Realmente
tiene muy poco sentido el nacionalismo en el siglo XXI. Hoy todo nos concierne, anteaayer vimos a una mujer llena de barro en Perú, emergiendo de un montón de
maderos. Nos conciernen los destrozos del Estado Islámico en la arqueología
mesopotámica, nos concierne el asesinato del hermanastro del sátrapa de Corea
del Norte en Malasia. Nos concierne Fukushima que está de aniversario y no hay
quien lo pare. Los refugiados, las hambrunas, los brotes racistas, Ucrania, La Amazonía, el Ártico... la
lista es enorme.
Hoy, especialmente los jóvenes que se han movido por Europa, todos tenemos amigos
internáuticos. Y, como los sentimos cerca, estamos concernidos por lo que les
pasa, tratamos de entender y tratan de entendernos.
¿Es
lógico que sigamos en la dinámica de estados, cada uno haciendo la guerra por
su cuenta, o mirando para otro lado, diciendo "esto no me compete"?
Todo
nos compete y la única salvación del mundo es actuar con unos criterios
mundiales, porque no vale, por ejemplo, que unos países acuerden reducir emisiones si en
otros se puede contaminar todo lo que se quiera sin límite.
El
estado surge para superar el feudalismo, para crear un ejército común y no
ejércitos privados, para imponer el derecho con policías y jueces.
Por
mucho que hayan descubierto 7 planetas a cincuenta años luz, nuestra única casa
es esta, y lo será por muchas generaciones (si somos capaces de sobrevivir como
especie muchas generaciones).
Todos
somos iguales o bastante parecidos: nos gusta la fiesta, comer todos los días,
sonreír, el humor, la música, los animales, la paz, la comodidad... Hay matices,
pero cada vez tenemos más cosas en común, y también debemos estar más
dispuestos a entendernos, porque nos conocemos más.
Esta
claro que como especie no deberíamos seguir creciendo, que nos paremos en ocho
mil, que luchemos contra la erosión, contra las nuevas enfermedades -esos virus
que serán resistentes a los antibióticos-, que luchemos en común, contra las enfermedades
corrientes y contra las raras, que pongamos un fondo común para nuestra
seguridad militar, alimentaria, ¿por qué no prevenimos las catástrofes, en
lugar de llorar y compadecernos cuando nos las pasan por televisión?
Muchos
tenemos hijos y queremos que vivan seguros, tranquilos y felices en el mejor de
los mundos posibles.
Es
estúpido pensar que una corriente de miedo inducido, nos haga gastar energías
en el odio, en el egoísmo, en la exclusión, domine y empuje la fraternidad
universal para atrás. No es fácil ni pueden desaparecer las fronteras en un
año, pero deberíamos ponernos el horizonte de que puedan desaparecer en 100
años. Debemos impulsar una razón universal que nos vaya encauzando.
Todos
los hombres y mujeres debemos ser iguales, ninguno puede ser feliz deseando que
los de su país sean más ricos porque logren empobrecer a otros.
Hace
poco leí un libro sobre la batalla de Lepanto, en él se usaba la palabra “chusma”.
Resulta que la chusma eran los remeros, aquí no tiene una connotación negativa, había buena chusma si los remeros remaban bien, a
veces eran presos que cumplían condena en las galeras, como le pasó a Ben Hur, de ahí viene la connotación que conocemos.
Nadie
humano debe ser chusma para los otros. Todos vamos en el mismo barco, y debería
ser bien gobernado por alguien que sepa hacerlo. Así podemos remar coordinados
y llegar a un buen puerto.
ESTOY POR
LA CREACIÓN DE
UN PARTIDO MUNDIAL, CUYO OBJETIVO SEA IR LIMANDO ASPEREZAS, CONCILIAR A LOS HABITANTES DEL MUNDO PARA EN UN LARGO PERIODO, UNIRNOS.
El futuro solo será feliz así.
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