martes, 4 de agosto de 2015

La economía y la desesperación, la demanda y la conveniencia, la vida y la muerte.

El Mediterráneo Sur, que incluye países tan poco africanos como Pakistán, Bangla Desh y recientemente Siria, quiere pasar a la avejentada y cada vez mas harta de inmigrantes Europa, (lo digo porque se siente así y se puede constatar el auge de partidos antiinmigración en Francia, Holanda, Austria, el nuevo líder del PP en Cataluña...) está desesperado y es capaz de jugarse la vida en Libia, o en cualquier precaria embarcación del mar. Dejar todo y gastar todos sus ahorros en un incierto pasaje.

Poco podemos darles aquí, si las ayudas sociales las pagamos con deuda pública, las industrias cierran, y la construcción tardará décadas en digerir el último abuso. Los servicios turísticos legales no sirven para proporcionarnos trabajo a todos los nacionales.
¿Qué podemos ofrecerles? explotación laboral o sexual, trabajos en negro, en la recolección, por temporadas, sin condiciones higiénicas, a salto de mata. ¿Y qué es lo que toman? Venta de productos falsificados, música pirata, cervezas frescas ilegales en competencia desleal con los establecimientos que pagan impuestos...., y también mendicidad y sobras de nuestros contenedores de basura. También, aunque parezca xenófo enumerarlo-, me curo en salud poniendo en algunos casos, delincuencia y tráfico de drogas.

Creo que los que vivimos en el primer mundo nos buscaríamos la vida como pudiéramos si se nos diera el caso. Pero desde nuestra posición no estamos dispuestos a compartir mucho. Como lo estarían ellos si la situación fuera a la inversa.

Mientras tanto, el campo, la España interior, muere de desidia y despoblación. El territorio que durante siglos sirvió para mantener a su habitantes y con los excedentes engordar a las ciudades, ahora se estropea. La maleza se apodera de los caminos, los frutales se malogran por falta de poda y riego, los canales se pierden, los bancales se desploman y todo se vuelve un baldío feo y mal asilvestrado, porque la naturaleza pura no regresa de pronto después de la larga intervención del hombre.

Un manzano quebrado y abandonado, de muestra.



Hay una oferta por este lado norte del mar y una demanda desesperada por el sur. Podríamos crear en Europa unos amish forzosos. Creo que a casi todo el mundo le gustaría que muchos pueblos que devinieron poco rentables para la economía actual, se repoblasen con personas laboriosas que estén dispuestas a aceptar una vetusta economía de supervivencia. Colonos. Eso requeriría una formación, una vigilancia y una inserción progresiva, organizada y legal en la economía moderna según pueda asumirlos. Pero, mientras tanto, vivirán. Sería un proyecto humanitario, un pacto de lealtad: "podemos ofrecer que salvéis vuestras vidas pero sin producir desequilibrios en nuestras precarias economías" con lo cual tendría que haber alambradas, ciudadanos de segunda, cosas muy antiestéticas (y quizá antiéticas) ambas. Pero también lo son los centros de internamiento de extranjeros y gastan un dinero inútil en darles sopa boba y vigilarlos.

Hay muchos problemas: del lado de los míseros no habría interlocutores que pudieran comprometerse a que su gente no se moviera de donde le asignaran. (que se resignara)  Los que están allá abajo aceptarían cualquier propuesta con tal de pasar el mar,  pero luego tratarían de ejercer su libertad de movimientos, este "contrato" que propongo  sería ilegal y ellos no caerían en ilícito al incumplirlo.

¿existe otra solución que podamos ofrecerles?

Me gustaría poner una grabación de un video con negros de áfrica jugando al gato y al ratón con la policía municipal madrileña en las calles céntricas de esa ciudad. Me dio miedo grabarlo. Eso no es vida decente, creo que sacarían más y estarían más cómodos y mejor considerados recuperando pueblos cultivos, ganaderías, explotaciones forestales... Pero una solución así que podría solucionar la vida de cincuenta o cien mil personas, requiere una despereza mental y una toma de riesgos que no veo yo por la política europea.

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