más mujeres, se casará con otra cuando vuelva a su país. ¿y ni siquiera le vas a consultar a tu esposa sobre ello? ¿Tú crees que a ella le gustará? Sobreentendiendo que no, me dijo algo así como que “ella no tiene nada que decir; mi religión me lo permite”. Es la voluntad de dios.
Y yo pensé en aquella pobre mujer, que tiene a su “marido” en Europa desde 2006 y que le será fiel –no me cabe duda- . El Hadji también: manifestó que no le cabe en la cabeza que un musulmán tenga relaciones sin estar casado. Aquella negra enmarcada en blanco ahora, cuando vuelva su marido -dice estar arreglando papeles para poder volver a Senegal y regresar a España legalmente- después de esperarle, tendrá que soportar que negocie con una joven para convertirla en su mujer. Con la vieja tuvo dos hijos, pero murieron. La voluntad de Alá también le permite tomar otra esposa y no compartir los sentimientos con esa madre frustrada y preterida. Para siempre amargada.

El Hadji entró en Europa por Francia, en avión. Aunque los franceses, (a pesar de hablar francés), no le gustan; ni siquiera le gustan sus equipos de fútbol. 
Me sorprendió que además de fútbol viera la televisión: me dijo que le gustaban las comedias del estilo de “aquí no han quien viva” y “esta casa es una ruina”, para demostrarme su entusiasmo me enumeró los personajes. (que yo no conozco bien, porque no las veo)

A pesar del integrismo y las contradicciones, nos despedimos efusivamente, dándonos la mano, muy agradecidos por habernos ofrecido esta conversación -y lo digo con toda sinceridad y ninguna ironía-.

Eso sí, comprendo que aunque encuentre negros, que sean senegaleses y musulmanes, y seguidores del Barcelona y vendedores ambulantes y comedores de yebuyé y sin papeles, y de agradable y generosa conversación: NO SON IGUALES.


PD. Algún día puede que narre la conversación que tuve con Omar. Con quien no hablé nada de religión, (aunque me permito deducir que también es musulmán) El momento álgido de aquélla sucedió cuando se le encendieron los ojos al contarme su sorpresa al ver por primera vez: la nieve.



sábado, 23 de marzo de 2013

No se ve a Chipre en las monedas de euro.

El sábado 16 de marzo cayó la piedra en el estanque de los rescatables de la Unión Europea. En Chipre confiscarán el 10% de los ahorros. Mi familia es ahorradora y tengo miedo de que nos afecte una medida igual. Muchos tenemos miedo. A la gente de mi trabajo tampoco se le pasó la trascendencia de la noticia, y esta vez no era una indignación exógena: llegaba más dentro. Todos esperan que no se haga realidad en España, hay menos bromas y –sorprendentemente- también menos indignación, la gente como que no quiere decir que tiene dinero en el banco y evita que los comentarios se le noten.
Destrozarán el ahorro y el espíritu ahorrador, ese que permite financiar los sueños de otros a cambio de la seguridad de que te guardan tu dinero.

Pero es lógico: lo digo con resignación. Todos los sectores económicos: constructores, comerciantes, empresarios, funcionarios, pensionistas, artistas, peluqueros, parados, hoteleros, (hasta los chinos, -ya lo dije por ahí-) han recibido una dentellada. Todos, salvo las garrapatas del sistema. Ahora nos toca a los ahorradores, a los que no nos ahorcamos con una hipoteca, nos pueden confiscar nuestra seguridad. Consolémonos: será sólo un 10%. Hay gente que ha perdido más de un 100%, me refiero a los que -además- se quedan con deudas.

Las olas de la piedra del estanque producen un pequeño tsunami:  los ahorradores retirarán poco a poco el dinero de los bancos.
Hay efectos positivos: subirá el consumo, pero de lo que más de cajas fuertes, -y de traficantes de dinero a Suiza-.

Una economía como la europea, singularmente la de los países más en crisis: Grecia, Italia, Portugal, España, Irlanda, tan necesitada de financiación exterior se va a estremecer por un país del que la inmensa mayoría no conocemos ni un personaje famoso a lo largo de la historia, ni casi situar en el mapa. En las monedas de euro, -desde luego- no está.

martes, 19 de marzo de 2013

ES LA TERCERA VEZ QUE VUELVO A ÚBEDA

O la cuarta, aunque la primera vez no me enteré que había estado. Parece que cuando me angustié con la lectura de Plenilunio -allá por el 97 o el 98- también andaba por sus calles. No fui consciente: el terror de aquel secuestro no me dejó disfrutarla, ni siquiera descubrirla.

