miércoles, 31 de enero de 2018

Escribir como terapia

Hace tiempo que utilizo mi condición de escritorzuelo como respuesta  frente a múltiples estímulos.

Muchas veces, y los que me leéis lo sabéis, estoy muy agradecido  a los artistas y deseo comunicarlo, también decírselo, porque procuro engancharlo a alguna página que vean, y deseo recomendároslo, (sí: tengo buenos deseos hacia vosotros, mis lectores).
Otras veces tengo un disgusto y escribiéndolo tomo perspectiva, lo racionalizo, casi nunca o nunca lo publico, pero me es útil aprovechar un sentimiento auténtico de indignación o derrota para hacer algo positivo como literatura, o algo así, pero el simple hecho de que me motive a la escritura es algo que me anima, que comienza a levantarme.

Hoy 31 de enero estoy escribiendo por hambre, por decirme a mí mismo públicamente que solo adelgazaré pasando un poco de hambre; aguantando. Tengo galletas en el cajón de la mesa donde trabajo y estoy resuelto a no acudir a ellas por mucho clamor de estómago que me quiera intimidar, por mucho que se me abra la boca, o me corra saliva por la lengua. He de vencer.

Quiero establecer con vosotros un compromiso; recientemente he visto hasta el 95 en la báscula, número que creí haber dejado atrás para siempre y tengo que volver a estar en los noventa, o un poco por debajo.
Soy consciente de que hoy me gasté este cartucho con vosotros porque esto no lo puedo hacer en muchos artículos, os aburriría y eso no puede ser.
Parece que estoy mejor, que puedo escapar a la tentación por esta mañana; Espero comenzar hoy un buen camino, una conquista.
Gracias

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