miércoles, 1 de mayo de 2013

BUENA NUEVA 4


 

DESARROLLO DEL TRABAJO

Todo esto va ocurriendo junto al aprendizaje del trabajo,  mientras entran procuradores y procuradoras, abogados y abogadas a preguntar cómo van sus asuntos. Los funcionarios se lo explican, pero si hay algún problema o hay que hacer alguna pequeña reinterpretación en la ley toman el expediente  y van a consultarlo a la secretaria o al juez. Que no siempre, pero la mayoría de las veces, acceden.

 

El juez tiene buena cara, imprime casi siempre un tono paternal a su voz de tenor, habla muchas veces como si aconsejara, como si no diera mucha importancia a la formalidad. Resulta deliberadamente tranquilizador, empleando expresiones impropias como “tirando virutas” o “enchúfalo”, que realmente no le cuadran nada, pero uno termina acostumbrándonse a ellas.

Es de ... como yo, y más joven. Cuando me lo presentaron estreché una mano blanda, cosa siempre que me predispone contra la sinceridad de quien me la da de esa manera. Creo que, a pesar de que con la boca manifestó la consuetudinaria alegría por ser paisano, no le hace ninguna gracia. Sé que la razón, aparte de los complejos que pueda tener como cualquier persona respetable respecto a su pasado juvenil, es que tiene un hermano, en tiempos muy conocido por las calles de Gélida por sus extravagancias. Al hermano le traté en el instituto y durante años conservé su saludo; hace décadas que no le veo, y,  por supuesto, negaría tantas veces como San Pedro conocerle o recordarle, si en algún momento fuera inquirido por ello.

Ante su simpatía, en la primera entrevista, le pregunté ¿cómo debo llamarte de tú o de usted?.

 -De usted, aunque yo os llame de tú: llámame “Don ...”.

 

Hago constar que lo entiendo; es un gesto de experiencia. Como personas, son completamente iguales a los demás, por eso necesitan que todo el mundo, especialmente delante del pueblo llano, les reconozca una altura y una capacidad superior, ya que les ha sido  conferido decidir sobre el curso de vidas y haciendas. Por eso se ponen togas y tienen en su mano el delito de desacato.

Acatar es aceptar una obligación un mando sin razonar, sin poner en duda, sin siquiera rechistar; acatar es obedecer ciegamente. Desacatar sería lo normal en una sociedad inteligente, madura, que no admite imposiciones que no sean razonadas. Pues bien, una persona que replique a un juez sin usar expresiones, como “con la venia” “señoría” está expuesto a ser reo de desacato. El desacato es un pedestal que la sociedad les da, y que ellos, muchas veces, no merecen.

 

No tengo inconveniente en acatar a Don ...., es un tipo capaz para su oficio. Es la confirmación de la teoría lamarkista de la evolución: “la función crea el órgano”. No es que aparente ser un tipo hipersabio en lo jurídico, un cantarín de artículos, pero es solvente. Sin embargo, su especialidad, a la que ha adaptado su memoria, son los asuntos de su juzgado. Lo recuerda casi todo de casi todos los expedientes, si ahí o acullá pidieron una prueba pericial, si el perito vino de Zamora o de Ciudad Rodrigo, si esta empresa va mal y estuvo a punto de entrar en concurso de acreedores. A mí me cuesta trabajo acordarme de los – aunque hayan sido penosos- pasos que di en un caso de cuatro meses atrás, pero este juez sí los recuerda y tiene, aparte de su bagaje de décadas, el de siete personas como yo que se admiran de que sepa mejor lo que tienen entre manos que ellos mismos. Rememora cosas como qué le dijo al funcionario, cuando le planteó una duda, o remite a que busquemos y copiemos lo que resolvió en el juicio verbal nº  569 de 2011, porque su memoria también alcanza a los números.

 

2 comentarios:

  1. Emocionantes y angustiosas estas narraciones de vida laboral cotidiana. Pero se queda uno intranquilo por tu atrevimiento de hacerlas públicas. ¿O es que ya has "causado baja" y te estás desquitando? No quisiera inquietarte por la inquietud que a mí me ha quedado. Sea como sea, felicitaciones por estas historias que producen taquicardia como cuentos de tensión. Como los rasgos psicológicos y el trato de los personajes de quien se depende, lo de las aplicaciones informáticas es una angustia total, porque unos proveedores alquimistas de estos tiempos se han hecho con un hueco muy rentable y sobrevalorado, basado en la ignorancia del resto y el esnobismo, credulidad y, posiblemente, intereses de los políticos que aprueban cambio tras cambio y actualizaciones infinitas, cuando el razonamiento -reconozco que simple- me dice que si algo necesita actualizarse tan rápidamente es que habría que exigir la devolución del dinero pagado por la aplicación anterior, porque los fundamentos de la informática son los mismos desde hace muchos años y un buen programa profesional de lo que conozco, que es el dibujo, como Photoshop o Illustrator, tiene sus funciones o comandos principales iguales que hace treinta años. La jefa o superior inmediata me da pánico como de internado conventual. Con toda la angustia, la instructora informática, por su descripción, me resulta erótica; eso sí, no tomes ni un café -medida adecuada contra la tensión arterial- y abusa todo lo necesario del antitranspirante para pieles sensibles.

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    1. Gracias Xabier, lamentablemente he causado baja. De otra manera sería cuanto menos incómodo saber que algunos podrían darse por aludidos y que me hicieran sentir ese poder. Olvidé poner en el forntispicio eso que sale en algunas películas de que "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". Al final del relato, en el 7 saldrá un suceso de realismo mágico que será la vuelta de tuerca que lo aclare todo.

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