Estoy acabando de leer El Viento de la Luna de Antonio Muñoz Molina, y me lleva ahora de su mano de niño entrando en la adolescencia. Como es más bajito, los edificios y las calles son más grandes, los veo mejor, me impresionan más. Más que en El Jinete Polaco, mi primera visita consciente, cuando Antonio me llevó entre los finales de su instituto y los veinticinco años; todo más desubicado, etílico, incierto, encrucijado, como es el despertar a la vida adulta.

 

Entre medias fuimos a Úbeda la real, la de la muerte de san Juan de la Cruz, la del lejano nacimiento de Joaquín Sabina, la del arquitecto Vandelvira, la de los conventos, la de los olivares y la Sierra Mágina “los cerros de Úbeda”, donde se pierde a flotar la vista impresionista de quien se asome.

Es un placer volver a asomarme a las ahora más dibujadas calles de Úbeda-Mágina, cuando han sido ya de mis pies, de mi cámara de fotos, de mi familia. De nuestras tres noches de camping, prolongadas una más. El encargado me dijo que no es que venga mucha gente, pero la mayoría terminan prolongando un día o un par de días más. Era cierto: lo veíamos en las caras de unos alemanes y de unos suizos compañeros de aquel camping en las afueras, (también de despertares de un maldito gallo madrugador, “jodio pavaroti” le llamaba yo) y de ojos deslumbrados, cuando nos encontrábamos con ellos en la plena monumentalidad.

Ahora yo, leyendo El viento de la luna, siento el pasear por sus calles más familiar, y recuerdo el anochecer y las luces que se encendían y el recreo en la plaza de San Lorenzo sentados frente a aquella grotesca fachada testigo de los juegos de Antoñito Muñoz Molina. En este libro conozco mejor a su familia y a sus vecinos, y los caminos que le llevaban y traían porque a nosotros nos llevaron y nos trajeron otra vez, el día de propina que nos dimos sólo para  repasar y paladear.

 

Ya lo he escrito: siendo yo tan viejo parezco un poco tonto, idolatrando tanto a un hombre vivo, que no es superdotado como Paco de Lucía o Silvio Rodríguez; y que le admiro porque ha escrito cosas que yo hubiera podido perfectamente vivir y también escribir, un tipo corriente, degustador del habla popular de nuestros mayores, y con una capacidad de observación tan perspicaz como otra cualquiera, o sólo un poco más. Necesito decirme que no es para tanto, y que me parece más brillante la escritura de Luis Landero (pero ya no lo sé, hoy Muñoz Molina me llega más, al hacer inmersión en su memoria encuentro la mía mejor que en la de Landero).

Memoria: también sale su memoria de la guerra civil y resulta calcada a la que yo he descubierto en el Barranco. Con sus matices, eso sí. Cada español consciente, nacido en el siglo XX, debería encontrar su pieza de puzzle, que la tiene. Como no todos lo hacen, a los iniciados se nos apodera una voracidad por llenar los huecos que otros no hicieron el esfuerzo por ocupar.

 

No sé si escribí en otros momentos, que no quise ver imágenes fotográficas de Úbeda antes de ir allí, quería mis ojos vírgenes, y juro que fue inolvidable desvirgarlos frente a sus piedras soleadas.

 

Pero hoy da tanto gusto ir de la manita de Antonio Muñoz Molina por su pueblo, por la puerta de Granada y los pilones donde lavaba la ropa aquella gitana rubia mientras él pasaba montado en el mulo de su padre, que ahora se me vienen las piedras de verdad como si hubiera estado yo con él allí mismo, en aquel momento.

Esto es lo recreativo de la literatura. Yo también soy un artista leyendo.

