lunes, 18 de julio de 2016

El problema de Francia en dos pinceladas.

-I-
Solo he estado una semana en París. Me gustó mucho. Desde entonces amo a Francia mucho más que la amaba.
Me sorprendieron varias cosas. La gente tiene más hijos que aquí: veíamos familias de tres y cuatro niños jugando con los padres en los parques. Da envida. Creo que el Estado subvenciona la maternidad.

En el bulevar de los Campos Elíseos hay bancos donde sentarse. Nosotros no nos sentamos pero pasamos varias veces por allí. El 80% estaban ocupados por mujeres magrebíes vestidas a la musulmana de marrón oscuro, con sus niños y también sus maridos barbudos -entiendo que sin trabajo- algunos con chilaba. Los trabajos de la zona -comercio de lujo- los ocupan los muy blancos y los custodian elegantísmos negros. Por allí llaman la atención las mujeres del Golfo Pérsico con sus tarjetas de crédito infinito y sus criados y guardaespaldas que cargan con los paquetes. Son anchas las aceras pero necesitarían mucha más anchura para separar esos dos mundos. Creo que unos -magrebíes franceses pobres, reproduciéndose- chupan del estado del bienestar mientras -quizá- admiran, curiosean, quizá hasta odian al espectáculo. Porque esas mujeres del golfo pérsico son un derroche de espectáculo derrochador.  

-II-
Hace unos años en mi trabajo judicial me tocó llevar alguna documentación francesa a un emigrante retornado. El documento en francés había sido traducido al español por un traductor jurado francés, era una basura de traducción literal, palabra a palabra. El receptor, que además sabía francés perfectamente, se indignó. Inmediatamente buscó como un hurón el nombre del traductor firmante para cerciorarse de su sospechas, era de origen musulmán. Lo que me dijo de los moros no es para escribirlo aquí.
Cierto es que el traductor seguramente había tomado una traducción automática por ordenador y no se había molestado ni en mirarlo, o había asumido que podía traducir al español sin conocer nada de nuestra lengua: un grave desprecio, un abuso, corrupción en suma.
Pero al destinatario le gustó saber que era de apellido musulmán para indignarse más a gusto. Es un síntoma.

Desde hace tiempo hay fuertes odios cruzados. Supongo que a los atentados le seguirán réplicas del otro lado. No voy a decir que "eso va a acabar muy mal", porque ya he dicho que tardará en acabar.

1 comentario:

  1. Son imágenes de un lugar de paseo, familias como estas estaban también mirando los fuegos artificiales cuando el camion loco las atropello ! no pido los papeles ni aparto el que no era arabe ! La primera víctima era una mujer muy religiosa que venia de Marruecos y varias víctimas son de Tunez como el criminal que conducia
    Juan

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