martes, 30 de diciembre de 2014

El año de Facebook

Yo nunca he sido de celebrar mi cumpleaños. Mi santo tampoco, San Juan de la Cruz, que coincide con la fecha de la huelga general mas importante que hubo en toda la historia de España: el 14- D. Suelo decir que a final de año, ahora mismo, es mi cumpleaños. Aquí, seguramente estimulado por las fechas (en las radios televisiones y periódicos suelen hacer balances), hago yo el mío y cumplo años el 31 de diciembre.
Además, me suelo apuntar uno de más, como hacían los romanos.
Este, que iba a ser el año del huerto, ha sido, más todavía, el año del Facebook. Siempre desprecié esta concepción/montaje de los amigos digitales, incluso escribí aquí bastante contra sus pompas y vanidades. No retiro ni una palabra de lo escrito, pero reconozco que me ha dado mucho juego. Quiero creer que yo me he aprovechado de ellos, -mi argumento es que no he admitido un solo amigo más-, pero me tienen calificado como alguien de alta actividad: lo soy. Y debiera dejar de serlo, porque me he embarcado en cuatro proyectos a lo largo de este año y han sido un éxito para mí (y para la empresa de Mark Zukerberg  también, estoy seguro) aunque me han robado mucho tiempo del que necesito para hacer otras cosas.
Empecé tendiendo una red para pescar fotos antiguas de mi pueblo. Éxito rotundo: mando, influencia, liderazgo..., y 600 fotos que no tenía, pero también conflictos varios, heridas, hasta algunas noches de insomnio. Pero el balance es muy positivo, a pesar de las sorprendentes susceptibilidades que me saltaron al camino, como sapos inoportunos. También nuevas amistades. Todo es aprehender, hasta el facebook.
Ahora estoy muy feliz con la página "por las nubes" esa que me independiza de mi pueblo y de cualquier convicción, y me hace universal.
 Encuentro una comunión de sensibilidad en muchas personas que remiten sus fotos desde diversos lugares del mundo. Siento que ahora todos los participantes miramos al cielo de otra manera, afanandónos en encontrarle los tesoros para compartirlos. No es que sea una idea meritoria, pero tiene el genio de las cosas sencillas que alguien dejó de inventar, para que lo hiciera yo. Es algo primario, anterior a todo lenguaje articulado: volúmenes, colores, luces, flotando puras o enmarcadas en lo telúrico o en lo artificialmente plantado por el hombre, que nunca es protagonista. Las nubes no tienen precio, ni quizá tampoco valor, ni siquiera tienen razón; son algo previo a estos conceptos humanos, seguramente un juego o un prejuego, probablemente se nos prendió en nuestra condición de animalillos nacientes que, ignorantes de todo, flotábamos en el líquido amniótico.
La lástima es que las fotos no llenen toda  la pantalla. Hay márgenes para la sociedad, para que otros -Zukerberg-  hagan negocio alrededor de esta idea universal y celeste. Al final, aunque no nos demos cuenta, pagamos precio por todo.

lunes, 22 de diciembre de 2014

No recuerdo bien si Hall ganaba en la desasosegante película...


2001 “Una odisea en el espacio” del genial director Stanley Kubrik, (se pronunciaba Jal pero no sé como se escribirá en inglés, y me refiero, para quien no la haya visto, al nombre de un ordenador que se rebela contra los astronautas) el caso es que debiéramos estar remojando nuestras barbas ahora. También lo decía en una canción Miguel Ríos que “esta es ala era de mister Chip, que te quita el curro, además de meterte en fichas sin fin”.


Son miles de detalles, pero hoy me he fijado en uno, iba a entrar a una tienda a preguntar el precio de algo y me he dicho: no, mejor lo miro por internet.
Ordenadores ;1 Humanos 0
Parece que me creo que es más fácil decir: "no me interesa, no me compensa, me parece caro...", a un ordenador que a una persona. Pero tampoco es así, hace un mes estuve interesado en una motosierra, y busqué esa información: Cada vez que entro en internet me sale una oferta de un aparato de esos.
  
2.- Estoy criando un huerto y tengo que decir que los hortelanos somos como los padres de recién nacidos: siempre tenemos algo apasionante de qué hablar; comentar solamente del tiempo con un hortelano tiene pleno sentido; no es la típica conversación banal. Pues bien, gracias a los “tutoriales” de internet yo hablo y solicito muchos menos consejos de mis vecinos reales, de los que hubiera debido. La cantidad de nuestra relación humana se va a reducir tanto que va a resentirse la calidad, esos veteranos que me rodean y que querrían transmitirme los consejos – cerrando su ciclo, cediendo el testigo - que a ellos les dieron otros hortelanos, y las mejoras que han aplicado, van a padecer una frustración sólo comparable a la que sienten los abuelos que ya no pueden contar sus historias a sus nietos, que no tienen más que ojos y oídos para lo que sale de las pantallitas.

3.-Estamos matando al intermediario en una ¿próspera? sociedad de servicios como la que  teníamos se ha asentado un instrumento, ¿virus?, que casi elimina las dudas. Terminará por no ir nadie a una tienda a que le enseñen varios productos y su manejo para evitar el contacto humano. Esto ya habíamos empezado a hacerlo en los supermercados y macrotiendas, y que no nos expliquen, que no nos vean como torpes, nos lo estudiaremos todo por tutoriales. Supongo que ya habrá muertos y heridos por  fe en los tutoriales.

Hace poco llegó a entrar en nuestra casa un comercial de una compañía de gas y salió de ella muy violento, además sin hacer negocio. Cuando él creía que nos había convencido y rellenaba los documentos sobre la mesa de nuestro comedor, mi mujer le dijo que ya nos lo miraríamos más despacio por internet y lo contrataríamos: es la primera vez que echo a alguien de mi casa, y faltó poco para que le empujara.


4.-Pienso ahora en las conversaciones que he tenido como adolescente, tratando de aprender sobre el sexo y la iniciación: experiencias, conocimientos (y jactancia)  que compartía el más avezado que conseguía llevarse por primera vez a una chica, con sus amigos: las palabras, los gestos, los roces, el descubrimiento, los trucos, nosotros queríamos comprender el misterio, aunque tuviera que ser reconociendo nuestra bisoñez, nuestra inferioridad, sometiendo a una entrevista, abonando y aguantando la petulancia victoriosa del triunfador. ¿Se hará hoy así?

viernes, 19 de diciembre de 2014

Cuba va

Es una canción más panfletaria, rockera  y de mala calidad de Silvio Rodríguez. es tan impropia que él hace mucho que no la canta y nadie la echa de menos.