 

viernes, 15 de marzo de 2013

Ron la la, con los clásicos "hasta el infinito y más allá"


Creo que, como al Mediterráneo, hay que redescubrir el teatro clásico, al menos una vez al año. Nuestro teatro del siglo de oro es verdaderamente necesario, su lenguaje, sus temas, su gracia, su raíz en la cultura popular española, son providenciales; hijo de una crisis, -nos lo contaron tantas veces en las clases de literatura e historia-, apareció esplendoroso a denunciar, a actualizar los valores eternos de lo español y de lo universal. Las calles de nuestras ciudades están llenas de sus nombres, algunas  estaciones de metro de Madrid.., sin embargo parece que por desconocimiento actualmente no es algo que llegue a la mayoría del público, y la gente “ya que sale poco” prefiere asegurarse yendo a un musical.

Ron La La, nos ofrece todo en uno, lo clásico, lo popular, lo actual...y el musical. Porque es un musical: un musical español con los justos medios, (como no puede ser actualmente de otra manera) económico-logísitcos para poder venirse a Salamanca una noche de sábado y  traernos una música eficaz, en directo, con bailes y cantes, y polifonía, y ritmo, mucho ritmo, tan vivo que requiere del espectador la atención permanente. Nos llevan en volandas. Este espectáculo está pensado para una minoría culta y muy avisada, aunque todos los que lo vieren –independientemente de su nivel cultural- saldrán satisfechos y preguntándose ¿por qué no nos alimentamos más del clásico?


Aparece la crisis, -el juego es un paralelismo-, la corrupción: estamos en el XVII lo mismo que en el XXI, y el final inculca un mensaje positivo: dentro de un par de siglos la gente habrá entrado en otra gran crisis, y entonces se dará cuenta que unos años atrás había otra cosa: bonanza y despilfarro. O sea que se habría salido de ésta, luego es posible.

El mundo es así: un eterno retorno.

Uno vuelve a casa –en nuestro caso al coche, ya que teníamos que regresar de Salamanca a Béjar- con el ritmo del verso y con el prurito de exprimir gracia e ingenio en el habla. Si los españoles bebiéramos más siglo de oro hablaríamos mejor, diciendo las palabras justas, sin tópicos, ni tantos vacuos hablares por hablar. Los clásicos funcionan; la República de Azaña lo supo: ahí estuvieron las Misiones Pedagógicas y “la Barraca” de Federico García Lorca, con gran éxito, llevándolo por toda nuestra geografía. Si al pueblo le devuelves lo que es suyo, lo quiere. (Claro que hoy habría que encerrarlos, secuestrarlos, para que prestaran atención).

A mí también, y gracias a la perseverancia de Pilar, mi mujer, que me obligó a llevarnos a Salamanca (y a mí a ir por sexto día consecutivo), se me dio el regalo de disfrutar de este espectáculo tan maravilloso, tan total.

Total; porque el teatro actualmente gana en espectacularidad al cine, y es por su interactividad, -raro es el montaje en el que los actores no atraviesan “la cuarta pared” e implican al público-. Ayer como público fuimos muchas cosas, entre otras, un eco acusador, cuyas gracias nos hacían ir descubriendo entre nuestras propias risas cómplices.

La música.- Me quedo con el conocimiento musical de los cinco actores que había en escena; jóvenes sobradamente preparados en todos los palos del arte, recitado de verso y prosa, baile, despliegue físico, dos excelentes guitarristas, que sabían tocar hasta sin brazos y con los pies, y muchas percusiones, cajón, bongós, bombo, un flautín, un piano, y el canto polifónico y también de cantautor.
http://ronlalaweb.blogspot.com.es/
Ron La La: una actualización de lo eterno.

martes, 12 de marzo de 2013

¿ACASO HABLAMOS EL MISMO IDIOMA?


No el de los sentimientos, por lo menos en mi caso. En las noticias he visto y oído al político venezolano Nicolás Maduro vociferar su dolor, como una –para mí- falsa plañidera, absolutamente sobreactuado, que sólo mueve a risa.

Claro que no me he tragado todo el contexto de la muerte y divinización de Chávez. Pudiera ser que fuera un clímax lógico conclusivo dentro de una preparación de discurso y sentimientos, aunque para mí lo dudo mucho. 

Nunca entendí al viril personaje objeto de la pompa fúnebre: gran comprador de armas en el mercado mundial, fanfarrón en sus discursos, que a mí me parecían no argumentos sino guiños hacia sus incondicionales (que ellos habrán entendido como inteligentes). A mí no me interesó, siempre me produjo un rechazo “formal” y, si tenía algún mensaje que me hubiera podido llegar, no lo he captado, por desconsideración, por desprecio -en el sentido más literal de “no aprecio”-.

