viernes, 9 de febrero de 2018

La especulación

Me va bien, hace 12 años que me va muy bien y, aunque no quiero tentar a la suerte, me voy metiendo en una edad más cómoda.
Estoy en condiciones de ayudar a los demás y lo hago, podría intentar mucho más para distribuir mi suerte en buenas causas o en buena gente; pero aún soy reservón y no descarto un revés hondo, una falta de trabajo por mucho tiempo. No quiero tampoco enumerar aquí los sucesos que sea capaz de imaginar y que nublarían mi futuro.
He invertido algo, razonablemente, en cosas tangibles como mi huerto y sus reformas, y en ampliar mi casa; ahora es un buen momento. No he ganado mucho, ni tampoco perdido con estas inversiones, pero es una forma de tener los ahorros, y no un número en el banco.
Mi coche va a cumplir 10 años, y también estoy muy contento, además de ser fiable y bueno, un Dacia Sandero resulta un signo de modestia, no me da miedo de que me lo roben, ni tampoco que, calculando lo que hay en su interior, rompan un cristal para buscar lo que haya en su maletero, tampoco me da miedo que un envidioso lo raye, y si lo rayase ahí se quedará su fechoría, pues el coche no es lucido. Ha sido una compra inteligente.

Ahora pasa esto del Bitcoin. No creo en ello, no creo en la especulación, ni en las corazonadas, el dinero cuesta ganarlo para vivir y no debe jugarse, no me parece ético hacerlo, porque algunas personas pierden y pueden perder con estos juegos. Parece también la avaricia y el deseo de parecer listo y restregárselo en la cara a los demás, quizá para que piquen. Hay gente que dice que es el futuro, como el guasap, pero el guasap hace algo por la comunicación de la gente, algo real, es un progreso.
Especular no es progreso, es una apuesta, una tozudez y una malicia.
Para alguien tan conservador como yo está vedado gastar en lotería de listos (o de tontos). Como dice el refrán "la mejor lotería es el trabajo y la economía".

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