domingo, 31 de diciembre de 2017

Con el año recién estrenado...

Oyendo estúpidos petardos (que no hacen nada más que para molestar, no alegran, los que los tiran son insociables, no comunican nada, no ligan) hago vigilia esperando que pase el tiempo que he dado a mi hija para que vuelva en su primera noche de año nuevo.
Hoy es un día triste para todos los padres de España porque apareció el cuerpo de una chica rica, cuyo nombre nos habíamos aprendido, llamada Diana Quer, que hoy sabemos  que tuvo la mala suerte de encontrarse con un depredador sexual que la intentó violar, la mató y arrojó a un pozo. Como su familia era de clase alta, el caso se mantuvo vivo por las televisiones, con sucias especulaciones, que al cabo ayudaron a que no muriera en la atención del público, pero que ahora se revelan vergonzosas, apestosas, escarnecedoras.
Un padre y una madre amputados para siempre de su hija adolescente que salió a divertirse y ellos se lo permitieron porque no fuera menos que los demás chicos y chicas de su edad, como he hecho yo hoy.
No es un buen día, pero la libertad es así: vivimos en un país bastante seguro, nosotros estamos en una pequeña localidad de menos de 15.000 habitantes que más o menos se conocen y es razonable permitir esas expansiones de la juventud. Creo que es más razonable más que prohibirlas, todos hemos sido jóvenes, y, realmente es el momento. Ya me queda menos tiempo para abrigarme y salir a buscarla.
Que tengamos todos feliz año.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Cumpleaños/caducidad

No sé si es por lo comunitario que soy en la mayor parte de las facetas de mi vida: (escribo para la gente, recojo basuras que algunos tiran en el campo por bien de la naturaleza y el paisaje, me conduelo de los dolores ajenos...) por lo que para mí mi cumpleaños es el día de fin de año, que es un poco, el de todos.
Ahí, supongo que influido por la televisión que hacía programas con recapitulaciones de los acontecimientos, es donde siento un año más que se va, o que tengo vivido, o que he vuelto a cumplir. La tarde del 31 de diciembre me gusta reflexionarla seriamente, repasarla para saberme la página.
Ahora desde que cumplí personalmente medio siglo siento que ha empezado la ancianidad, la impotencia, el miedo a los ruidos internos. Soy diabético tipo B, aunque solo tomo pastillas y está todo bastante controlado, siento mi páncreas en vilo, de manera que, cuando me paso de comer, aunque sea las naranjas que me apasionan, temo hacerle daño y que ese órgano tan fundamental empiece a hocicar de manera irreversible. Hay otros ruidos y temores aunque nunca me he creído hipocondríaco.
Haciendo paredes de mi huerto me agarró una tendinitis en el codo derecho y, aunque no suele darme guerra permanente, como he tenido algunas réplicas, procuro coger (si me es posible) las cosas pesadas con la izquierda y cuando sé que voy a trabajar duro me pongo mi codera, que me salva de una resaca y, además, me da seguridad.
Escucho mal: vengo de familia de sordos, los agudos se me escapan y muchas veces no oigo el timbre del teléfono, tengo que poner la televisión más alta, y ya no soporto bien las películas dobladas porque me auxilio mucho de la vista en las conversaciones.
¡Ah! la vista..., no sé si es por la diabetes, por los ordenadores o por los ojos cansados que vamos teniendo los de una edad, pero ya necesito gafas de lejos y de cerca y como me hice hace unos seis años unas progresivas, percibo a ratos que también han caducado.
Ahora no me siento atractivo físicamente, considero que necesitaría, para conquistar a una mujer, que me oyera hablar en ingenioso; ahí está mi fuerte, porque aunque a veces me siento vigoroso, guapo y elegante suelen ser las menos, y cuando veo alguien más joven, o a mí mismo hace unos años, pierdo la competición.
A cambio de todas las anteriores mermas y temores me veo como alguien tranquilo y sabio, capaz de organizar y analizar con dictámenes valiosos, sé que voy a resolver bien.
Pero me fastidia algo en lo intelectual: a veces no encuentro las palabras tan pronto como quisiera y otras me levanto a buscar alguna cosa y me sorprendo a mí mismo preguntándome
 ¿a por qué voy?

viernes, 22 de diciembre de 2017

Pifostio catalán.