En algún momento me ha podido seducir la dicción y el argumento de otros líderes latinoamericanos, aunque tampoco estuviera de acuerdo con ellos. En ese continente hay muchos maestros de la palabra, actores, literatos, políticos, cantantes..., pero, por ejemplo, tampoco entendí por qué votaban a Ménem, siendo tan patán con nuestro idioma, del que precisamente los argentinos son los mayores virtuosos.

 

El ejemplo contrario de Nicolás Maduro, la claridad del contenido, la emoción verdadera, yo lo  encuentro en Salvador Allende, magnífico discurso, extraordinaria dicción, hondo mensaje(1). Ése sí es mi idioma.


 

 (1) otra cosa es que piense que fue espontáneo o improvisado, -que no creo que lo fuera- como su suicidio, -que tampoco lo fue-. Creo que Allende sabía que le podía pasar una cosa así y supo prepararse y crear una obra maestra, una mítica salida de escena. Aún pensando esto, me emociona escucharla.

domingo, 10 de marzo de 2013

QUE NO EXISTA LA DACIÓN EN PAGO GENERARÁ REVOLUCIONARIOS


Decía en mi anterior artículo  lo de “pobres principitos”, que sin comerlo ni beberlo, han sido extrañados de su paraíso.

Pero de un paraíso más modesto, precipitados hacia la marginalidad económica, han sido, están siendo, extrañados centenares de miles de españoles, con sus correspondientes “principitos” (nada que ver con Saint Exupery). Quizá exagere y sólo sean decenas de miles; será la impresión viciada que proporciona mi actual trabajo que para que sepáis, es, básicamente, embargar gente; succionar patrimonios. Todos los días veo dramas económicos irresolubles.

Como en las hipotecas no existe la dación en pago, (que sería entregar la vivienda al banco y que se cobre sólo de ahí), muchas personas que se hipotecaron se están quedando con un patrimonio negativo, al no conseguirse en la subasta dinero suficiente para pagar la deuda que contrajeron. Estas personas nunca volverán a emerger económicamente, porque -nosotros los juzgados- dejamos puestas trampas en todos los bancos y fuentes de ingresos legales, con el fin de succionar el patrimonio que les pueda llegar. Así no hay quien levante cabeza.

 

En la mayoría de los casos se trata de gentes  formales, inteligentes, en gran parte emprendedoras. Decían por un poco más que un alquiler me compraré una casa y al final será  mía. Eran personas que creyeron que el futuro sería una progresión y que, en el peor de los casos, venderían su casa a medio pagar y podrían  retroceder  a la firmeza de la nada. Pero no, han caído en una ciénaga, vivirán toda su vida en la catacumba: si trabajan por cuenta ajena, se les confiscará el sueldo que supere unos mínimos estrictos para vivir al límite. A pesar de eso nunca lograrán pagar la deuda. Pero, aunque se tenga la suerte de trabajar por cuenta ajena ¿cómo alimentar y vestir a una familia, dar estudios a los hijos, pagar la sanidad... todo esto que también se nos viene encima?

 

Sus hijos, príncipes destronados por la burbuja inmobiliaria, lo mismo que muchos descendientes de parejas rotas, que calcularon sus créditos o sus gastos (también estoy destruyendo patrimonios por los simples gastos de la comunidad de vecinos) para dos sueldos que se mantuvieran estables y se ayudaran haciendo economías de escala. Estas familias con la separación caen en deseconomías de escala: les comen esos gastos y terminan en la catacumba económica.

Sus inocentes que van a sufrir este desfase, esta precipitación, lo sentirán como una injusticia del sistema hacia sus padres; la mayoría –ya lo henos dicho- gentes de buena fe, que erraron sus cálculos.

 

En las cabezas de estos principitos están los gérmenes de los nuevos Lenin, Durruti,  Rosa Luxemburg, Che Guevara...

 

 

PERO ES UN PROBLEMA INSOLUBLE.

