miércoles, 4 de abril de 2018

ES MUY DIFÍCIL GOBERNAR ESPAÑA

No es por lo díscolos que seamos los españoles, que en todas partes cuecen habas. Es la cuestión de la desigualdad y los privilegios lo que encabrona la situación. Existen lo que se llama las haciendas forales, que están en las provincias vascas y en Navarra. Las haciendas forales de esos lugares recaudan los mismos impuestos que el resto de los españoles; eso, grosso modo, no se puede variar mucho. Lo que sí varía es que esas haciendas recaudan su dinero y se lo quedan (todas las provincias tienen alto nivel de vida, además) y pactan periódicamente con el estado central cuánto “ponen” para gastos generales. Ahí está el germen racional del nacionalismo actual, otra comunidad autónoma con alto nivel de vida quisiera o quiso hacer lo mismo. Es muy difícil sostener esa contradicción, máxime cuando sucede que los ricos forales se hacen más ricos, pagan más sueldos a sus funcionarios y reparten más beneficios sociales y al resto no nos va tan bien, especialmente a Cataluña que sospecha que, con una hacienda foral, le iría mucho mejor.
La única solución es que la integración europea un día acabe con esta injusticia imponiendo una hacienda pública europea. Es lo justo y lo necesario, -más aún debe serlo con la globalización, deslocalizaciones, etc-, que no haya países con ventajas fiscales sobre los otros, porque se están llevando las matrices de  empresas tecnológicas; la mayoría tributan en Holanda, Luxemburgo o Irlanda.

Las envidias son muy malas. Estoy leyendo un libro sobre el "General Mola, el ególatra que provocó la guerr civil" donde late y -a mí me convence- la tesis de que la principal causa de que parte del ejército se alzara, son los recelos de y hacia los militares “africanistas”, que se habían beneficiado de ascensos meteóricos en el escalafón gracias a los méritos de la guerra colonial del Rif, sistema que había propiciado la monarquía, y que quería enmendar la república con la ley de Azaña. No quería perderlos esa hermandad de militares, favorecidos por la guerra de África, tan egoísta en preservar todos los escalafones y ascensos a su favor. 
De no haber existido, no nos hubieran lanzado a la guerra, pues las armas las tenían ellos y nadie más.

Una injusticia, porque sea histórica, no deja de ser injusticia.

A ver si ahora, que se van los del Brexit, la unión europea avanza en la justicia y nos echa una mano en superar este anacronismo español.

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