O la pelota está más en el tejado que nunca. Pero los catalanes tienen que vivir, hacer sus economías, cumplir los contratos, reproducirse...
Y están enfrentados, las filas se aprietan, todos se agrupan y ayer han ido masivamente a votar a la desesperada para ponerse enfrente.
Los míos y los suyos.
¿Quien cederá?
¿A alguien le han votado para ceder?
Sin embargo todos sabemos que para que un matrimonio funcione, para que un grupo de amigos funcione, para que un pueblo funcione, hay que ceder, hay que reconocer al otro como a una persona con la que se pueden hacer cosas conjuntamente. Y dialogar y tomárselo con humor, tratando de ponerse dentro de la camisa del adversario. Si fueran inteligentes comprenderían que la democracia les indica precisamente que eso es lo que tienen que hacer.
Ahí está la foto. Empate a votos. Nadie debería someterse, solo trabajar.
Salomón partiría al niño por la mitad.
¿Pero y si lo echan a una guerra civil y empatan también?
La única solución es tender puentes para la convivencia entre catalanes. Pero los políticos son especialistas en crear trincheras.
Mientras tanto los españoles y otros países seguiremos recibiendo empresas catalanas que seguirán huyendo por muchos años de ese pifostio.

martes, 19 de diciembre de 2017

ÁLEX DE LA IGLESIA


Par mí es el Hickock español, no porque se parezca al genio inglés, de quien por supuesto, está influido, (hoy todos en el mundo del cine ya son hijos de cien o doscientos padres), sino porque tiene  un estilo muy vivo de narración y no para de hacer cine rentable. Creo que en la “industria” constituye una garantía comercial de manera que, a no ser que se lleve varios batacazos seguidos en taquilla, va a seguir consiguiendo dinero para hacer grandes producciones porque  sabe gastárselo para devolverlo. Envuelto en ese frenesí creador, cada cinco o seis años, nos da una obra maestra. La comunidad, El día de la Bestia...
La última vez que había ido yo al cine fue a ver “Mi gran noche” una comedia disparatada de hace un par de años hecha por Álex de la Iglesia aprovechándose del personal histrionismo del cantante Raphael, que se interpreta a sí mismo. El sábado volvía para ver “Perfectos desconocidos” que tanto me ha gustado. Quizá verla en el medio mejor para su exhibición influya en mi valoración, porque recientemente también vi “El Bar” en el DVD de casa que, gustándome, no lo hizo tantísimo como para calificarla de clásico.
Es una comedia ácida con visos de realismo mágico y hasta con un mensaje fundamental, de que quizá sea mejor no jugar con la sinceridad en un mundo tan intrincado como el que vivimos. Deja muy buen sabor de boca.
Excelente guión de Jorge Guerricaechevarría que es el coguionista habitual de Alex de la Iglesia, como un tal LD Dyamond era del enrome Billy Wilder. Los actores  masculinos Eduard Fernández, Ernesto Alterio, Pepón Nieto, Eduardo Noriega se lucen con un guión que parece escrito para ellos. Las mujeres están muy bien, pero se nota que los guionistas son masculinos.

Que muy recomendable, ¡vaya! 

sábado, 16 de diciembre de 2017

La sensibilidad Disney (perros)

Algunas cosas cambian y no dudo de que existe esa mayoría democrática, porque los veo por todas partes,  que verdaderamente apoya estos cambios en España. Hay muchísima gente que ama con  intensa ñoñez a sus mascotas. Abogados me han contado de algún matrimonio que al disolverse daba más importancia a quien se quedaba con el perro que a quien se quedaba con los niños.
Otra compañera de trabajo preguntaba todos los días a su hijo, que estaba a cientos de kilómetros, por su perro. ¿Qué novedad diaria puede presentar un perro?
Ninguna, quizá la consistencia de sus cacas, pero ella preguntaba sin rubor ninguno, todos los días, delante de mí: lo juro.

No sé, es que yo soy "mu" de pueblo y muy insensible para los mascotófilos o los mascotomaniacos.

En lo único que estamos de acuerdo en toda España -por fin en toda- es en reformar el código civil para decir que ya no son "cosas" semovientes sino "seres vivos dotados de sensibilidad". Inembargables y rodeados de derechos al cariñito, besos en la boca incluidos, a pienso certificado y a levantar la patita  para hacer un autógrafo en cualquier zócalo. Y, por supuesto, a andar por la acera tan panchos y a que nos echemos a la calzada los otros peatones para cederles el paso.

Todos los de sensibilidad Disney están en contra del maltrato animal, aunque mantienen sin pudor a un descendiente del lobo en una habitación de un piso deseando que llegue el amo o la ama para que le dé un corto paseo civilizado por la calle donde levante la pata y se acule tremolante para hacer sus necesidades sólidas, que si su dueño es cívico serán recogidas con una bolsita de plástico que se irá a contaminar el aire o la tierra de un vertedero.
Y el resto de los peatones tenemos que observar estas deposiciones sin asco, quizá con la misma liberación con la que las contemplan los dueños.
Aunque algunos no son "dueños" pues les consideran familiares, ya que son "miembros" de su familia.
Creo yo que los ayuntamientos deberían instalar algún tipo de mobiliario urbano para que los animales  que sientan la necesidad de hacer "mayores" encuentren intimidad y no vergüenza que es lo que a mí me parece que experimentan cuando me miran a mí mientras defecan sólido o semisólido.

