domingo, 29 de noviembre de 2015

MOMENTO HISTÓRICO

Uno tiene aprendidas algunas fechas históricas como el 313 D.C., cuando se promulga el Edicto de Milán, o el 1453, la toma de Constantinopla, o el 14 de julio de 1789, cuando los del tercer estado toman la Bastilla y comienza la era contemporánea.

Hoy debo anotar el 27 de noviembre como un hito fundamental en mi autoestima. No es que me quiera más, -menos oyendo tantos ruidos internos como escucho y también  renegando de la imagen que me devuelven los escaparates por la calle (en casa no tenemos espejos enterizos)- pero he asumido que soy valioso y puedo demostrarlo pagando un alto rescate por mi salud bucodental; es una apuesta por mí que implicará que  estoy determinado a vivir al menos 20 años más, porque debo amortizar la inversión que voy a hacer.

No voy a escribir la cantidad; ya he dicho que es un rescate y esas cantidades nunca se declaran oficialmente. Y porque escribirlo en público no solo me da pudor, sino que podría animar a unos eventuales secuestradores reales a raptarme al ver en todo lo que el patrimonio familiar es capaz de estimarme.

Porque he decidido aceptar el presupuesto más alto, con implantes, endodoncias y de postre una férula de descarga que evitará los desgastes de los rozamientos que, al parecer, me propino involuntariamente con los dientes mientras duermo.
Una autodestrucción, aunque leve, que, como todas las demás, desde ahora no puedo tolerar, es más, renuncio solemnemente, mientras me dure la amortización de la inversión bucal, a suicidarme. Además, he de proponerme cuidar más celosamente mi salud, de manera que procuraré evitar riesgos: donaré las frutas peligrosas de los árboles de mi huerto a los pájaros y cruzaré con tiempo prudencial y mirando a ambos lados, las carreteras. Mostraré más tenacidad en la lucha contra el superávit de grasas e hidratos de carbono que me lastran (esto es más difícil).

Me contemplo en el espejo con media cara hundida por la anestesia local que me han inyectado para la primera cura de endodoncia y me digo: tengo que creerme que valgo, por lo menos, lo que cuesto.

1 comentario:

  1. Ja Ja muy buen articulo amigo Juan. Tiene una veta humorística que me gusta mucho. Ahora podemos decir que usted sabe el valor de una sonrisa.

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