 

Los bancos, tienen (o tenían) dinero propio, pero la mayoría de su dinero es de los depositantes y  está prestado a gente que se compró casas. Las entidades financieras no pueden renunciar a seguir persiguiendo (por poco que  saquen) los patrimonios negativos que se generan. Si fuera así, si aplicaran por su cuenta y riesgo la “dación en pago”, mucha de la gente que ahora paga, no por interés, sino por miedo, diría: dejo de pagar y entrego la vivienda, ya que no voy a caer en la catacumba.

 

Entonces los bancos dejarían de ingresar también ese dinero limpio de los que actualmente están pagándoles, aunque sea haciendo de tripas corazón. Esto provocaría que aumentaran las casas entregadas, habría aún más oferta de casas: que –lógicamente- bajarían más de precio. ¿A ver cómo venden las que ahora tienen? , (…y las que irán cayendo por su propio peso).

 

 

El problema principal es que los precios de la vivienda se han desplomado y siguen en caída libre. Si los bancos aceptaran, o si el estado les impusiera, la dación en pago, habrían hecho un nefasto negocio, porque muchas de las casas que hoy se adjudican en subastas, a las que –confirmo profesionalmente- no vienen postores, porque a nadie le interesan, se están “rematando”  al 50% o al 60% de su valor de tasación de hace 5 años, y muchas van a tener que venderse aún más baratas si las entidades financieras quieren recuperar algo del dinero que prestaron en tanto crédito fallido.

 

Por otro lado, existe el problema de a quiénes se aplicaría una retroactiva dación en pago: a los que pidieron hipotecas, ¿por qué no a los que se endeudaron sin hipoteca y sus negocios han sido perjudicados por la explosión de la burbuja?, ¿se aplicaría a los de antes se les ha seguido cobrando? ¿se les devolvería el dinero de más que se les ha cobrado?

 

¿Con qué dinero se compensaría a los bancos por una ley retroactiva que tanto les perjudicaría? 

Si, como es más lógico y la gente reclama, ahora se debiera “rescatar a la gente” ¿quien paga este nuevo rescate? ¿los que ahorraron y se compraron una casa modesta? ¿Los que viven de alquiler?

 

En el cielo funciona (porque Dios la impone) la parábola del hijo pródigo –que, como cualquier perdón gratuito, es una injusticia- pero en la tierra, en la realidad,  yo no termino de verlo. No sé vosotros...

jueves, 7 de marzo de 2013

EXTRAÑADOS DEL PARAÍSO.



Un buen día la razón de estado mandó a la infanta Cristina a Barcelona a trabajar, o a figurar, (dificil para un jefe hacer trabajar o echar una bronca, a alguien que tiene que llamar “alteza”) para la institución más importante de Cataluña después del Barca: “la Caixa”. No la pusieron con dineros, sino a gestionar cosas culturales, (algo debería habérsele pegado de su corta vida pasada, al inaugurar tantas exposiciones y entregar tantos premios).

 

No tengo ninguna duda de que en la política matrimonial de la casa real, Cristina de Borbón estaba destinada a casarse con un catalán, por eso de apretar lazos con esa a veces tan díscola parte de España (si me lo permiten: es lo que pienso). Pero se rizó el rizo: apareció un catalán de residencia y  vasco de apellido. Deportista de élite, que se ganaba bien la vida, jugador del Barcelona -la más importante institución catalana-.  De la sección de balonmano: dos metros de músculo y mucha personalidad. Un chollo: atamos a vascos y a catalanes en la misma boda.

 

Pero ya debía de haber resultado un poco sospechoso que el balonmanista abandonara a su novia de toda la vida al cruzársele una princesa. ¿Como llegó a conocerla y a solaparla con la otra? No creo que Cristina fuera como una Kamikaze. Uno no se explica como alguien puede llegar a la intimidad de echarse una novia que tiene dos o tres guardaespaldas permanentemente a su alrededor, cómo pueden conocerse dos personas, sin libertad ni intimidad para confrontar opiniones, ¿qué ideas, qué planes de vida pueden trazar mientras los hombres del pinganillo están mirando a todos lados?. Cuan inverosímil me resulta el primer beso: solicitado, permitido por la autoridad, planificado, por escrito..., ¿con conocimiento del previo del jefe de los guardaespaldas, esto es del Ministro del interior? ¿Habría algún achuchón prematrimonial? Los guardaespaldas ¿podrían dejarles encerrarse en una habitación  sin hacer dejación de funciones? Qué vida más cuadriculada la de princesa ¿verdad?