Yo soy de “la gusanera”, me lo escribió Silvio en su blog y entonces, me di cuenta que efectivamente, lo era: o quizá lo fui desde entonces. La gusanera son los que no aprueban, los que critican al régimen cubano, a la dictadura cubana, que, es dictadura igual que la de Franco, aunque realiza elecciones orgánicas entre los miembros del régimen porque queda muy bien eso de las urnas para presumir. Nuestro admirado Silvio ha sido o es diputado de esa "democracia" orgánica.

La apertura por parte del presidente de Estados Unidos y el hermano de Fidel Castro para establecer relaciones diplomáticas e intecambiar presos, sólo puede ser beneficiosa para los cubanos de uno y otro lado, que son todos familia. Es clara evidencia de que la política de la guerra fría no tiene ningún sentido en el siglo XXI. Cuando en el siglo XVII se firmó entre España y Francia la "Paz de los Pirineos", aunque alguien lo dijo, no fue como si los Pirineos hubieran desaparecido, pero parece que se reconvirtieron en montañas lo que antes eran murallas; lo mismo debe suceder en los 35 kilómetros de agua que hay en el estrecho de la Forida.

Cuba es un país pequeño y  tercermundista que ha tenido gran relevancia como un peón de ajedrez bien defendido pasado al campo contrario. Un país comunista en América, subvencionado y protegido por la URSS:  el único y el  inspirador y mantenedor “moral” (nunca pudo serlo económico) de muchos movimientos de “liberación” "guerrilleros" o terroristas, andaban por allí algunos de la ETA.

Nadie que haya ido a Cuba ha podido negar que es un régimen policial, que la pobreza y la corrupción campan por las calles, que la dignidad de los cubanos de a pie se ofrece bajo cuerda, con insistente solicitud, por unos pocos dólares o euros, haciendo sentir al portador de estas divisas una aplastante superioridad, (más impropia todavía, en un país que pregona la igualdad). Pero, eso sí, los simpatizantes que fueron a refrendar sus ideas previas del régimen siempre salían diciendo que es por el “bloqueo” y que, de todos modos, peor se vive en Guatemala o el Salvador. Tienen razón en esto último, pero en Cuba siempre se vivió mejor que en Guatemala o el Salvador. ¿Por qué no se atrevían a comparar  con Costa Rica o Panamá? 

El régimen cubano tendrá sus luces, no hay mendicidad, en la sanidad y  la educación son más democráticos, comparativamente mejores que otros países menos pobres, pero tiene muchas sombras:
Es el único país tercermundista que se permitió mandar un ejercito expedicionario a otro continente: record histórico. 
Porcentualmente no sé si habrá otro que tenga mayor número de exiliados, políticos o económicos.

Sobre el reparto de la pobreza (que no riqueza) nacional, supongo que también hay una proporción dedicada a los gastos militares superior a lo razonable. Será culpa del "bloqueo". Ahora pueden dedicar estos recursos a otras cosas. 
Se alivia la tensión y se levanta el indeseable embargo comercial, correrá más aire nuevo, pienso que desde que entró el hermano pequeño ya empezaron. Pero después de ayer es fácil que el traje institucional de la revolución le quede cada vez más estrecho a los cubanos que permanecen en su isla. Esperemos que vayan cambiando las cosas sin que salten las costuras ni se corte la circulación de la sangre. A ver si de una vez empieza a ser verdad eso de Cuba va. 

martes, 16 de diciembre de 2014

La vuelta del calcetín

A la inmensa Barcelona
capital de Cataluña
la hemos "echao" la uña
aunque es tan fanfarrona (...)

Este fragmento de una décima, que es el género de composición poética que se usa en  San Esteban del Valle para loar a su santo local, fue recitado en febrero de 1939  por su compositor: un empresario chocolatero llamado Esteban Navarro, con motivo de la fiesta del "Vitor" a San Pedro Bautista. Hacía poco que había llegado a San Esteban la noticia de la toma de Barcelona por los nacionales.
Entonces todo era cruzada, y hasta las loas a los santos se politizaban, se llenaban de pólvora. Hay una ironía hacia el "enemigo catalán", pero seguramente también el sentimiento positivo de que se vislumbra el final de la guerra, la ansiada vuelta de los barranqueños movilizados, y en general,  el cese de la sangría de recursos destinada a quemarse, sin beneficio alguno, (al contrario, produciendo más perjuicios) en el esfuerzo bélico.

Esteban Navarro, con el inminente final de la guerra, también quería recuperar su automóvil: un Chevrolet, que costó 6.000 pesetas y que le había sido incautado en el "agosto rojo" que sufrió el Barranco de las Cinco Villas de Ávila. El autor de la chanza que encabeza este artículo no sabía que su coche estaba precisamente en Barcelona (más tarde se lo notificaron) pero, tan mal parado, que no mereció la pena ir a por él.

Estoy leyendo este libro que narra, entre otros hechos históricos, la toma de Barcelona. Lo he "visionado" con mi mente cinematográfica. Por supuesto, -la he vuelto a ver hace poco- el libro me ha recordado a la película "El Hundimiento", Der Untegang del director Oliver Hirschibiegel. La cinta narra los últimos momentos de la camarilla del búnker de Hitler en Berlín, entreverado con personajes anónimos que sufren la derrota y la invasión rusa en esa ciudad.  Barcelona en enero de 1939 fue, para los republicanos, un sálvese quien pueda  y un el último que apague la luz (1) de lo más descarado y unos militares iban delegando en otros la autoridad de articular la defensa; pero todos, militares y civiles pensaban en cómo escapar, o como quedarse sin meter la guerra directamente en casa. Afortunadamente en 1939 la desmoralización de los militares y civiles republicanos era tan real como realista y no se produjo el mismo choque que en el Madrid de 1936  que se erigió en campo de batalla con muchos muertos y destrozos materiales bajo la consigna de "no pasarán".
Mejor así, los muertos y heridos son todos iguales, pero la arquitectura de Barcelona es mucho más hermosa que la madrileña.
Siguiendo con la ampliación literario-cinematográfica: uno se imagina en ese momento la lujosa ciudad ocupada por refugiados y heridos de toda la España republicana, -tengo documentación que acredita que hay gente del Valle de las 5 Villas de Ávila-,  y también barceloneses a quienes bombardearon su hogar, todos realojados en las maravillosas casas burguesas del ensanche, que habían abandonado las gentes que huyeron después del 18 de julio de 1936 por miedo o por convicciones "sublevadas"(2). Aunque peor les fue a algunos dueños de estas casas a quienes, un tropel de anarquistas, directamente, fusilaron.
Barcelona en enero de 1939 iba a ser tomada por el ejército nacional con ánimo de revancha, eso debían temer todos y más los muchos que habían actuado o se habían dejado ver como "rojos" o como independentistas.
Quizá algunos todavía quisieran retroceder para luchar en otro lugar, pero eran los menos: hay veces que saldrá mejor reconocer la derrota, rendirse y quedar a merced de la clemencia del enemigo que, al ser un humano, quizá ofrezca más oportunidad de sobrevivir que intentado parar o contrarrestar balas o metralla, siempre ciegamente belicosas.
Mi abuelo, republicano en el alma pero no de su obligado uniforme nacional, vivió la toma de Barcelona con más pena que otra cosa: presenció tales destrozos, abusos, saqueos de muebles, de puertas para hacer leña, que siempre repetía  a sus hijos "pase lo que pase, nunca abandonéis vuestra casa".

