jueves, 7 de agosto de 2014

EL GÉNERO HUMANO NO ES LA INTERNACIOINAL

Quizá sea una mala traducción o es que yo no la he entendido bien, pero me parece que la famosa canción La Internacional, todavía afirma
el género humanooo, es la internacional, 
agrupémonos todos...
Hoy he visto, una vez más, que el fallo de los sistemas comunistas fue precisamente ignorar la dominante característica buitresca  y no internacional (digamos "solidaridad entre la clase obrera") del género humano.

Béjar es una ciudad asténica, en una permanente decadencia económica que comenzó en los 70 cuando muchas industrias perdieron la batalla de la competitividad frente al textil catalán. Desde entonces cada año ha ido cerrando una fábrica, derrotadas sucesivamente por las competitividades china, tailandesa, vietamita, bangladesí... Aún quedan tres o cuatro, pero en los setenta debió haber como cuarenta o cincuenta. No exagero. En muchas partes de España se hablaba de los "ricos de Béjar", por los dueños de estas fábricas.

El problema seguramente fue que los textiles de Béjar eran de una gran clase y extremada calidad, y un precio acorde, no aptos para lo que yo he visto esta mañana.
Esta mañana he visto al género humano revolviendo febrilmente la liquidación de stoks al 50% y menos, que ha hecho la cadena alemana de supermercados Aldi en la nave de su establecimiento bejarano y en parte del aparcamiento. Allí se desmintió para mí que Béjar sea una ciudad pobre o dormida. Antes de las 8,30, -la hora de apertura normal es a las 9,15- el aparcamiento del Aldi y los alrededores estaban repletos de coches, los carritos estaban ya capturados por la gente y enfilados hacia la apertura. Cuando se produjo, todos entraron, no sin roces y atropellos, a rebañar los cadáveres de miles de productos de textil, limpieza, mecánica, jardinería, animales, calzado y cien cosas más que mucha gente se compraba sin siquiera saber describir para qué pudiera servirles. Nunca vi carritos tan llenos en ese establecimiento. Estuve a punto de llevarme un medidor electrónico de la tensión arterial de fabricación alemana por diez euros, sólo porque el precio inicial eran 24,99. Y quizá no lo haya hecho por pura superstición: ¿comprar un aparato sólido, fiable, alemán para medir la "mala salud"? No, en mi familia tenemos el corazón bien. No vamos a llamar a la mala suerte, aunque sea un chollo.
He comprado un par de  zapatillas, tres camisetas, dos encendedores, una rasqueta ergonómica para limpiar cristales, 48 tubos de pintura para acuarela, tres lienzos, un rollo de cinta americana, y un kilo de tomates a 1,15, que me hacía falta. Todo por menos de venticinco euros. No podía quedarme más tiempo, estoy pensando que he dejado un montón de tesoros por ahí, creo que volveré antes de comer, estoy seguro de que ya no estarán ninguno de los dos tensiómetros que vi. Mi plaza de aparcamiento ha sido ocupada por uno de los coches flotantes que buscaban esa oportunidad, cuando se trata de un aparcamiento, el del Aldi, de cuarenta plazas en el que normalmente hay siete u ocho coches.
Los productos eran, por su origen de fabricación, el 50%  alemanes y la otra mitad chinos, pero con la garantía de esta cadena alemana, que no es lo mismo que un rastro cualquiera de por ahí... eran revueltos y acaparados por personas que no nos mirábamos a la cara: somos un pueblo grande, pero un pueblo, he visto gente con la que me saludo y hasta me paro, revolviendo con tal avidez que no se daba cuenta de quien tenía al lado. Era una vorágine. Los buitres no nos saludamos.
Ahora está de actualidad la bancarrota argentina frente a los fondos "buitre". Todos miramos con ajenidad ese sustantivo adjetivante tan despectivo, pero cuando nos dan la ocasión la aprovechamos.
Y lamento no poder poner fotos de lo que he visto. La gente me demandaría .

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