viernes, 16 de marzo de 2018

No me gusta escribir de las obras culturales que no me gustan.

Pero hoy haré una excepción.
Estoy poniendo nuevas estanterías en casa, reorganizando mi biblioteca, porque hay demasiados libros aparcados en segunda fila y resulta que encontré un título mágico para mí, es mi último amor de verano: Burdeos. http://guerracivilenlas5villasdeavila.blogspot.com.es/2017/08/jaime-la-france-1.html 
Inmediatamente lo puse en mi mesilla de espera, y apuré la conclusión de Archipiélago Gulag.
El libro al principio me gustaba: sí, discurre una parte en Burdeos, por lo menos yo me he trasladado mentalmente a algunas de sus calles, pero tiene demasiados personajes. Hice un esfuerzo por acompañar a todos, por memorizarlos, porque pensaba que reaparecerían en algún momento y me abrocharían el relato.
Pues nada de eso: la autora Soledad Puértolas, que escribe bien -además, es de la Real Academia- pasa desde ahora a formar parte de mi lista negra de escritores que no van a robarme tiempo para leer a otros. La novela no tiene ni pies ni cabeza, son tres partes con una mínima conexión, esbozos de personajes que te hacen comenzar un camino; y al final del corto libro has comenzado quince o veinte vidas que no fueron a ninguna parte. Y te ha robado toda tu atención para nada, cuando estás llegando al final dices: esto es una estafa literaria.
Debía ser un valor seguro, la de una autora con fama, (y ese prestigio añadido de la Academia) y, sobre todo, que es una novela reeditada para una colección popular. No lo entiendo; a lo mejor me ha pillado en un mal momento, pero por si acaso me quedo con la enseñanza. Si vivo 83 años y medio, no pienso perder ni un solo minuto más con esta señora habiendo tanto que ver, escuchar, tocar, escribir o leer.

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