Había mucho drama, también cálculo de probabilidades, mucha vacilación, siempre sufrimiento: eso da mucho juego cinematográfico, muchos tipos de personajes en una situación límite, lo cierto es que la guerra civil tiene todavía pocas películas para la cantidad de sentimientos que puede recoger. Y a mí me gustaría escribir y rodar esta película.


(1) tuve escrito "marica el último" pero no estaba bien.

(2)Me sorprendió mucho que entre ellos estuviera el compositor Xavier Montsalvatge que se pasó a luchar con el bando franquista. Pero lo hizo mucha más gente, hay una división entera de catalanes en el Ejército Nacional que se llamó el Tercio de Montserrat.

lunes, 8 de diciembre de 2014

“El bosque animado”: sensibilidad sobre carnes vivas.


Los españoles conocemos “El bosque animado” como la película dirigida por José Luis Cuerda sobre el guión  de Rafael Azcona, adobada con un elenco de actores en sazón para los personajes que les fueron asignados: Alfredo Landa, Tito Valverde, Manuel Aleixandre, Miguel Rellán, Fernando Fernán Gómez, Luis Ciges... que recrearon una obra graciosa, amable y muy humana. Es una de las grandes películas del cine español de todos los tiempos.

Pero la película no es fiel a la novela de Wenceslao Fernández Flórez, y no sólo – pasa en muchos casos- porque no la abarque: el bosque animado contiene además una película de Disney, con animales humanizados que hablan, y lluvia y vegetación también animada, además de una serie de cuentos interiores ejemplares, (como esos que surgen en el Quijote, para entendernos).
Pero no es porque no la abarque. Aclararé por qué la película no es fiel: no sería comercial poner tanta amargura como hay en el libro. Existe una pincelada bien amarga, la imprudente muerte de una niña, que por el pavor que le inspira su ama,  se tira del tren en marcha. Pero no logra empañar el tono de la comedia, cosa que la novela “El Bosque Animado” de Wenceslao Fernández Flórez creo que no es.

En el estudio previo del libro se contiene la confesión del autor más nihilista:
Amigo mío, voy a contarte una gran verdad. La única gran verdad. Óyela: Dios no sabe que existimos. Dios ha hecho este diminuto planeta y muchísimos planetas más, y el sol, y muchísimos soles más. (...) Pues bien: en uno de esos mundos perdidos en el espacio sin principio ni fin, hemos aparecido nosotros como una contingencia, como una microscópica e inapreciable contingencia. Como aparecen en el queso los gusanos. Es posible que el gusano crea que el que fabricó el queso lo creó a él y le asignó un destino, y lo vigila preocupadamente. Pero nosotros sabemos que no es así. Sería muy agradable, sin duda alguna, tener una misión. Esto realzaría nuestra importancia, y, sobre todo, nos libraría del aburrimiento. La vida, amigo mío, se columpia entre el dolor y el tedio, un tedio grumoso y pegadizo que hay en el fondo de todas las almas. Sobre ser aburrida, es injusta y es cruel, desquiciada y sin meta.

La obra, a pesar de estar imbuida por esta filosofía, contiene ocasionalmente mucho y buen sentido del humor, -como otra suya “El Malvado Carabel”, que ya comenté hace un par de años-, pero es como el humor que acompaña a nuestras vidas: podemos disfrutarlo cuando somos felices y no nos bombardean las tragedias, las muertes inesperadas o el doloroso declive de la salud, que es como acabamos todos. Al final los muertos no se ríen de sí mismos, y nadie se ríe de los muertos. Nadie se reiría con/de Groucho Marx en su agonía. Este libro narra más agonías y esperanzas incumplidas que otra cosa, por eso es más trágico que cómico.



Pero Wenceslao, a pesar de que manifiesta que Dios no puede vigilar a sus más ínfimas criaturas,  demuestra que sí se puede.

Había una nube color de topo apoyada en el monte Xalo, una nube pesada y desmedida que abrumaba el horizonte y vino el viento sur, afirmó los pies en el valle y se la echó a los hombros como un mozo puede cargar un saco de trigo colocado en un poyo. Pesaba tanto la nube que en la tierra se sentía el aliento tibio y húmedo del viento que jadeaba ráfagas. Quería llevarla hasta el mar, aún lejano; pero al pasar por Cecebre los pinos que hay en las alturas de Quintán rasgaron loa cenicienta envoltura y todos los granos de agua cayeron, apretados, sucesivos, inagotables, sobre la verde y quebrada extensión del suelo.
Llovió tanto que parecía mentira que restase aire para respirar en el espacio lleno de hilos líquidos  y de partículas acuosas que iban y venían, flotando, con aspecto de diminutos seres vivos, como si aquel mar tuviese también su plancton. El viento, quizá sorprendido por su fracaso o afligido por su torpeza se había quedado quieto, quieto, talla criada que rompió la pecera y encharcó la alfombra. Y en varios días nada se movió bajo la lluvia: ni hojas ni pájaros ni hombres. En los establos penumbrosos los bueyes fumaban sus propio aliento, y en el balcón tachado del cura, el gato –con la cola pegada al costado izquierdo, como una espada- , sentado sobre su vientre, miraba con ojos de chino una hora y otra hora, entre los barrotes pintados de azul, cómo caían tubitos de cristal desde las tejas, adormecido en romanticismo.
Entonces la tierra se puso a trabajar, según su vieja sabiduría, para no anegarse; porque a la tierra le dura aún el terror del Diluvio y por eso emana de ella no sé qué de expectación solemne y de angustias que nos penetra imprecisamente cuando la flagelan los chubascos. ¿Dónde meter, Señor, tanta agua? ¿Qué hacer con ella? Y primero la escondió en los sembrados esponjosos y bajo la hierba de los prados, y luego hizo barro del polvo de los caminos, y como aún caía más, todo se dedicó a ayudarla: las plantas bebieron hasta engordar; las corredoiras aviniéronse a convertirse en cauce; los arroyuelos que bajan hasta el río, olvidados entre herbazales, se dieron una prisa ruidosa en llevar y verter su hinchada corriente; cada planicie arada se hizo cartel de escudo, a barras alternadas de plata y ocre, y como escudos de metal abandonados nacieron aquí y allá charcos inmóviles.
En la fraga trabajaron también; los musgos se ensancharon; las piedrecitas de cuarzo de los senderillos dieron toda la tierra que adhirieran y se quedaron blancas y delatadas; cada hoja cargó todas las gotas que pudo soportar y las sostuvo en lo alto, y esos enanitos de gorros de colores que son los hongos, que tienen sangre de agua porque son hijos de la lluvia, nacieron a centenares, bruscos como un milagro, maliciosos y burlones (...)

