lunes, 26 de mayo de 2014

Pablo Iglesias.

Seguro que desde ayer es el nombre más buscado en el google de España. Yo todavía no lo he hecho, pero lo haré porque estoy sorprendido e intrigado. La cara me sonaba, aunque nunca le he escuchado: un tertuliano político televisivo con una cuidada  imagen de líder alternativo; supongo que es heredero y se le adjudicará una gran participación en el  “movimiento* 15-M”.  
Vi su careto el viernes, curioseando en las papeletas preparadas para las elecciones de ayer domingo. Me llamó la atención porque es la primera vez que yo haya visto que en lugar de un anagrama estaba una persona; aunque esto pasa mucho en el tercer mundo por motivos de analfabetismo. Lo primero que pensé es “qué petulancia, que despilafarro de ego, mandarse encargar varios millones de papeletas con su cara, para terminar sacando cinco mil votos, todo sólo por qué te crees que has quedado bien en la tele”. Supuse que al no tener un nombre pegadizo, buscaba que alguien que le hubiera escuchado dijera: sí, ese me gusta. Respondió muy bien a “otro  tertuliano” de derechas o  dijo las cuatro verdades muy claras y le votara.
Sinceramente, no sabía – no he seguido nada de la campaña- que ya las encuestas le daban un escaño. Entonces pensaba que este Pablo Iglesias se quedaría con una caja de papeletas para usar como original tarjeta de visita o repartir entre los nietos, al contarles la batallita de “cuando me presenté a las elecciones europeas encabezando una candidatura”. Fuera de lo del tercermundismo, pienso ahora en el acierto de usar efecto psicológico de asociación con la estética Facebook: la foto de una cara  de alguien que dice algo. Estoy seguro de que algunos candidatos minoritarios o todos, lo repetirán  para las próximas. Me extrañaría mucho que internet no hubiera tenido bastante que ver en este triunfo.
El sorpresón que yo me llevé anoche me conmovió, incluso tardé en conciliar el sueño por su culpa. Me repetía como una comida pesada: le escuché comentar su victoria, una entrevista que le hicieron, y también le vi, hiperconsciente, administrar su imagen de sosegado líder máximo, frente a la incontrolable algarabía de sus seguidores, “no sé por qué iba a poner secuaces de calaverada”. Pero seguí escuchando porque no había otra manera de huir por televisión que escapar al fútbol: comentarios del partido o la celebración del Real Madrid, esto tampoco me dejaba de muy buen humor para ir después a conciliar el sueño
Tendría muchos análisis políticos que haceros: este joven es la exacta cara que busca Izquierda Unida, y no el canoso Cayo Lara que tienen, supongo que intentarán comprarle su cara de cartel triunfador y hacer una coalición. Si PI hace eso, se equivocará, porque se meterá en un aparato, y ya será como los otros: tendrá una historia que defender, y otra historia que ocultar, unos lugartenientes, unos “delfines”...
Aunque así es solo: todo para él, puede ser coherente con lo que sea su pensamiento, y es un lujo para un político. Pero toda la presión será para su persona, le rebuscarán su pasado y su presente.  Ahora tiene que gestionar cinco sueldos de eurodiputado y más de un millón de votos que, aunque una buena parte se hayan echado “a la contra”, habrá unos cientos de miles de votos ilusionados y eso tiene que pesar bastante en el alma, cuando se ha cumplido con creces el sueño. Lo más fácil es hacer como Watsapp: dejarse comprar por la empresa grande y vivir de las rentas compartiendo con una organización consolidada.
Pero si no lo hace, inconsciente o conscientemente, les hará la puñeta, porque dividirá el voto de izquierda; ya lo ha hecho. Aunque a quien definitivamente se ha cargado es a los partidos bisagra o alternativos que emergían: tan felices que podrían estar UPyD y Ciudadanos, están heridos de muerte. De pronto, aquí está la principal alternativa, la primera opción. Además más personalista, una cara limpia, joven y sin gastar; sin estrenar aún, frente a las narices rotas y las cejas abiertas en demasiados combates de quince asaltos, que tienen, al final, todos los políticos.
 Desde ayer hay gente buscando como serrar los pies de esta persona; y es que sólo tiene un par de tobillos, un par de rodillas, muchos ligamentos, y una cintura, un tórax, una cabeza... Este hombre blanco ha caído en una selva y cientos de bacterias, virus, garrapatas, mosquitos, ratas, serpientes, tigres van a saltar sobre él a la mínima que de un paso en falso.
Además, en España vamos a por todo el que destaca. Hay que ser muy bueno, como Induráin o Nadal y demostrarlo objetivamente -y además en el extranjero- muchos años, para que uno se lleve en paz el respeto sin tomatazos, ni zancadillas o directamente pedradas.
Voy recordar a dos fenómenos que surgieron un día afortunado. El primero fue Antonio Gutiérrez, sindicalista de Comisiones Obreras, que se catapultó el 14 de diciembre de 1989?,  no saltó a la política inmediatamente, se desgastó, luego le metieron en el PSOE por la puerta de atrás, y al final: “na de na”. Otro caso fue Pilar Manjón, un día glorioso, de certero y conmovedor discurso, que, en pocos meses, fue vilipendiada – también coqueteó con el PSOE y ahora anda por ahí hecha unos zorros: la derecha la machaca recurrentemente, y ha conseguido más gente que la odie o le resulte “sospechosa” de la que la quiera, o incluso, que la respete.
A mí, como principio, no me parecen bien los líderes máximos, los personalismos, en esto de la política; así que creo que no me gustará Pablo Iglesias, pero no voy a intentar averiguarlo estudiando sus mensajes, creo me conformo con saber poco más de lo que ponga la Wikipedia. 

*(me he dado cuenta de que se usó la palabra movimiento, sin recordar la peyorativa y franquista connotación)

PD. Ya que no han liberado a las niñas nigerianas, a ver si por lo menos les dan esta noche el premio nacional de teatro “MAX” a The Funamviolistas.

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