 

El caso es que se casó en Barcelona con parte de la ceremonia en catalán y otra en vasco. Dirigidos por Pilar Miró. (Yo no lo vi, pero algún resumen me habrá llegado)

¿Qué le quedaba a la infanta sino convertirse en una paridora real? Una reproductora de aristócratas con el indudable pedigrí físico de un balonmanista de élite y la azulada sangre de nietos del rey más querido y campechano (hasta hace un año). Creo que los Urdangarín-Borbón han traído al mundo cuatro hijos, suponemos que bien educados, con muchos idiomas y entrenados bailarines de valses, destinados a introducirse en las fiestas de la realeza. Cualquiera de ellos o ellas podría haber hecho un príncipe o una princesa consorte de alguna casa real europea. Cuanta más producción más posibilidades.

Pero ahora tras el fiasco de sus padres ya sólo podrán arrastrar el nombre de nietos del rey por los platós de televisión, de la misma innoble manera que lo hacen algunos nietos de Franco.

Qué pensará Cristina, marginada del proceso judicial, porque se entiende que el tipo parásito de Infanta, en una casa donde el trabajo siempre se lo dieron hecho, ya bastante tenía con parir cuatro hijos, para pensar que se  metía en dibujos y reuniones de esas de “pasar el cazo”. Yo no la veo, el Juez no la ve..., pero vete tú a saber. Ni siquiera el duque empalmado se atrevía a hacer aquello sólo. Pringó y el nombre Urdangarín ya es un apestado social, aunque salga absuelto, (que me lo temo).

¡Pobres sus principitos!, ya no van a poder vivir del cuento.

lunes, 4 de marzo de 2013

La historia impresentable.

No sólo es la inquisición o la guerra civil, con sus asesinatos y destrucciones, no sólo el franquismo con su aplastante hipocresía nacional-católica, no sólo ETA, Roldán o Bárcenas; tenemos un siglo XIX lleno de argumentos de opereta grotesca o de burdo cabaret, (si no hubiera habido tanta sangre con sus guerras carlistas, sus independencias americanas, sus guerras de Marruecos, sus conspiraciones y asesinatos...).

Habiendo habido tanta corrupción en las altas esferas ahora entiendo mejor que surgieran anarquistas, nihilistas con bombas.

Isabel II, la tatarabuela del rey Juan Carlos, gobernaba España con su clítoris: subía y bajaba presidentes y militares según dieran satisfacción a su ninfomanía (1), parece una película porno,  pero es la historia española, de la monarquía borbónica, esa que puede acabar otra vez por los suelos porque se descubre que royeron sus patas el duque empalmado y la “princesa” Corinna. Sabemos poco de los años vigorosos del rey, pero en la prensa francesa alguien ha escrito “le plus toumbeur d’Europe”; parece que llevaba décadas haciendo honor a su primer nombre.

 

Escribo esto mientras en Suiza se decide por referendum que los accionistas de base controlen los sueldos del los altos directivos y que las indemnizaciones por cese que se autoasignan estos personajes desaparezcan, todo porque un pequeño empresario, cuyo nombre no he retenido, empezó a mover firmas de protesta al quedarse sin cobrar lo que le debía una gran empresa que dio en quiebra, mientras el jerifalte responsable se embolsaba una escandalosa indemnización blindada. -Como los banqueros españoles, o el tesorero del PP-. La ventaja que tiene el directivo suizo es que no necesita llevarse el dinero fuera de su país; ya está en el paraíso fiscal del dinero sucio.

Quien sabe: a lo mejor los suizos son –o van a ser- muy exigentes con las inmoralidades propias y guardan toda su práctica hipocresía para recoger y manejar el maloliente dinero ajeno.

 

Pero según la película basada en el libro Graham Grenne “El Tercer Hombre” Suiza no tiene una historia apasionante como la italiana de los Médici y los Borgia. Por eso dicen en la película sólo se ha inventado el reloj de cuco. Los serios suizos no pueden mostrar un tejemaneje internacional como el que se trabó para casar a Isabel II:

 

(...) como siempre ocurre en estas circunstancias acabó triunfando el candidato que menos peligro ofrecía a todos, Francisco de Asís, primo de la reina.