PD He copiado mucho, pero lo suyo es copiar el libro, que todo él raya a esta altura.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Fernando Martín y la televisión de antes.

Yo dejé de fumar un día después de la trágica muerte de Fernando Martín. Siempre he dicho que no tenía nada que ver con ello. Fue así: se lo declaré a mi novia en el portal de casa de sus padres y desde entonces permanecí con el mechero metido en  paquete de Ducados que tenía un par de cigarros,  y  ambos, en el bolsillo de mi camisa. Varias semanas. Lo había intentado otras veces pero, como esta iba a ser la definitiva, sufrí; sentí como que se me derretía el cielo del paladar. Tenía malestar, sensación de que dejaba cosas sin hacer, y recordaba cada hora en la que solía encender un cigarrillo. Pero en tres semanas había vencido. Siempre dije que lo de Fernando Martín no tenía nada que ver, pero ahora pienso que su duelo me ayudó en mi el duelo.
Fernando, en la cancha, era un poco chulo, más bien tosco, casi bruto; posaba constantemente, a mi me daba esa impresión. Nada que ver con la inteligencia sibilina y con la flexibilidad oléica de Dracen Petrovic. Fernando era apabullante, lento, rígido: el paradigma de la virilidad castellana que se representa en el Cid. Por eso quizá, como aquél caballero medieval, venció mi batalla después de muerto.
Hace 25 años. Anoche sorprendí en la cadena teledeporte un programa homenaje, y me quedé enganchado a la emisión. El baloncesto fue parte de mi vida en aquellos años y, a pesar de que tenía sueño, reviví momentos que no sabía cuan presentes estaban en mí. Martín era un personaje muy atractivo y por eso le hacían muchas entrevistas, y yo las vi. No es extraño, creo que sólo había dos cadenas de televisión, pero también estoy seguro de que si en algún momento aparecía, o llamé o me llamó por teléfono mi amigo Luis Represa, para que no nos lo perdiéramos.
Lo que más me gustó fueron las entrevistas, infinitamente más serias que las de ahora y, por supuesto, el protagonista era él. Hoy los entrevistadores protagonizan el 40 por ciento de cada entrevista, (Risto Mejide el sesenta) pero entonces eran un vehículo para que supiéramos del personaje y sus pensamientos.
Fernando se expresaba muy bien, laconismo castellano, muy preciso, sin ningún énfasis, ni ninguna palabra de más. Magistral: ayer me di cuenta, Con 23 años tenía una madurez y una clarividencia impropias, acertaba mucho más, estaba mucho más concentrado frente al micrófono que en los tiros libres, uno de los cuales siempre fallaba, ahí siempre era un desperdicio. Pero en las entrevistas era delicadísimo hablaba bajo, con las ideas muy claras y mucha humildad, a veces respiraba en la conversación con una muletilla "¿Sabes?" eso lo vi ayer. Me entusiasmó y me invadió la melancolía. Pronto tendré el doble de años que él y en esas dos vidas no he sido capaz ningún instante de hacer nada tan carsimático como lo que hizo este ídolo. No era mi ídolo, pero ayer frente al televisor sí lo fue.    

http://www.rtve.es/alacarta/videos/conexion-vintage/conexion-vintage-baloncesto-fernando-martin/2888774/ El programa dura mucho, recomiendo ver a partir de la primera hora, que son sus entrevistas. Me sobra, me rechina,  la palabra "vintage". Fernando Martín se hizo poner un acento bien grande para su apellido en la camiseta de la NBA, así que no creo que aprobara esta gilipollez.

martes, 2 de diciembre de 2014

"Por las nubes", mi página de Facebook

Para los que levantan la vista
Para los altruistas
para los niños irredentos
para los que beben los vientos.

Para los perdedores de tiempo
para los que retienen el momento
para los que flotan en colores
para los que sueñan en amores.

Para los constructores de sueños
para los seguidores de vencejos
para los que se rozan el cielo de la boca
para los que aplauden a las gaviotas


Para los que disfrutan el pulso de la vida
para los que lloran en las despedidas
para los que sienten lo que otros no tienen.
para los que en el aire se mecen.


Para los que  inhalan la frescura
para los que se relamen de virtud
para los que se estremecen de placer
para los que en blanco y negro lloran
para los que escuchan el crepitar de la tierra
para los que presienten las flores en invierno





Para esos que quieren mirar más arriba del horizonte
traemos pan caliente con nubes en ocaso
merengue ingrávido, algodón de azúcar
también libamos mermelada de crepúsculo
y nos desperezamos con amaneceres cárdenos


Porque hay un cielo común y no nos fijábamos
aunque acompañáramos a las aves en su vuelo
aunque nos aterrara la visión de los helicópteros contra incendios
y miráramos arriba sólo por si nos hacía falta paraguas
aunque alguna vez nos sorprendiera una puesta de sol increíble.


Andamos por las nubes,
el verdadero gozo asequible de la humanidad.
Muchos hombres y todos los demás animales
sólo miran al suelo.