Creo también, que debería ingeniarse algún tipo de muñeca hinchable perfumada de hormonas, para proveer -sin trata, ni denigración a ninguna cánida-, de prostitución canina masculina.
Porque los perros que yo conocí en libertad eran unos salidos y solo vivían para fornicar y detectaban a una hembra salida a kilómetros.
Quizá en el pienso les echan bromuro, como en la "mili".
Supongo que hoy perderé amigos, pero es que recuerdo lo felices que eran mis perros a quien nunca compramos nada de comer, libres y folladores en mi pueblo, en mi campo... sin que tuvieran que insertarles un microchip bajo la piel, (no sé si eso es maltrato animal, aunque me lo parezca)

jueves, 7 de diciembre de 2017

Pérdidas.

Antes los adolescentes éramos lentos y profundos (me gustaría que lo leyerais haciendo énfasis en la ene). Estaba de moda estar un poco deprimido y tener un gran mundo interior lleno de pérdidas y derrotas. Se llamaban neuras. Conozco a varios neuras que ligaban mucho con esta postura.

Hoy no; hoy son vertiginosos, saltan de una pantalla a otra, dan un "me gusta" o ponen un emoticono o reenvían un "adjunto" y lo siguiente, lo siguiente... ¿Hay tiempo para algo complicado? ¿da tiempo a elaborar un pensamiento complejo? ¿vale la pena cuándo nadie va a detener su precioso tiempo leyéndolo?
Sin duda mi párrafo anterior es una reducción al absurdo, una simplificación, una injusticia, en suma. No todos los jóvenes son así, pero sí es una tendencia mayoritaria.
Hoy me pregunto si alguien se habrá declarado y/o aceptado la declaración por emoticono. ¿Cuántas parejas de todas las clases de parejas que hay hoy en día habrán hecho esto? sin ponerse nerviosos, sin elegir las palabras, sin titubear.
En las películas yankis de jovencitos oligocerebrados, siempre sale el gesto de un chico arrodillándose y ofreciendo un anillo a "su chica". No sé si he visto en algún caso la chica haciendo este gesto (pero eso es otra historia). Supongo que el emoticono de esta postura ya estará inventado. Si no es así, regalo la idea a quien la quiera tomar.
ASÍ FACILITARÉ LA COMUNICACIÓN

El facilismo era algo que se criticaba en el arte o en la música del siglo pasado. Hoy vale todo, y eso es muy bueno, porque lo simple, lo visceral, también enriquece, pero el facilismo por el facilismo nos lleva al desierto intelectual, o, al menos, por la desertificación.
Por ahí andamos.

martes, 5 de diciembre de 2017

Un gran cantante

Se llama Luis Santana y ayer he disfrutado de sus superdotes para ese oficio. Una capacidad pulmonar soberbia, una eslasticidad de cuerdas vocales sublime y una musicalidad elevadísima; resultó espectacular, agradabilísimo.
Claro, que es un barítono, la cuerda de voz que tenemos la mayoría. Los barítonos por aquí no son famosos, ni la música compuesta para ellos suele ser muy apreciada. Exceptuamos a Schubert, pero compuso en alemán. En una colección de 100 discos de música clásica no suele faltar uno de "lieder". Pero estoy seguro de que en nuestro país es de los que menos se escuchan de la colección.  Su intérprete masculino en la era del disco fue Dieter Fischer-Diskau y yo,  que no soy muy aficionado al canto, es el único barítono que conocía.
Ayer conocí Luis Santana, que tenía en su mano un repertorio poco llamativo. Dentro de unas jornadas de homenaje a José Zorrilla, el autor del Tenorio más famoso, nos colaron este recital con música sobre poemas de Zorrilla y Campoamor. Poemas del siglo XIX, sin ninguna relación con Joaquín Sabina, que es el que nos gusta en nuestra casa.
¿Cómo colocar el calzador para hacernos entrar en el espectáculo? Con cercanía, comentando las obras y con alardes musicales nos fue metiendo a todos en el saco de su arte, muy bien secundado por un gran pianista con nombre de pintor: Antonio López.
Nos llenó la tarde, nos hartamos a aplaudir y daré mi mayor elogio: yo, que tengo miles de cintas, vinilos y CD, pero que me paso mucho más tiempo escuchando radio clásica, que, además  no me interesa la poesía del siglo XIX, y que de la formación pianista-cantante clásico, solo la tengo en una cinta de Schubert, que no sé si he oído un par de veces (obligándome a ello, por cultura)... ME HUBIERA COMPRADO AYER  el disco de este autor si lo hubieran vendido a la salida por 15 euros.
Conociendo mi tacañería y que actualmente suelo comprar CD por cincuenta céntimos, está dicho bastante.