Podía haber sido el freno sexual y político de una reina, llena de fervor en ambos sentidos, y fracasó. <<Levaba más encajes su camisa que la mía>> cuentan que dijo Isabel II tras la noche nupcial. La voz popular recoge y amplía enseguida los aires que se oyen en la corte.

Paquito Natillas

Es de pasta flora

Y orina en cuclillas

Como una señora.

 

 

FERNANDO DÍAZ-PLAJA  Otra historia de España. Plaza y Janés 1972

 

 

 

(1)   Fernando Díaz Plaja escribió  pero sufriendo además de una femineidad acusada, que no ocultará a la hora de ascender generales y recompensar a cortesanos.

 

viernes, 1 de marzo de 2013

La forja de un melómano 4 (y llegué al jazz)

Yo era un intransigente musical, aunque ya no creía en Dios, para mí sólo existían los Bach, y Beethoven, y sus parientes, ahijados o discípulos  Tárrega, Villalobos,  Albéniz, Schubert, etc. Lo demás era música impura y con una calidad devaluada, puramente comercial. Los Beatles o Elvis Presley, de los que tenía cintas de casete antes de mi intransigencia, no eran dignos de alojarse a su lado, así que guardé en otro sitio lo que tenía de ellos. El jazz era demasiado "americano", yo era antiamericano, Iba con los argentinos en la guerra de las malvinas, y me gustaba más Chaikovski que toda la músicia americana junta. En aquellos momentos yo despreciaba rabiosamente las películas musicales, y me rasgaba las vestiduras como un estúpido diciendo ¿y ahora por qué se ponen a cantar?

Mi caída del caballo sucedió en Salamanca, en la desaparecida pensión Lucero. Allí se alojaban unos conocidos de Ávila y sabiendo que yo tocaba la guitarra, me hablaron de un compañero de pensión . Un tal Santiago Gutierrez, de Torrelavega "que toca muy bien la guitarra, pero no música como la tuya". Un domingo, estando yo de vista, me lo presentaron. Yo tomé su guitarra con intención de dar un testimonio del dios verdadero y toqué la verdad es que bastante bien "Recuerdos de la Alahmbra", pero él, lejos de impresionarse, se puso a tocar Sentimientos de Baden Powell y otras músicas flamencas y jazzisticas que improvisaba. Este joven tocaba con una púa cogida con el pulgar y el índice y luego arpegiaba con el resto de los dedos de la mano derecha incluido el meñique, que los guitarristas clasicos no usamos más que para rasguear. Una técnica que aunaba lo mejor de los dos mundos, la potencia percusiva de la púa y los dedo para arpegiar o dar notas simultáneas.
Aquél Santiago respiraba muy bien la música, con el movimiento de mano se volcaba en escalas vertiginosas, mucho más rápidas en una cuerda de lo que yo pudiera soñar. No sólo eso: él sabía teoría, era capaz de explicar su música, tocarla de varias maneras y no se perdía nunca, porque se hubiera sabido encontrar enseguida. Tocaba una pequeña guitarra clásica, su sonido no estaba contaminado por la electricidad, (Cosa que para mí hubiera sido el colmo de la impureza) y también interpretaba flamenco con aquel estilo tan poco académico. Enamorado de su toque, desde esa tarde empecé a decirme ¿y por qué no?
Vencido mi purismo, siempre que pude le obligué a tocar para mí. Era un monstruo y yo nunca más me atreví a tomar la guitarra ante él.
A Santiago le gustaba el clásico pero como una música buena más. Yo, por falta de técnica conocimientos y empeño, nunca he podido tocado bien otra música.
Derribada mi muralla, empecé a comprar, baratas como siempre, cintas en los mercadillos. También restos de la colección los grandes del Jazz. La de abajo es deliciosa: una orquesta checoslovaca y un trompetista negro tocando gamurosas melodías con un sonido muy elegante. Qué decir de la maravillosa West Side Story, para mí una de las diez mejores películas de la historia. Y la que tiene mejor música.
"Para los Amantes de Duke Ellington" es una sorprendente grabación de una big band española,  dirigida por Francisco Burrull. Entonces se hacían versiones "no originales" para los pobres como yo. Esta versión es pulquérrima y todos los instrumentos se entienden a la perfección además de tener mucho swing. Creo que me gusta más que la "original".
Entre estos gozos y las lecciones de vida de Santiago me abrí definitivamente a todo lo ancho de la música.