PD. Pero nosotros no:









el enlace en facebook https://www.facebook.com/groups/323199044540737/

viernes, 28 de noviembre de 2014

El apocalipsis de los escaparates ciuidadanos

De niño vivía yo en un pueblo cuyas escasas tiendas no tenían escaparate y cuando me llevaban a la ciudad, aquello era una maravilla: ver cosas nuevas detrás de un cristalón de casi todas las casas. Como a todos los muchachos de pueblo, mis padres tenían que tirar fuertemente de mi brazo para que pasara de las tiendas de juguetes. A finales de los 70 fui a vivir a la ciudad de Ávila; entonces mucha gente paseaba por el centro, mayormente para ver escaparates. Los peatones se paraban  en ellos para curiosear, para inmiscuirse voluntariamente en la sociedad de consumo dejándose tentar. También las luces de los establecimientos iluminaban las calles por las noches y hacían el paseo ciudadano más hospitalario y seguro. Mi novia y yo hemos mirado mucho los escaparates de Ávila. Como curiosidad de hace años añadiré que una amiga suya hizo un curso de "escaparatismo", que es el arte de ordenar y realzar un escaparate, se ve que antes hasta existía esa profesión.
Años después, hacia los 90, los comerciantes abulenses promovieron una original protesta contra la implantación del PRYCA: apagaron los escaparates por la noche para dejar en evidencia lo que iba a suponer para el comercio local y para el ambiente urbano, el permitir esa macroinstalación. No perseveraron; se les tachaba de apocalípticos y tampoco hubo unidad entre ellos. Pero, poco a poco, fueron cayendo en su previsión y el centro se fue despojando de ferreterías, de tiendas de iluminación, de tiendas de comestibles, de casi todo. Ahora hay algunos restaurantes, alguna franquicia de tiendas de ropa, un kiosko a medio cerrar, joyerías, y quizá algún ultramarinos transformado en tienda "delicatessen"...
Hoy en todas las ciudades, hasta en Roma lo he visto, hay miles de locales comerciales en oferta, con los escaparates hueros y oscuros. Ahora " la madre de todos los escaparates" es la pantalla que estamos mirando tú y yo.

Los comerciantes que tenían un local comercial, que daba vida a una ciudad, a un barrio, están cerrando, tampoco hay casi bares, ni tiendas de fotografía, ni de libros, no digamos de discos..., hasta las sucursales bancarias escasean. Mucha gente hace tiempo está empezando a comprar directamente por internet, que se lo llevan a casa. Los locales, que en otro tiempo rentaban grandes cantidades a sus propietarios, se cierran, y sus rentistas, -había gente que vivía sólo de ello porque habían heredado o habían invertido en un buen local-,  se arruinan. También dejan de pagar impuestos, porque aquellos contratos tenían que ser en "blanco" y no podían librarse de contribuir.
Muchos locales comerciales, -en todos los edificios la planta baja se ha reservado para estos fines-, nunca se van a abrir; como los que se están cerrando, serán almacenes o trasteros, o directamente nidos de ratas.
Pues eso, las ratas ocuparán las ciudades sin que nadie las mate, ni siquiera las importune. El final de este artículo parecerá demasiado apocalíptico -y creo que lo es: traer a colación  una ciudad romana abandonada en la Mancha que se llama Segóbriga- pero no tengo aquí  fotos de escaparates vacíos o tapiados que poner para ilustrar un poco el texto.
PD Aunque seguro que los romanos no construyeron esta ciudad para que se quedara así, perdida en el campo, por falta de uso ciudadano.




lunes, 24 de noviembre de 2014

ANTES DE QUE LLEGUE EL INVIERNO

Este otoño fue muy raro por lo cálido de su octubre. Supongo que las acciones de Gas Natural bajaban un poco por cada día soleado que nos regaló la estación (o el cambio climático). Ahora estoy exprimiendo los colores que aún no se precipitan al suelo. No sé si es por la nueva cámara que tengo o por la sensibilidad que he tomado al entrar en el otoño de mi vida,  que estas imágenes me parezcan un lujo que debemos aprovechar, antes de que llegue el invierno.









Todas fueron tomadas en el término municipal de El Cerro al sur de la provincia de Salamanca.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Ron Lalá, ¿quién da más?


Un día después de El Mágico Prodigioso, -fue el 8 de noviembre- uno sólo podía tener dudas de que algo, clásico también, pudiera ocupar el perfume poético del que salí impregnado la noche anterior. No pasaron ni 24 horas: de las 22 a las 24 del día 7, inhalamos poética calderoniana y a las 21 del día 8 ya empezaban estos gamberros eruditos a jugar con los tópicos del Quijote.
Un quijote literal y, a veces  deconstruído en verso, con oficio, no con el genio calderoniano de ayer, pero eficaz y efectivamente. Que va de menos a más, con una virilidad y con una música ascendente, en ritmo y en volumen, -uno en el espectáculo presiente que "lo van a volver a hacer" http://guerracivilenlas5villasdeavila.blogspot.com.es/2013/03/ron-la-la-con-los-casicos-hasta-el.html- precipitado con la bacanal y la virtual conga final en la que envuelven al público, todos alegrados de habernos conocido, de querer a nuestros clásicos, de reconocerlos, de reivindicarlos.

Un trabajo tremendo, vivo, de improvisadores avisados, buenos encajadores de certeras morcillas. Saltimbanquis, comediantes, titiriteros, bufones, embaucadores, que consiguen llenar de chispas al público, en un lugar común y viejo que parece nuevo, resucitado, reviviendo. Te traen y te llevan. Nadie se quedó atrás, tuviera erudición quijotesca o no, y todos nos hartamos a aplaudir sinceramente. Sin saber muy bien a qué, porque, ciertamente, fue un pupurri. ¡Qué maravilla de la comunicación es el arte en comunión!

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Justicia para las mujeres.


 Supongo que no soy el primero que compara a los argentinos con los gatos; muy listos, muy estéticos, muy inconquistables, no demasiado trabajadores y que -además- "las matan callando" y parece que siempre "caen de pie".
Y todo el mundo se enamora de ellos. Laura Restrepo también lo hizo, pero cuando alguien consigue remontar la autoestima (que ellos te minan con su incisivos reflejos verbales y culturales), se sobrepone, les ataja y ya sumidos en la desfascinación, nos atrevemos a tratarles como a mortales, como personas corrientes.
La historia de esta novela es la de una colombiana enamorada de un "gato" misterioso, de quien llega a tener un hijo y a hartarse; se vé  que se ha sobrepuesto a la argentinidad, pero no gana totalmente la partida.
Es un hermoso canto a la relación intergeneracional. La historia es de una madre que le cuenta a su hijo quién es su padre y cómo eran sus vidas de subversivos, (perece como un pretexto para haberse enamorado de alguien a quien no debía querer) mientras vuelven a la argentina posvidelista, a que el hijo vea a quien le dio genes  y apellido.
La literatura femenina puede alumbrar -y aquí lo hace-, un universo propio y diferente: el de la abnegación maternal: hacia un novio argentino, que sustituye, después de superar el síndrome de Estocolmo hacia el padre, por la abnegación hacia un hijo medioargentino. Nosotros, los hombres, sólo podemos comprender lo que puede aguantar una mujer si tratamos de ponernos en su piel, de otro modo no; no nos damos cuenta: fuimos educados por una madre que abnegadamente limpiaba y ordenaba nuestras cosas como lo más natural.
Sólo en Portugal son justos con las madres, quienes transmiten el apellido familiar, nada más justo porque ellas son la familia, además "mater certa est". Hemos de congratularnos los españoles de no llamar ya a nuestras mujeres "señora de", (en tiempos ya arcaicos se hablaba Doña Carmen Polo de Franco) (no se le ocurrió ni a Ana Botella de Aznar) y de no olvidar, -hoy hasta se puede elegir el orden aunque en mi experiencia de seis años de registro civil nadie lo ha hecho-, el apellido materno. En nuestra, afortunadamente no siempre imitada, Francia las mujeres, casi pierden su apellido.

