jueves, 9 de mayo de 2013

UN DIARIO DIFERENTE: JOSEF GOEBBELS (2)


Goebbels es muy culto. Por ello desprecia desde arriba a los generales que rodean a Hitler, -que para él  son brutos y carecen de su sensibilidad intelectual-, sin embargo odia todavía más esta vez “desde abajo” a los otros intelectuales, (en términos actuales de España, yo diría que odia a los “intelectuales progres”).

Y de una conversación con Hitler  nos recoge estas palabras:

 

Los judíos fueron también los primeros en emplear la mentira como arma política. El hombre primitivo, según cree el Führer, no conocía la mentira... Cuanto más se desarrolla intelectualmente al hombre, mayor habilidad adquiere para ocultar sus íntimos pensamientos y expresar algo totalmente distinto a lo que de verdad siente. El judío, como criatura absolutamente intelectual, fue el primero en conocer este arte. Podemos considerarle, por lo tanto,  no sólo como el portador, sino como el inventor de la mentira entre los seres humanos. A causa de su pensamiento materialista, los ingleses son muy semejantes a los judíos. En realidad son los  arios que más se han contaminado de las características  judaicas..., la nación que ha descubierto las intenciones judías y ha sido la primera en luchar contra ellas, será, naturalmente, la que ocupe el puesto de Inglaterra en la dominación del mundo.

 

Por supuesto que la nación es Alemania. Los mejores soldados, los únicos que saben por qué luchan, son los alemanes (sólo que siempre por culpa de un inepto -que nunca es Hitler, se ha descuidado la aviación y les han ganado la batalla del aire los ingleses, a  quienes ama, odia, teme, admira)

Son un pueblo especial con el que resulta difícil razonar. Son testarudos  hasta el extremo de que, a la larga, alteran los nervios a cualquiera. Posiblemente se trata de una ventaja nacional más que una desventaja.

 

Pero a los que no puede ver es a los italianos, sobre todo cuando cambian de bando; solo salva a Mussolini:

 

La única cosa cierta en esta guerra es que Italia la perderá. Su pusilánime traición a su propio Duce fue el preludio de la cobarde traición a sus aliados. Mussolini pasará a la Historia como el último romano, pero tras él se verá un pueblo de gitanos incapaces de toda grandeza...

 

Las demás ciudades, pero sobre todo Berlín, fueron bombardeadas intensa y repetidamente porque ya los nazis el 29 de noviembre de 1943 no tenían aviones ni cañones antiaéreos con que defenderse efectivamente. Las bombas están causando importantísimos destrozos y dejando sin casa a la mayoría de la gente, pero lo que ve este hombre es esto:

 

En la Gartenplatz presencié el reparto de alimentos. Hombres y mujeres me recibieron con un entusiasmo tan increíble como difícil de describir. (...)


Tuve que comer con la gente y me llevaron a un banco para hablarles. Pronuncié un discurso certero y enérgico que ganó el corazón de los trabajadores. Todo el mundo se acercaba a llamarme por mi nombre de pila, dándome el calificativo de “Du”. La gente quería pasearme en hombros por la plaza y me costó trabajo impedirlo. Las mujeres me besaban. Tuve que darles autógrafos. Se distribuyeron cigarrillos y fumé uno en su compañía. En resumen, la gente estaba alegre y divertida como si nos hallásemos en un carnaval.

Naturalmente los destrozos son enormes, pero la gente más directamente afectada por ellos los toma con el mejor humor. Están firmemente convencidos de que lograremos superar todas las dificultades. Sólo tienen palabras de alabanza para las medidas que hemos tomado hasta ahora.

La mayor parte de Wedding está en ruinas. Lo mismo ocurre con Reineckendorf.

Me despedí de la gente.  Hubo escenas conmovedoras. Una mujer dio a luz a un niño durante los bombardeos aéreos hace dos o tres días; sin embargo, insistió en levantarse cuando supo que estaba por allí y corrió a la plaza. Desde luego, no perderemos esta guerra porque falle la moral del pueblo.

Discutí extensamente con el doctor Ley la manera de hacer que retornen al trabajo los obreros que aún no han vuelto a sus fábricas. Tendremos que hacer algo para estimular su regreso. Daremos raciones de cigarrillos y licores a los obreros que vuelvan a tiempo, aparte de hacer un llamamiento a su sentido del deber, lo cual no deja de producir grandes efectos en el caso de los trabajadores berlineses. Es preciso reanudar el trabajo lo más rápidamente que sea posible. Los obreros han de ayudar, también a limpiar los escombros. No deben dejar que hagan esa tarea los soldados que no saben una sola palabra acerca de las fábricas y posiblemente estén destrozando más de lo que arreglan... ¡el obrero berlinés es capaz de jugarse la cabeza para conseguir un cigarrillo!

 

Este era el concepto final de la raza aria superior que tiene uno de sus principales mentores: capaces de jugarse la cabeza por un cigarrillo.

 

Yo no creo que la mayoría de los berlineses  se comportaran como describe Goebbels  después de lo que estaban sufriendo. Uno de los delirios de este hombre es interpretar pequeños gestos, que puede que efectivamente le hicieran arribistas (que siempre los hay) o gentes forzadas o miedosos o fanáticos, como representativos de la ciudadanía. Me atrevo a diagnosticar que se producía en su mente un bloqueo, un intento de menoscabar la cruel  realidad, diciéndose que era la voluntad del pueblo, la que junto a él estaba asumiendo estos destrozos, y descargándose de la responsabilidad, plena en su caso, de haber hecho la guerra y de estar perdiéndola de esta manera tan impotente y dolorosa. 

 

 

Viendo la derrota de la racionalidad, de la perspectiva, de la realidad, se columbra el trastorno mental que originará que cuando los rusos estén entrando en Berlín no sólo se suiciden él y su mujer, sino que también envenenaron a sus hijas.

 


P. D. Este libro tiene 640 páginas, pero se lee volando.

Pero no sé si los alemanes de la posguerra, o incluso los actuales, serían capaces de enfrentar una lectura tan descarnada de su pasado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario