miércoles, 24 de junio de 2015

Colmatación. (Antes se pensaba)

Creo que la presa de Asuán,  hasta la construcción de la de Las Tres Gargantas en China, la más capaz del mundo pero, con el tiempo, si no la limpian, se colmatará, se llenará de limos sólidos, aquellos que antaño fertilizaban el Valle del Nilo, haciendo inoperante gran parte de la función de la presa. 

Yo aún (y no diré de esta agua no beberé como hice con el Facebook) no he entrado en el universo Guasap. Anticipo que desconozco la mecánica. Pero ya tenemos Internet en casa y, mi hija, como tantos jóvenes y menos jóvenes, está enganchada. Anteayer me dijo: han admitido a unos chicos nuevos en el grupo y de estas tres horas, tengo mil doscientos mensajes que leer.

No tengo idea de qué podrán contener esos 1.200 mensajes, de lo que estoy seguro es de que no habrá muchas ideas elaboradas, y sí seguramente, muchas repeticiones de asentimientos, emoticonos, abreviaturas y faltas de ortografía. Pero en lo que quiero incidir es que todo es inmediato, cuando alguien se entera, ve, escucha o se le ocurre algo que contar, ya está comunicado al grupo. La noticia o el dato van directos, sin cocina mental, sin la reflexión que da la soledad y el aprecio de que el comunicarse costara algo. Las respuestas son del mismo nivel de elaboración. El medio de comunicación, aquello tan deseado durante la historia de la humanidad, recordemos la muerte del soldado griego que corrió 42 km. para comunicar la victoria de la batalla de Maratón, se convierte en un fin en sí mismo y lo que está claro para mí es que los 1.200 mensajes, contienen mucho tiempo perdido a velocidades de vértigo.

Toda la obra de pensamiento de la humanidad se ha pensado primero, luego escrito y después reposado, corregido... para poder ser presentada al público, de manera que se ha producido un proceso de elaboración y maduración. Así con el método antiguo de pensar, incluso antes de sentarse a escribir, hay que considerar la penuria de papel y no digamos de los papiros o de los pergaminos, disfrutamos de esencias literarias donde no sobra ni falta una palabra, y que requieren, generalmente, de un tiempo de digestión muy superior a la milésima de segundo para comprender el sentido o apreciar la belleza de lo elaborado, de lo complicado. Sí, porque estoy persuadido de que el contenido mayoritario de la comunicación instantánea es simple, probablemente poco más que un acto reflejo. Supongo además que se reenviarán los mismos tópicos resultones que antes se adjuntaban en los correos electrónicos. Todo, en cualquier caso, es empobrecimiento cultural y despilfarro. Llegaremos a la colmatación de los canales. Espero que mi hija, que es muy inteligente, no tarde demasiado en comprender todo el tiempo que le hacen perder, pero temo que nuestra humanidad se está colmatando de mensajes vacíos, de tiempo y energías despilfarrados, en los que además flota la publicidad, que, en el fondo, es el principal contenido que se trafica como garrapata.



Yo mismo, a un nivel inferior, con mis grupos de Facebook padezco el “enganche” de ir a comentar y a mirar los comentarios que ponen a las fotos. Un enganche periódico improductivo, que ignora los gritos que dan desde mis anaqueles los libros que compro y no leo; cualquiera mucho más interesante para ocupar mi tiempo que lo que trafico en las redes.

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