Viva Laura Restrepo, aunque no haya añadido el apellido de su madre a su nombre artístico, casi nadie que tiene un apellido singular lo hace, de los que conocemos su segundo apellido son aquellos que tienen un primero sin distinción Gabriel García Márquez, Federico García Lorca, Antonio Muñoz Molina...
Es justo leer literatura femenina.

lunes, 10 de noviembre de 2014

El mágico prodigioso de Calderón.


Esta expresión polisémica la conocí plenamente el viernes 7 de noviembre de 2014 en el teatro Juan Del Encina de Salamanca. Se trata de una obra de ese título: “El mágico prodigioso”, desconocedor de ella: la impresión del prodigio de aquella poesía dramatizada raya lo sobrenatural, lo increíble y, ofuscado, encantado, ése es el predicado que se me puede ocurrir aplicar a su artífice Pedro Calderón de la Barca: mágico y prodigioso.

Una obra muy bien  recitada e interpretada con briosa delicadeza por siete mujeres ilustradas, polivalentes y polifacéticas, que no importa que hagan, casi todas, papeles de varones, porque uno se olvida enseguida de este nimio detalle; los personajes de Calderón son, en muchos casos, arquetipos morales: trascienden la  carne y el hueso, así que igual da quien los encarne, fueran mujeres, negros, chinos o extraterrestres, (los que el autor sitúa en la Antioquía del siglo tercero antes de Cristo, un tiempo y lugar tan remotos como cualquier otro) resultarían igual de creíbles/increíbles si estuvieran bien recitados en español, porque hay mucha música, sólo de las alturas de nuestro idioma, en lo que Calderón escribió.

Y así fue: transcendencia, filosofía, teología, redención y -sobre todo- mucho libre albedrío postridentino.



Magnífico, “primum inter pares” el papel del diablo/diablesa: la perturbación, la perversión del bien, la sibilina captura para el redil infernal a través de la fascinación de la soberbia de razón, que el maligno, engatusa, enrevesa, precipita y atrae a sí, a un filósofo, que queda desdibujado al dejarse apresar gracias al amor terrenal. Ese personaje, que tanto nos encanta al principio por su hábil discurrir, termina desorientado, como un barco de velas desarbolado, como un pelele desesperando a quien sólo el omnipotente dios, gracias al amor divino, podrá redimir.


Uno se queda, uno se quedó, con ganas de leer la obra, de paladear las figuras poéticas y repetirse la música de sus décimas, lentamente, para aprehender aquello que fue tan fascinante, fugaz e inasible en 1637, como en 2014. La confusión cuasidiabólica que el arte dibuja en el espectador, que trata de abrir los ojos y las orejas a la magia que discurre.


La compañía se llama Primas de riesgo, por si se os presentan en alguna parte.


PD Al terminar, salimos a las calles de la enhechizadora ciudad, y posé la cámara donde pude para recoger estas imágenes.







martes, 4 de noviembre de 2014

EL MAYOR FRAUDE DE TIEMPO


Cayó en mis manos esta biografía de Induráin escrita por Javier García Sánchez, el autor del libro El Alpe D' Huez, -que he leído y me pareció una garantía de calidad-, así que decidí comprar el libro. Casi todas las biografías se leen fácilmente: así me sucede con la de mi quinto Induráin que nació un par de meses antes que yo, y a quien he tenido la emoción de ver y hasta de hacer fotos.
Tengo una de su última contrarreloj, porque la disputó en Ávila; dos o tres días después se “bajó de la bicicleta” para no volver a competir más.
Leer ese libro para mí es recordar lo vivido desde el sofá muchas tardes de verano, mirando el Tour, campeonatos del mundo, olimpiadas... Vuelta a España... con él y con Perico Delgado, años antes. Es mucho tiempo invertido en la historia del deporte, en la historia popular de nuestra España, tan volcada entonces en esas gestas de carretera.
Mucho tiempo desaprovechado en verdad, pero totalmente perdido el despilfarrado en Amstrong, su sucesor. A éste ya no le seguí tanto por no ser español y porque tenía otras ocupaciones que me lo impidieron. Amstrong ganó siete tours y lo hizo de forma más brillante, más espectacular, que Induráin.
¡Yo también le ví atacar aquellas arrancadas, aquellas “minutadas”!; todo irrepetible. ¡Cuánta gente se lo grabaría en vídeo para repetírselo, para atestiguárselo a sí mismo en el futuro! Yo solamente tengo grabado el record de la hora de Induráin; valiente estupidez: cientos de vueltas a un velódromo, pero lo hice por la épica, por tener una joya en mi videoteca. Lo conservo porque ya no grabo en vídeo.

El problema de los que siguieron/seguimos a Amstrong es que todo fue anulado porque se le descubrió que hacía trampa con el dopaje. Habrá que haber cambiado los palmarés de todos esos años; la historia, las gestas, las victorias en etapas tan carismáticas, porque todo fue una farsa: aunque fuera muy meritoria y llena de esfuerzo, sufrimientos y litros de sudor; quedó huero, porque se hizo con ayuda de medicamentos o transfusiones tramposas. Aquel hombre perdió el honor; su huella en la historia sentimental de los seguidores de la épica de las bicicletas, quedó en el centro de una boñiga.  Los segundos o los terceros, sentirán que sus gestas aledañas, su esfuerzo compitiendo al lado del tramposo, está salpicado de esa caca y tiene casi el mismo valor, porque todo el mundo quiere olvidar aquellos años estafados.

Leyendo ahora todo lo que viví de Induráin como histórico, hazañas que no sabía que estuvieran en mi memoria, me duelen todavía más las que vi, (o no vi pero otros vieron),  de Amstrong.  Es imposible que ese hombre pague nunca tanta ilusión frustrada, tanto comentario ditirámbico de los periodistas(1) y pero, sobre todo, de los aficionados,  toda la emoción de sentir por la televisión aquellas barbaridades sobrehumanas. 
El cálculo de tiempo de audiencia de tele y de radio estafadas tiene que ser estratosférico: varias horas por persona y veintitantos días, a lo largo de siete años. Las distracciones, las discusiones, las comidas que se quemaron en la cocina por distraerse presenciando aquellas subidas, los divorcios por falta de atención a la esposa, los hijos con los que no se habló de cosas importantes en aquellas horas mentirosas...

Nadie conseguiría indemnizar por el tiempo perdido, la vida estafada en todas aquellas horas que fueron de falsa felicidad, “yo lo vi”.

 (1) los periodistas ganaron su salario, (no les pagaron con dinero falso) eso fue verdad así que no perdieron el tiempo del todo. Pero no sé si también embarraron prestigio, al fin y al cabo ellos tienen que contar al público la verdad y aquello no lo era. Pienso que el trabajo de ellos, su narración, sus adjetivos, sus aleluyas, sus pronósticos, queda ensuciado injustamente por aquellas trampas. Como una vergüenza.


viernes, 31 de octubre de 2014

Desmoralización

Toda la vida ha habido, pero parece que los últimos siempre son los peores, casos de corrupción con los dineros públicos; enriquecimientos y abusos ilícitos, -aunque la ley les diera la razón, pero será porque esta gente tiene muchos instrumentos para burlarla -, e inmorales.
Una conducta moral se olvida, nadie se acuerda de los morales, no es rentable y además, si uno comete una inmoralidad, ya no cuenta lo moral que se haya esforzado en ser antes.
La moral de la gente honrada decae. Moral entendida aquí como coraje para resistir las adversidades. En estos tiempos hay muchas adversidades económicas.

La moral de los españoles no es tradicionalmente muy respetuosa con lo público. Pequeños latrocinios he visto yo personalmente de funcionarios que se llevaban paquetes de folios a casa, de otros que fotocopiaron libros enteros para sus hijos (éstos hacen dos ilegalidades) y otras ruindades que sería penoso enumerar.  Lo malo es que cada vez que salta un caso Pujol, ERES, Blesa, Urdangarín... los de abajo se sienten refrendados. Estos de arriba  quizás no son ruines porque manejan grandes cantidades en sus latrocinios: han demostrado ser "espléndidos"; aunque lleguen a ser ruines, por ejemplo, el último día, gastarse medio millón de pesetas en aparatos informáticos para llevarse a casa.

Pero la desmoralización  que más me preocupa es la de abajo del todo, quienes no pueden "aprovecharse", los paganos de todo, a quienes "hubo" que subir el IVA al 21 % y no pueden eludirlo. Porque hoy los españoles y gracias al "aliento" de esos famosos corruptos eludimos todo el IVA que podemos y con toda la desvergüenza ¿No lo hizo incluso el PP en la reforma de su sede?
Pero no voy a olvidarme de los pobres que trabajan y no pueden escapar, tienen que soportar la carga de los ladrones que se lo roban, y de los que deciden o decidimos escabullir sus obligaciones fiscales, que no es lo mismo, aunque sea igual. Su desmoralización les puede hacer abandonar, no luchar, no emprender.
La crisis moral acabará con la sociedad y con gran parte de la economía, primará el individualismo, el "yo me lo guiso yo me lo como". Hoy, un tradicional acontecimiento comunitario: disfrutar la música, lo hace cada uno en sus individuales auriculares, además, con la música que consiga robar por internet. Hoy gracias al 21% de IVA los teatros y cines cierran, el arte que era gran parte comunicación, comunión, porque no es lo mismo que vibremos o que nos riamos 200 personas que hacerlo cada uno en su casa, desfallece, se desmoraliza. Y eso no puede dejar de ser grave.
Pero no son sólo los artistas los que pierden y "dejan de hacer". Un poco todos tiramos contra lo público, dejamos de trabajar para que nos nos roben, procuramos escabullir. La moral es social o no es. Si queremos hacer el bien y no hacer el mal es para las otras personas.
Conductas poco edificantes.
Así se llama a las inmoralidades públicas. Pues ahí estamos, ente la inmoralización y la desmoralización: cada vez más iracundos, cada vez más tristes, cada vez más solos.

martes, 28 de octubre de 2014

PROCEDIMIENTO MONITORIO.

Mi trabajo de buscar gente para exigirles dinero, (no dinero, exactamente, sino la firma que acredite que les he requerido una cantidad e informado del plazo para pagar u oponerse judicialmente, y la cuenta del banco  y, de propina les he apercibido de las consecuencias de la falta de pago u oposición, vaya: de que no hagan caso) tiene componentes detectivesco-matoniles:

 Uno llega a un pueblo marginal, que coincide que se lleva tan  “a matar” con los del pueblo de al lado que han quemado el cartel informativo de su nombre en la carretera y encuentra, normalmente preguntando, la dirección de quien busca (como en la mayoría de los pueblos los números de las calles bailan o, directamente, no están: casi siempre me veo forzado a preguntar) y la gente, ante lo novedoso de un tipo con bigote y una carpeta de papeles, te suele contestar con esa inevitable curiosidad pueblerina ¿y a quién busca usted?

Entonces tengo que decir el nombre. Si dijera ¿a usted qué le importa? o tengo que guardar mi celo profesional, no haría otra cosa que excitar más su curiosidad, además de mostrar una glacialidad rayana con la mala educación. (Pésima tarjeta de visita para la siguiente vez que vuelva y que tenga que preguntar a la escasa gente que encuentre andando por la calle en estos pueblos tan pequeños).
Así que confieso el nombre. A veces me dicen “pues no vive ahí; esa es la casa de su madre” o “mírele, por ahí va: ese de las vacas es” o ya no vive aquí, pero lo normal es que en ese momento te digan “Ah, el Mulo…El Cagarrias.. -y entonces me entero del mote de mi cliente-, Pues no le va usted a encontrar en casa: estará en la nave” De todas maneras yo empiezo por ir y a la casa y una voz de anciana me pregunta quién soy.
-“Del Juzgado” quiero hablar con …
-Es mi hijo, estará en la Nave.
Hace unos cuantos viernes estuve en la nave ganadera que me habían identificado, como la de mi cliente, rodeado de vacas, olivos y chumberas esperando que mi objetivo de esa mañana volviera con su tractor. Por si acaso, con mi coche bolqueando la salida del suyo no fuera a ser que me diera esquinazo (esto lo he copiado de una película de Humprey Bogart)
Como Bogart no soy duro, si no es necesario. El oficio, el ingenio, pero sobre todo los interlocutores, no me dan para ser cínico, aunque se me cruzan frases por la cabeza.
Me siento raro, apostado una hora, disfrutando del gorjeo de los pájaros y de la vista de los alrededores, a que vuelva un vaquero a quien requerir, informar, apercibir y arrancarle una firma. No me importa el omnipresente olor a estiércol vacuno; incluso me trae recuerdos de la niñez. Menos mal que uno tiene inquietudes literarias y fotográficas, porque si no me volvería de muy mal humor a casa.
Casi al final, donde vuelvo es al domicilio, a la casa de su madre. Insisto y me da su permiso para entrar. La puerta de la casa está abierta. La mayoría de las casas habitadas de los pueblos lo están, pero en esta tiene más sentido porque la mujer está sentada. Es una anciana, luego debería haber escrito “postrada” en  una silla. Obviamente, no se levanta. Al lado, tiene el mando de la televisión y el teléfono. Me dice que su hijo vendrá a comer. Le he dicho que ya es la hora de comer y que ya he visto pasar a mucha gente que venía a comer. En los pueblos se come sobre la una así que pienso que la señora habrá avisado a su hijo por teléfono de que venía “un moscón del Juzgado” y por eso no aparece. La presiono; le digo que yo prefiero practicar la diligencia judicial con su hijo, hacerle las advertencias que tengo que hacerle y que me firme él. Pero también, que tengo fe publica, que como he venido al domicilio que se me señala, y ella es una persona mayor de 14 años, (ochenta y dos me dice entonces que tiene) y está en condiciones de entender y transmitir a su hijo lo que ordena la Justicia, y que da igual si me firma o no, porque firmo yo con la fe pública que mi cargo me otorga. Entonces llama por teléfono a su nuera que vive al lado y se persona allí, y la vuelvo a explicar todo, y llama a su marido, y su marido, que no sé si la tiene al corriente de la situación; da voces al otro lado de la línea. Ella dice que “este señor está aquí y tiene que hacer su trabajo, y lo que sea es cosa tuya y no de tu madre, así que atiéndele”.
Me dice que tiene que pasar por la nave a soltar el tractor, que le espere aquí. Y yo, que no me apetece terminar entablando conversación con la abuela y la nuera sobre las incidencias de un programa matinal de esa televisión que no se ha apagado en ningún momento, le digo que le espero en la nave yo. ¿pero sabe donde es?
Sí, -respondo yo-, llevo hora y cuarto esperando a la puerta de la nave (he tomado confianza con la nave, por eso no digo “su” nave, sino “la” nave) y ha pasado un montón de gente (es mentira; sólo han pasado dos personas, pero eso de que lo sepa la gente o pueda preguntarse y llegue a preguntarnos, es una de las principales armas de intimidación de nuestro oficio). -Dígale que le espero allí y que sepa que tengo ganas de comer y todavía estoy a treinta y cinco kilómetros de mi casa.
La abuela pregunta ¿qué hora es? y ya son las dos menos veinte.




Cuando llego a la nave ya está allí el tractor, yo descuidadamente bloqueo de nuevo su coche. El hombre todavía trata de escabullirse, o de putearme, porque se ha metido entre las vacas. Tengo que volver a vocear.
Por fin puedo explicarle, le repito lo que las resoluciones que tengo que notificar dicen. Se hace corto de entendederas, dice que ya lo verá su abogado. En los pueblos todo el mundo dice que tiene abogado, pero, casi siempre, es mentira. Porque minutos después veremos que me preguntarán como conseguir un abogado de oficio. Me dice que no tiene dinero para pagar. Entonces les digo que si no tiene nada, nada tienen de qué preocuparse;  pero si tiene algo a su nombre, pensiones, ayudas a la producción agraria, fincas, casas... lo encontrarán los ordenadores, y entonces se coge de allí o se vende en pública subasta.
Entonces es cuando la mayoría se vienen abajo y me preguntan si pueden pagarlo a plazos, a lo que respondo que la deuda es con un particular y este la quiere entera, que si quieren plazos habrán de negociar con él, pero a nosotros, al Juzgado, sólo nos vale la cantidad entera, que si fuera una multa, normalmente se concede el pago aplazado. ( por si lo ha oído, es corriente que los pagos de las multas por alcoholemia nos los soliciten y se concedan aplazados). Es entonces cuando me dicen lo del abogado de oficio.  Yo les  digo lo de siempre: que si les conceden un abogado de oficio, no conseguirán otra cosa que un pequeño retraso, a no ser que tengan razón y la deuda no exista, pero que si no la tienen lo único que conseguirán será que les aumenten los intereses de la deuda, (actualmente el interés legal es muy superior al “del mercado”) y seguramente al final el juez les condenará a pagar las costas judiciales, es decir, los honorarios del abogado de la parte contraria, que cobra bastante más si tiene que “batallar” contra otro abogado que si, simplemente, ejecuta la deuda. Miran los papeles, dudan si firmar,
¿Y si no firmo?. Entonces yo suelto esta retahíla.
Da igual: yo soy el secretario y doy fe. Pa que se haga usted una idea, yo soy como el Guardia Civil que pueda verle saltarse un STOP. Simplemente lo que digo va a misa, y pongo debajo: “se niega a firmar” y el Juez ya verá. Esto, como que advirtiendo.
-Entonces, ¿firmo aquí?
Sí  aquí debajo.
Les pido el DNI tomo su número y firman a regañadientes sobre mi carpeta apoyada contra una pared. Yo me despido deseándoles suerte, y les recuerdo que si no hacen nada en poco más de un mes vendré a notificar que se está ejecutando la deuda, pero ya no será esa cantidad sino un 15 por ciento más.

Arranco el coche y, al llegar a la autovía abro la ventanilla para que se renueve el aire y me va desapareciendo el olor a estiércol. No sé si esto de acogotar a pobres deudores es un trabajo honorable, pero es lo mejor y más seguro que hay para mí.    

viernes, 24 de octubre de 2014

Todo son ceros y unos.


Estoy flojo de creatividad y hoy sólo puedo ofrecer lo que copio de la naturaleza. Son impresiones de luz otoñal en Puerto de Béjar. Gracias a la tecnología digital, puedo reproducir lo que veo, pero si no existiera la tecnología digital tampoco tendría yo esta intranquilidad, este compromiso.  El acicate de no desaparecer de vuestra atención originó que me parara a hacer estas fotos.




 parece un cuadro pero estaban vivas dentro de sus jaulas








Cuando he visto esta foto en el ordenador me recordó "la casa de la cascada": un clásico norteamericano de la arquitectura del S. XX.